Una pareja en crisis acaba en un pueblo en el que todos sus habitantes se comportan y cantan como si fueran los protagonistas de un viejo musical de los años 40. Salvo sorpresa mayúscula, tu respuesta instintiva a esa original premisa será también tu reacción a Schmigadoon!, una optimista y a ratos hilarante reflexión sobre el cambio y el amor que refuerza la apuesta de Apple TV+ por contenidos ligeros y optimistas en tiempos oscuros. Tras la emisión hoy de su último episodio, la serie se confirma como uno de los eventos seriéfilos del verano.
La comedia de Cinco Paul y Ken Daurio sigue los pasos de otros contenidos del catálogo de la plataforma que abrazan el lado brillante de la vida. Ted Lasso nos recordó que hay espacio para la amabilidad en las mejores comedias. Ciclos nos calentó el corazón con la historia de una pareja que tiene que superar mil y un obstáculos para cumplir su sueño de adoptar a un niño. Hasta Mythic Quest, una comedia construida sobre la brutalmente competitiva relación entre el director creativo de una empresa de videojuegos y su empleada más brillante, tocó el cielo con su empática mirada a las dificultades de la vida en cuarentena.
La aparentemente inofensiva Schmigadoon! es el nuevo caballo de Troya de la compañía en nuestros corazones. Especialmente para los seguidores de los musicales, quizás el género audiovisual que provoca una reacción más polarizante entre los espectadores. También es así con los protagonistas de la serie, a los que dan vida dos pesos pesados del humor en Estados Unidos como Cecily Strong (Saturday Night Live) y Keegan-Michael Kay (Key & Peele).
Melissa es irónica y una mujer del siglo XXI, pero no ha superado su obsesión por los musicales. Josh es práctico y a menudo inmaduro y, aunque ha visto Glee a espaldas del mundo, la idea de que alguien se ponga a cantar y bailar repentinamente en su presencia es su versión del infierno en la Tierra. Pero Schmigadoon no es la Tierra, necesariamente.
En los seis episodios que tiene la serie, nunca se llegan a explicar las reglas de su universo más allá de un simple mandamiento: no puedes abandonar el pueblo a no ser que lo hagas acompañado de tu amor verdadero. Tras cuatro años juntos, Josh y Melissa ya no están enamorados. El problema es que no parecen darse cuenta hasta que quedan atrapados en un mundo de cartón piedra y fondos digitales.
Entre los miembros ilustres de su nuevo hogar, destacan un alcalde que oculta al mundo su homosexualidad (su apellido, Menloves, es un buen ejemplo del humor tontorrón e irónico del que hace gala una y otra vez la serie), la controladora mujer del cura del pueblo que se niega a que los visitantes traigan consigo el libertinaje al vecindario, el seductor al que ninguna mujer puede resistirse, el encantador médico del pueblo que no procesa que una mujer también pueda dedicarse a lo mismo que él o la cariñosa profesora que ha sacrificado su vida privada para cuidar a sus alumnos.
Los secundarios de Schmigadoon!, más que personajes con un arco narrativo, son simples arquetipos que están al servicio de una idea (la vida antes era más sencilla, aunque era tan imperfecta como lo es hoy en día) y de un espectacular grupo de veteranos de Broadway que aprovecharon el triste cierre de los teatros por culpa del coronavirus para hacer apariciones tan testimoniales como memorables en Schmigadoon!.
Los fans de los musicales quedarán extasiados al ver las actuaciones a cargo del maestro de ceremonias de Cabaret, la nueva Anita de West Side Story, la primera Glinda de Wicked o el alter ego teatral de Ewan McGregor en Moulin Rouge!. A través de números en solitario, junto a Key y Strong o rodeados de un espectacular cuerpo de baile, Schmigadoon! es un vibrante y contagioso recordatorio de todo lo que nos hemos perdido en el último año.
Todos los valores de producción nos remiten directamente a un género que claramente veneran todos los involucrados en el proyecto. El uso de colores cálidos. La excesiva iluminación. El sobrecargado vestuario de los personajes. Por encima de todo, destaca la construcción de unos escenarios que reflejan la teatralidad de la escenografía de los musicales de antaño mientras le añade una capa digital que subraya la sensación de artificio para recordarnos que estamos asistiendo a una fantasía.
Con Schmigadoon!, Daurio y Paul crean una carta de amor a un musical que ya no existe y que la serie no tiene problema alguno en parodiar. Tras descubrir la preocupante falta de educación sexual que impera en el pueblo, Melissa decide dar una lección de anatomía a dos de los vecinos mientras interpreta La canción de la vagina, un memorable número que nos impedirá mirar con los mismos ojos Sonrisas y lágrimas, uno de los muchos clásicos referenciados a lo largo de la serie.
Otro momento memorable muestra a Aaron Tveit (un veterano de los escenarios al que hemos visto recientemente en The Good Fight) como un arrollador Don Juan que, por primera vez en su vida, muestra vulnerabilidad, se decide a sentar la cabeza y promete la Luna a su amante mientras ésta le quita hierro a lo que acaba de pasar.
Las escenas musicales de Schmigadoon! brillan más cuanto más abrazan la comedia: para bien o para mal, muchas de las canciones que suenan en la serie podrían formar parte fácilmente de uno de esos musicales que tan presente tienen los responsables de la serie. La parodia podría haber ido aún más lejos, como hacen Melissa y Josh cada vez que son testigos diferencias de los irónicos contrastes entre el mundo real y la anticuada fantasía a la que han ido a parar.
Cecily Strong es la intérprete más destacada del que puede ser su primer gran proyecto en su nueva etapa profesional. En septiembre se confirmará oficialmente si, tal y como dejaba intuir el último episodio, su novena temporada en Saturday Night Live fue la última como miembro del elenco fijo del legendario formato de humor. La actriz tiene más números musicales que nadie y, sobre todo, sabe jugar con las posibilidades metanarrativas de un personaje que es capaz de adelantarse a los acontecimientos que tienen lugar en el pueblo gracias a sus abundantes conocimientos musicales.
Sus compañeros de escena no se quedan atrás, aunque Keegan-Michael Key es víctima de tener entre manos el personaje recto y serio de la función. A pesar de que sus apariciones son fugaces, Alan Cumming, Jane Krakowski y el citado Aaron Tveit exprimen cada uno de sus segundos en pantalla.
Por momentos da rabia que Schmigadoon! sea tan corta, especialmente después de ver un final que parece cerrar para siempre la historia. Como han demostrado otras comedias recientes (Reyes de la noche, te miro a ti), seis episodios de media hora de duración puede que no sean suficientes para todas las comedias. Especialmente si en cada uno de tus capítulos hay cuatro canciones que fagocitan el desarrollo de los personajes y de la trama.
Ted Lasso vuelve por fin a Apple TV+ en una semana, pero el entrenador más entrañable de la televisión no debería ensombrecer a su compañera de catálogo y buenas sensaciones. Incluso si no eres un fan de los musicales, Schimagoon! es un chute de buen rollo y humor que merece ser descubierto en este verano seriéfilo.
La primera temporada completa de 'Schmigadoon!' se puede ver ya en Apple TV+.
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