La última vez que vimos The Morning show era marzo de 2020 en la ficción y noviembre de 2021 en la vida real. Desde la pandemia el tiempo es más relativo que nunca y parece que han pasado cinco años, pero si pensáis que en su vuelta a Apple TV+ con la tercera temporada la serie se iba a poner al día con la actualidad, poned el freno, porque sigue anclada en un pasado revisionista, al más puro estilo The Newsroom.

Es febrero de 2022, Apple TV+ aún no ha ganado el Oscar a mejor película con Coda, pero han pasado casi dos años desde que Alex (Jennifer Aniston) casi muere de Covid, y de aquel absurdo momento en el que Cory le dijo a Bradley (Reese Witherspoon) que estaba enamorado mientras recorrían las calles y hospitales de Nueva York buscando al hermano desaparecido de la periodista.  

Alex tiene ahora su propio programa de entrevistas, al estilo de Oprah Winfrey; Bradley es la presentadora titular de las noticias de la noche; y Cory está en negociaciones con un multimillonario para que compre la cadena, lo que activa las alarmas en la redacción, pues temen que con la llegada de dinero privado se acabe la libertad de prensa. 

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Ese multimillonario es Paul Marks (Jon Hamm), que se prepara para el despegue de Hyperion One, la nave con la que espera convertir el espacio en un destino turístico, en un primer viaje en el que estará a bordo Alex Levy para hacer una retransmisión en directo en The Morning Show.

Para hacer posible este esperado segmento, Alex lleva, por supuesto, varias semanas haciendo el entrenamiento requerido para hacer un viaje al espacio. Pero como lo que mejor sabe hacer esta serie es desafiar la lógica, a última hora Alex cambia de opinión y en su lugar viaja otra persona.

Esta persona no se ha entrenado, desconoce si tiene alguna condición médica que le impide someterse a las condiciones del viaje y no recibe ni una sola indicación antes de despegar. Parece ser que lo único que hace falta para estar fuera de órbita es ponerse un traje especial con el logo de la empresa. 

En otro episodio, un apagón repentino en todo el edificio, que podría ser o no causado por un ataque terrorista, corta la retransmisión y deja el estudio a oscuras. Los personajes preguntan "¿cuál es el procedimiento?" como si estuvieran en el episodio de The Office del falso incendio, y en medio del caos a cierta persona le parece que la mejor idea es subirse a un ascensor porque aún funciona. Lo que pasó después te sorprenderá. 

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Pero no tanto como la que es, hasta ahora, la secuencia más loca de toda la serie, en la que el espectador descubre que uno de los personajes estuvo presente en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 grabando imágenes con su móvil. Es uno de esos momentos en los que es inevitable preguntarse "¿y qué más?". Sin embargo, también es justo reconocer que esta trama conduce a la exploración de preguntas éticas interesantes. Su resolución, seguramente, será otra historia.

The Morning Show tiene tramas simplistas y predecibles adornadas con diálogos que rozan el ridículo el 90% de las veces, sin embargo, sus actores elevan el material haciendo equilibrios en una delgada línea entre solemnidad y autoconciencia, lo que la hace profundamente entretenida y adictiva. 

Jon Hamm, es la gran incorporación de esta temporada en el papel de un multimillonario, claramente inspirado en Elon Musk, pero diseñado como un Don Draper del siglo XXI, más leído, deconstruido y educado que la persona en que se basa y, perdonad la superficialidad, pero obviamente también más atractivo a la vista. Y la serie lo sabe.

Todo el elenco está estupendo, encabezado por sus protagonistas (y productoras de la serie), y seguido por Julianna Margulies, Holland Taylor (Cybill), Karen Pittman (Mia) y, especialmente en esta entrega, unas magníficas Greta Lee (Stella) y Nicole Beharie (Chris), a quienes les han dado bastante que hacer y están aprovechando la oportunidad al máximo. 

The Morning Show es un culebrón con valores de producción de series de prestigio, un subgénero televisivo tan respetable como cualquier otro, que es altamente disfrutable si se dejan las gafas de pasta en la mesa. Además, se nota que el dinero sobra y Apple TV+ no tiene problema en hacer alarde de ello. Si el espectador se concentra puede escuchar el "cachín" sumando en cada cambio de plano.