A comienzos de 1955 James Dean no era aún nadie. Le faltaban unos meses para estrenar Al Este del Edén y no le habían dado aún el papel de Rebelde sin causa. Era sólo una promesa, un chaval raro de 24 años. Dennis Stock, que tenía 26, era aún más nadie. Un fotógrafo freelance que hacía encargos para la agencia Magnum. Pero aquel nadie, con su cámara a cuestas, supo ver el brillo en Dean.
Él intuyó en aquel chaval tímido de Indiana, hijo de cuáqueros, la estrella que sería. Aunque fugaz. Siete meses después de inmortalizarle en una sesión de fotos hoy icónica que publicó la revista Life, Jimmy Dean vivió rápido y dejó un cadáver no tan hermoso en la carretera. Para Stock fue el trampolín para poder dedicarse al tipo de fotografía que anhelaba.
Piensen en James Dean y casi cualquier imagen que les venga a la mente pertenece al trabajo que realizó el fotógrafo en aquellas semanas en que lo acompañó por Nueva York primero, y a su granja familiar de Indiana, después. Bajo la lluvia con el cuello alzado en Times Square, dormido en la mesa de un garito, junto a un cerdo, leyendo revistas con su sobrino… Pero detrás de aquellos carretes hubo una historia. La de Stock persiguiendo al actor, ganándoselo, esforzándose por tener algo especial que ofrecer a la revista.
Eso es lo que muestra Life, la película que llega a los cines españoles el próximo 20 de noviembre con Robert Pattison como Stock y Dane DeHaan como Dean. Su director es otro fotógrafo famoso: Anton Corbijn. Durante años ha plasmado en fotos y vídeoclips a U2, Nirvana, los Rolling Stones y Depeche Mode, entre muchas otras celebridades, además de rodar el biopic Control (2007), sobre Ian Curtis, la primera de sus cuatro películas hasta la fecha. El artista holandés habló en Madrid con EL ESPAÑOL de cine y fotografía.
Life explora la relación entre James Dean y Dennis Stock. El actor trata de abrirse, de ser él mismo. Pero ese paso le cuesta más a Stock. ¿Es difícil para un fotógrafo romper esa barrera?
Si tratas de ponerte en el lugar de esa persona, probablemente te sitúes a la defensiva, porque en tu vida debes defenderte para lograr cierta privacidad. Entiendo totalmente eso. Por eso me enfado cuando la gente no te deja hacer algo, pero no tienes derecho a pedir ciertas cosas. Eso también hace que aquellas fotos de Dennis Stock de James Dean sean únicas. Logró mostrar dónde se había criado. Conseguir algo así, que un actor desconocido te dé acceso a esa clase de detalles tan privados, sería muy complicado hoy en día. Yo he tenido acceso a algunas personas en situaciones similares, pero entiendo que es bastante excepcional.
Tener un trabajo y ser un artista son dos cosas muy diferentes. Eso en gran medida es el tema de la película...
Para mí, en fotografía, ésa es la diferencia también entre lo digital y lo analógico. Yo aún trabajo en analógico. Le da a la fotografía una sensación de aventura. Veo a la gente que utiliza el digital y me parece que es sólo un trabajo. No me gusta. No quiero que para mí sea un oficio, sino una aventura.
Pero hay muchos fotógrafos famosos que hoy trabajan en digital. ¿No los ve como artistas sino como artesanos?
Sí. Bueno, algunos logran sacar una forma de arte de lo digital, como Thomas Ruff o Andreas Gursky… Pero lo que yo hago, retratos, me gusta que no sean demasiado precisos. Trato de que las emociones estén ahí, pero no tanto los detalles técnicos.
En el cine hay mucho dinero en juego. La fotografía es algo tan personal que la veo de forma diferente
¿Tampoco cree en el cine digital?
Eso es diferente. En el cine todo está ya listo. La fotografía es muy intuitiva, mientras que en el cine todo se prepara. Sólo tienes que tratar de reflejarlo lo mejor posible. Pero tiene mucho más de oficio que de aventura. Para mí, hacer un filme es una aventura, pero no lo es tanto en el momento preciso de rodar. Tienes que asegurarte de que todo sale bien. Hay mucho dinero en juego y no puedes volver a hacerlo. La fotografía es algo tan personal que la veo de forma diferente al cine.
