Para pasar a la historia como una de las mejores películas que se han hecho no siempre es necesario cosechar muchos premios. Hay veces que solo el tiempo acabará otorgándole a algunos largometrajes el reconocimiento que siempre merecieron. Es el caso de El tercer hombre (1949), toda una leyenda del cine negro, que pasó más bien desapercibida en los Oscar.

Dirigida por el británico Carol Reed (Oliver, El ídolo caído), la película se sitúa en la ciudad de Viena, en el año 1947, cuando apenas había comenzado la Guerra Fría. El norteamericano Holly Martins (Joseph Cotten), un mediocre escritor de novelas del Oeste, llega a la capital austríaca cuando la ciudad está dividida en cuatro zonas ocupadas por los estados aliados de la II Guerra Mundial.

Holly va a visitar a Harry Lime (Orson Welles), un amigo de la infancia que le ha prometido trabajo. Pero su llegada coincide con el entierro de Harry, que ha muerto atropellado por un coche en plena calle. El jefe de la policía militar británica le hace saber a Martins que Lime estaba gravemente implicado en el mercado negro. Pero a Martins no le cuadra un detalle: todos dicen haber visto a dos hombres en el lugar del atropello intentando ayudar a Lime, pero un testigo asegura haber visto a un tercer hombre.

Como también ocurrió con otras producciones de la misma década, El tercer hombre fue y sigue siendo una película enormemente influyente, no solo por sus recursos estéticos -de entre los que destaca una impresionante fotografía en blanco y negro-, sino también por los narrativos, la interpretación del elenco y la tensión que se genera en la atmósfera.

Estos elementos han sabido perdurar desde aquellos años hasta el día de hoy, que se encuentran fácilmente en cualquier thriller de espionaje que se precie. Sin embargo, que estuvieran en una película de finales de los cuarenta es digno de reconocer, porque hacía que la película tuviera frescura y fuera atrevida para la época. Quizá por eso fue tan influyente entonces y ha inspirado a tantos largometrajes de los últimos años.

El estreno de El tercer hombre cuando apenas habían pasado cuatro años desde el final de la Segunda Guerra Mundial marcó el inicio de una nueva ola en el cine británico, que se empezó a impregnar del desencanto generalizado de la época. Había terminado un conflicto, pero el mundo seguía inmerso en una guerra.

Sin duda alguna, El tercer hombre es una de las mejores película de la historia del cine y llegó en un momento crucial, en el que el cine negro gozaba de una buena salud, o de la suficiente como para dar pie a la innovación. De las tres nominaciones al Oscar apenas recibió la de Mejor fotografía, pero esto no impidió que cineastas de todo el mundo se fijaran en el filme para seguir creando hasta el día de hoy.