“Más vale tarde que nunca” parece ser la nueva frase de moda en los despachos de Hollywood. La nueva ola de nostalgia en la cultura pop ha provocado que, a pesar de que hayan pasado más de treinta años del estreno de la película original, los ejecutivos hayan dado luz verde a secuelas de marcas como Blade Runner, Mad Max, Top Gun o El resplandor. La última en subirse al carro de la “secuelitis” tardía ha sido El rey de Zamunda, la continuación que ya nadie esperaba ver de la comedia que consagró en 1988 a Eddie Murphy como la primera estrella afroamericana de alcance global. Amazon Prime Video estrenará la comedia el viernes después de pagar más de 125 millones de dólares por los derechos exclusivos de una película que iba a estrenar Paramount las pasadas navidades hasta que la pandemia desbarató sus planes.
El regreso del príncipe Akeem empezó hace cuatro años cuando Murphy, una estrella que había huido de la vida pública después de su nominación al Oscar por Dreamgirls en 2007, descolgó el teléfono. Al otro lado de la llamada estaban Barry W. Blaustein y David Sheffield, guionistas de la película original y colaboradores del actor desde sus primeros años en Saturday Night Live. Murphy, autor de la historia original de El príncipe de Zamunda, había tenido una idea: Akeem y Lisa siguen felizmente casados y tienen tres hijas. Cuando el rey de Zamunda muere y Akeem sube al trono, tiene que preocuparse por quién heredará el trono en un país donde las mujeres no pueden reinar. Ese obstáculo dio pie al giro de la historia: el nuevo monarca descubre que tiene un hijo bastardo en Estados Unidos y tiene que ir a buscarle para convencerle de que debe convertirse en el heredero de Zamunda.
Recuperando un clásico
El mundo es un lugar diferente al que descubrió fascinado a finales de los años ochenta la (ficticia) existencia de Zamunda, un reino caracterizado por la opulencia que rara vez es asociada con el continente africano. “El príncipe de Zamunda fue la primera producción de Hollywood que mostraba a la realeza con personas negras. Fue una película significativa que ayudó a cambiar las cosas”, insiste Craig Brewer, el director encargado de revivir unos personajes emblemáticos para la cultura pop en general y la comunidad afroamericana en particular.
El cineasta tenía 17 años en 1988. “Conocía a dos directores en esa época: Steven Spielberg y John Landis. El príncipe de Zamunda fue la primera vez que fui con mi padre al cine a ver una película de Eddie Murphy sabiendo quién era el director. Granujas a todo ritmo, Entre pillos anda el juego, Un hombre lobo americano en Londres,.. Debo mucho a las películas de Landis”, admite el director. “Desde 1984 hasta 1990 hubo una serie de películas que me inspiraron en Hustle & Flow, Black Snake Moan o Yo soy Dolemite. Todas usaban la música de una forma que trascendía a la propia película. A veces quería comprar la banda sonora para revivir la música de la película una y otra vez en tu cabeza”.
Buscando un heredero
“Yo tenía tres años cuando se estrenó la película”, recuerda Jermaine Fowler, el actor y humorista encargado de interpretar al improbable miembro de la familia real zamundesa. “No la vi hasta que tuve ocho o nueve años. Hay ciertas películas que te marcan cuando eres un niño y El príncipe de Zamunda fue una de ellas para mí. Es la película más citable de la historia. Yo sigo usando sus frases hoy en día”, confiesa un joven de 32 años que le arrebató la oportunidad de ser el hijo de Eddie Murphy a toda una generación de actores que crecieron idolatrando a una figura pública que demostró que los afroamericanos también tenían derecho a un trozo del jugoso pastel que repartía Hollywood. “Le robé el trabajo a mucha gente”, reconoce entre risas Fowler. “Muchos de mis amigos se presentaron a la película y no hablamos de ese tema desde entonces”.