Entonces, ¿sigue siendo esencialmente un fotógrafo más que un cineasta?
He intentado convertirme en director de cine. Pero es muy difícil rodar un filme hoy. Aunque digas que no quieres rodar en digital, el celuloide es muy caro y muchos laboratorios están cerrando. Tienes que mandar las cintas lejos y eso encarece los costes. Podría actuar según mis principios, decir: no voy a hacer la película si no es en analógico. Y entonces, seguramente... no la haría.
Si estuviera en 1955 y hubiera tenido la oportunidad de Stock, ¿habría perseguido como él persiguió a Dean? ¿Cómo habrían sido sus fotos?
Yo también he pedido a gente que me dejara fotografiarles… pero nunca con la determinación de Stock. Dudo que hubiera tomado las mismas fotografías. Su faceta documental es genial, pero yo no soy realmente ese tipo de fotógrafo. No sé si las mías habrían tenido el mismo valor. Es genial ver a James Dean en el ambiente de su granja. Dennis Stock era bueno en eso.
He leído que no le interesaba especialmente James Dean antes de rodar. En el filme parece un tipo comprometido con su arte. ¿Ha cambiado su opinión?
Sin duda. Al rodar llegas a conocer a la gente mucho mejor y a comprendí lo excepcional que fue en ese periodo. Pero yo nací en el mismo año del filme y crecí en una isla en Holanda. Dean no tuvo ningún papel en la vida de mis padres. No lo vi hasta que era un adolescente, en un póster. No estaba interesado en rodar un biopic, sino en la parte fotográfica de la historia. Y sólo quería retratar un periodo muy breve que nos informara de estos dos personajes y de cómo se influyeron mutuamente. De eso va la película.
Siempre me siento fascinado por el personaje que retrato. Pero trato de que la fotografía esté equilibrada, no mirar desde abajo
Lo otro que extraemos de la película es que probalemente Dean era algo excéntrico, como tantas estrellas del cine y del rock, especies que conoce bien. ¿Son humanos, a pesar de todo?
Sí, suelen tener una faceta de grandes ídolos, pero normalmente son gente interesante. Se salen de la norma. Eso, para mí, es fascinante.
¿Se permite a sí mismo dejarse fascinar por el personaje o, como fotógrafo, necesita mantener una distancia?
Siempre me siento fascinado, pero cuando hago una fotografía trato de que esté equilibrada. De no mirar a la gente desde abajo. No es una buena perspectiva para trabajar. Si admiras a alguien demasiado, es difícil hacerlo.
¿Cómo trabaja? ¿Cómo toma decisiones para cada imagen, cada vídeoclip?
En general, las ideas se me ocurren bastante rápido. No tengo un sistema. ¡Unas veces llegan muy rápido y otras no llegan! Pero si trato de elaborarlas mucho, no suele funcionar. No tengo método. Trato de no tenerlo: en el momento en que intentas aplicar uno el resultado empieza a ser menos espontáneo.
Muchos fotógrafos sienten devoción por sus cámaras y todo lo que pueden hacer. A mí siempre me han dejado indiferente
¿Dónde está para usted la línea divisoria entre el arte y el trabajo?
Necesitas un poco de artesanía para hacer cualquier cosa. Pero el no tener esos conocimientos me ha llevado a encontrar mi propio camino al hacer fotos. Luego la gente habla de tu estilo. Pero, básicamente, ha sido mi incapacidad para hacerlo de ninguna otra forma. Mi falta de habilidad se ha convertido en mi mayor virtud. Lo artesanal es estupendo si quieres fabricar algo. Pero en las artes no lo es tanto. Muchos fotógrafos que conozco sienten devoción por sus cámaras y todo lo que pueden hacer. A mí siempre me han dejado indiferente. Quizá por eso me gustan tanto los pintores, o los músicos, pero especialmente los pintores. Hacen cosas increíbles sin todos esos aparatos. Ésa es mi gran frustración, porque soy incapaz de hacer cosas así. Me hubiera encantado ser un pintor.