1. Con Sinister 2 montamos de nuevo en el tren de la bruja ideado por Scott Derrickson. Ahora con más saltitos y menos consistencia argumental.
2. Así, Blumhouse le endilga a la cartelera otro proyecto de terror microfinanciado y de macroéxito en taquilla.
3. Derrickson le cede el testigo a Ciarán Foy, de quien se ha dicho que era la persona idónea por el toque europeo en su previa Citadel.
4. Cabe preguntarse, claro, qué entienden los americanos Derrickson y Blum como sensibilidad estética europea.
5. El de en medio de Slipknot vuelve a aparecer para insuflarnos miedo, pero lo más que consigue es animarnos a escuchar metal nórdico.
6. Este trajeado hombre del saco quiere mirarse en el reflejo de Freddy Krueger, pero se queda en E.T. vestido de folclórica.
7. Tampoco nos causan las emociones adecuadas esos chicos del maíz, y algo tiene que ver ese innecesario CGI.
8. Se intenta hablar de la estética de la violencia, casando viejos formatos del celuloide con la propia historia del vampirismo cinematográfico.
9. Esto se hace evidente cuando los niños dejan que las snuff movies que ven en sus cinefórums privados les incrusten la semilla del mal.
10. Pero el discurso se desbarra por su agotamiento, su incapacidad para sugerir en vez de mostrar, como sí se apuntaba la primera parte.
11. Al menos esto sí lo reconocemos como chiste: al agente del bien, el espíritu se le aparece como publicidad en la web. El banner maldito.
12. Aunque la cosa más paranormal que ocurre en la película es ver una radio en AM que se sintoniza sola. Eso, y gente bebiendo flubber de un cáliz.
13. “Hacía mucho tiempo que no me sentía segura”, llega a decirle mamá en apuros al investigador solitario. La certidumbre.
14. A medida que avanza la cinta, una idea se nos va apareciendo: el cine de sustos es igual que el cine porno.
15. La historia marcha mediante clichés y tiempos bisagra que dosifican ese terror prometido por el que hemos entrado a la sala de cine.
16. Pero es inevitable desconectar del simulacro si nos hemos adelantado a los torpes movimientos de unos personajes que ni en los tebeos de Bruguera.
17. Porque sí, Sinister 2 es la clara muestra de extenuación de una fórmula de éxito de una predecesora que ni siquiera era tan buena.
18. Son en estas situaciones donde más sentimos que el cine, para algunos, no tiene nada que ver con el arte y sí mucho con el comercio.
19. Y decimos comercio porque esto no entra ni en la categoría de entretenimiento. En cuatro palabras: Sinister 2 es aburrida.
20. Pero Blumhouse lleva recaudados 27 millones y lo que te rondaré morena a la taquilla internacional. Y eso, más que la peli, sí que da miedo.