El 20 de noviembre se estrena Ocho apellidos catalanes, la esperada continuación del gran fenómeno del cine español, Ocho apellidos vascos, que en 2014 superó el récord de taquilla y espectadores que mantenía Lo imposible. Emilio Martínez-Lázaro vuelve a dirigir un guión de Borja Cobeaga y Diego San José, autores del primero. Un equipo indiscutible después de que aquella comedia estuviera 67 días seguidos en el número uno de la taquilla, congregara a casi 9.5 millones de espectadores y lograra recaudar 56,2 millones de euros.
Aunque la prensa aún no ha tenido oportunidad de ver la película -el director está trabajando en la edición-, ya hay un tráiler y fotos promocionales, además de algo de información sobre su argumento, rodaje, producción... Y personajes. Muchas miradas volverán a posarse sobre Clara Lago, Dani Rovira, Karra Elejalde y Carmen Machi. Pero hay nuevas incoraporaciones en este bestiario vasco-sevillano-catalán: Rosa María Sardá, Berto Romero y Belén Cuesta.
La abertzale abrupta
Clara Lago vuelve a ser Amaia, la novia vasca de la primera película. Brusca, con un carácter fuerte y un fondo tierno, lleva flequillo a lo abertzale y todos sus amigos vienen del ambiente más cerrado del pueblo en el que vive. Después de su romance con el sevillano Rafa en el primer filme, esta continuación arranca con ella en Barcelona: ha dejado a Rafa por Pau, un hipster catalán.
El gracioso sevillano
Chistoso como sólo puede serlo un sevillano, si hacemos caso a los tópicos -y de eso va esta serie-, Rafa era un camarero en la Feria de Abril. Allí conocía y se enamoraba de Amaia en la primera película. Abandonado en Ocho apellidos catalanes, viajará hasta Barcelona para reconquistar a su novia. Lo hará con la ayuda del padre de la novia, Koldo.
El pescador de Getaria
El suegro, por llamarlo de alguna forma. Toda la gracia de la primera entrega venía de su extremismo: Amaia temía que si su padre descubría que estaba saliendo con un sevillano, su cabreo sería mayúsculo. A este arrantzale (pescador) de buen comer no le vale cualquiera para su niña: el elegido debía tener un pedigrí de, al menos, ocho apellidos vascos. Con Rafa hizo una excepción. Pero un catalán, eso ya es otra cosa. Así que hasta la Semana Santa sevillana se irá el patrón de barco de Getaria a buscar a Rafa para que le eche una mano.
El 'hipster' catalán
Muy moderno. Con barba cuidada, gafapasta y camisas de flores. ¿Qué habrá visto Amaia en un tipo como Pau? Sólo lo saben los guionistas. Pero ha sido todo un flechazo: la película arranca con boda a la vista. Muy a la vista. Si hay un tipo capaz de reírse de este espécimen urbano tan típico de la Barcelona más cool -ojo, que en Madrid también los hay- ése es Berto Romero. "Es un hipster, un tío muy moderno. Un pintor reconocido, naturalmente en España. Y fuera también, a menos que se haya tirado un gran farol", deja caer como pista Emilio Martínez-Lázaro a EL ESPAÑOL. Él y Dani Rovira pugnarán por Amaia.
La abuela independentista
La Sardá. El artículo -la Sardá- lo dice todo, por más que a parte del feminismo no le guste y la propia RAE diga que es discriminatorio, pues nunca se usa el equivalente con actores. En este caso marca territorio: ¿hay alguna actriz de su generación y catalana, que pueda hacer como ella, con gracia y mala uva, una matriarca de la alta burguesía barcelonesa de carácter? Es la abuela, la yaya, como la llaman. Y es independentista de pura cepa. Aunque, advierte Martínez-Lázaro, "los personajes independentistas nunca están tomados en serio. Se hace bromas sobre ellos como se hacía sobre los nacionalistas vascos en la otra película".
La viuda españolista
Merche (Carmen Machi) tiene la casa llena de figuritas de flamencas y de toros. Por las paredes, banderas de España y banderolas de la Benemérita. Es el otro País Vasco, el españolista. Su marido, guardia civil, murió. Y quién le iba a decir que iba a acabar liada con un pescador rudo cercano al mundo abertzale. Maravillas de la ficción. La nueva entrega bucea un poco más en esa extraña pareja que son Merche y Koldo.
La 'wedding-planner'
¿Qué sería de una boda moderna sin una wedding-planner? Ese oficio que antes nadie parecía necesitar y que ahora se multiplica. Y ahí está Judit, dispuesta a que todo en el enlace entre Pau y Amaia esté in. Belén Cuesta, actriz sevillana que ya había trabajado con Martínez-Lázaro en La montaña rusa, es el nuevo rostro del grupo.
Producida por LaZona Films para Telecinco Cinema, con la colaboración de Mediaset España y Movistar+, la película ha sido rodada en Sevilla, Madrid, Girona y el Bajo Ampurdá. En su reparto cuenta de nuevo con los cómicos sevillanos Alfonso Sánchez y Alberto López, que interpretaban en Ocho apellidos vascos a los amigos del novio.