En El rey de Zamunda la clásica fórmula de pez fuera del agua de la película original se invierte. Si en El príncipe de Zamunda el príncipe Akeem descubre la vulgar y fascinante América huyendo de sus compromisos familiares, en la secuela es su hijo bastardo el que viaja hasta África para enfrentarse a un reto y un país desconocidos para él. Era imprescindible encontrar al actor adecuado que sostuviera sobre sus hombros la trama tanto o más que Murphy. “Todo el mundo que se presentó al casting intentaba hacerme reír. Jermaine es increíblemente divertido, pero se centró en construir al personaje de forma honesta. Tiene una luz muy especial en los ojos”, recuerda el director sobre su primer encuentro con Fowler. “No soy uno de esos actores a los que llaman todo el tiempo para hacer pruebas”, reconoce el actor. “Me aseguré de darle importancia a los matices del personaje. Doy gracias a Eddie por abrirme las puertas y ponerme en esta posición. Hacer una película con él cierra el círculo para mí. Es una de las razones por las que hago lo que hago”.
La película en la que quería estar todo Hollywood
Fowler no es el único gran fichaje de El rey de Zamunda. “Recibía constantemente llamadas de gente con la que había trabajado”, admite un director que ha trabajado con actores como Taraji P. Henson, Samuel L. Jackson o Terrence Howard. “Entiendo perfectamente por qué querían salir. La película original significa mucho para muchos actores, especialmente en la comunidad afroamericana, pero no había personajes para todos”. Además de unos cameos que no conviene desvelar, se estrenan en esta película Leslie Jones (Saturday Night Live) como la madre del improbable heredero, Tracy Morgan (30 Rock) como el hermano de esta y Wesley Snipes (Blade) en el papel de villano, a su manera, de la función.
“Oh, sí, fue idea mía”, confiesa orgulloso Brewer en referencia a la incorporación de Snipes. “La primera vez que leí el guion ya había sugerencias de quién podría interpretar ese personaje. Incluso se pensó que el propio Eddie podía hacer ese personaje caracterizado. Después de hacer Yo soy Dolemite supe inmediatamente que quería a Wesley”. El actor, cuyo valor comercial se había resentido tras pasar más de dos años en la cárcel por evasión de impuestos, había trabajado con Murphy y el director en la película de Netflix que había iniciado el esperado regreso del actor de El profesor Dolittle en 2018.
Mirando a Wakanda
La primera película consiguió dos nominaciones a los Oscar en 1988: mejor maquillaje y mejor diseño de vestuario. Brewer tenía claro que visualmente la secuela tenía que mantener los estándares. “Todos los días insistía en que El rey de Zamunda tuviera un aspecto apabullante y unos valores de producción no de entonces, sino del mundo que representaría hoy Zamunda. Vivimos en un mundo en el que los niños ya saben lo que es Wakanda. Teníamos que prestar atención hasta el último detalle”. El gran fichaje detrás de las cámaras es Ruth E. Carter, la diseñadora de vestuario que ganó el Oscar por Black Panther y que esta misma semana hacía historia al ser la primera figurinista en recibir una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood desde la legendaria Edith Head.
“Antes de Black Panther estaba El príncipe de Zamunda”, destaca la actriz sudafricana Nomzamo Mbatha, olvidándose, seguramente por su juventud, de que Wakanda nació en los años 60 en las páginas de los cómics de Marvel. “La película se planteó lo que África podría llegar a ser. Es increíble lo que la película significó en la cultura pop, pero era imposible saber hace 30 años que estaríamos haciendo una secuela en 2021 más lujosa, más bella, más sofisticada... Creo que el mensaje de la película también tendrá relevancia para el continente, para la diáspora e incluso América”.
Conflictos del siglo XXI
“No sentí presión por recuperar a los personajes, pero sí intentaba que todo el mundo supiese lo importante que era la película. Incluso el estudio. Les pedía, por favor, que tuvieran claro que no solo pretendía hacer reír al espectador. Sí, queremos que sea divertida y entretenida, pero hay más en ella”, insiste el director. Además de las luchas internas de un heredero que no sabe si quiere serlo y un rey que no parece preparado para tomar las decisiones que pide su país una vez ha llegado al poder, El rey de Zamunda aborda el rol de las mujeres en la monarquía. La decisión de dar tres hijas a Akeem y Lisa había abierto un nuevo desafío dramático para la historia. Kenya Barris, guionista de la celebrada comedia familiar con toques de denuncia Black-ish, se incorporó al proyecto y se centró en desarrollar una declaración de intenciones feminista con el personaje de la hija mayor de la dinastía como protagonista. Habrá que viajar a Zamunda para comprobar el resultado de la apuesta.
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