Esperanza Spalding en La Riviera de Madrid. / Dani Pozo

Esperanza Spalding en La Riviera de Madrid. / Dani Pozo

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La metamorfosis de Esperanza Spalding

El concierto de la americana en la Riviera fue un espectáculo polifacético, a medio camino entre la música, el teatro y la poesía

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No hubo sólo música. Hubo poesía, teatro y una Esperanza Spalding metamorfoseada en Emily, un alter ego –que es en realidad su segundo nombre- que da voz y cuerpo a su nuevo disco. Esperanza llevaba el pelo a lo afro, Emily lo lleva en largas trencitas, recogidas en la nuca y gafas rojas. Esperanza sonaba más a jazz, Emily evoca el rock, el pop y el funk. Pero la voz y el poderío del espectáculo siguen intactos.

Emily's D+Evolution, incluido en el Festival de Jazz de Madrid, es un show polifacético, donde cada canción tiene una historia que encadena perfectamente con la siguiente. Spalding las explica con una pequeña introducción, entre lo poético y lo teatral, encarnando distintos papeles. Por el escenario de la Riviera, pasó desde su lado más espiritual, actuando al compás del sonido de unos sinos de iglesia en Earth to Heaven, a su versión más irónica, simulando una ceremonia de graduación al son de Pompa y Circunstancia, mientras declara “educación es poder”.

El espectáculo fue una explosión de sonido en todo momento, con la voz y el bajo de Spalding como guías, acompañados de los coros de Emily Elbert y Corey King, la batería de Justin Tyson y la guitarra de Matt Stevens. Los sintetizadores, las distorsiones de sonido y el juego de luces en el escenario ayudaron a crear esa atmósfera teatral que daba a cada canción una vida propia.

Espernza Spalding en el concierto de este lunes.

Espernza Spalding en el concierto de este lunes. Dani Pozo

Por dos veces, Spalding se enganchó en un duelo con Tyson y Stevens, por largos minutos, los únicos momentos con deje de improvisación, en los que el público se atrevió a intervenir. Por lo demás, la platea fue más bien un espectador pasivo de un espectáculo potente y bien preparado.

La cantante fue desfilando por el escenario, unas veces dando forma a la crítica social “Ya sabéis como es la economía, que a veces sube y a veces baja y yo soy el operario de ese ascensor”, otras dando largas a su faceta más emotiva, en canciones como Unconditional love y Funk the fear. Vistió la piel de una docena de personajes, hasta quedarse sola en el escenario, cantando con su bajo, primero, y simplemente a capella, después.

Hubo tiempo aún para escuchar el single One, del disco que saldrá en primavera, y que deja entrever que seguirá en la misma línea más rockera. Cuatro años han pasado desde que Esperanza Spalding ganó el Grammy a la artista revelación, convirtiéndose en la primera cantante del género en hacerse con el galardón. Esperanza ha crecido, ha mutado, pero uno intuye que tiene aún muchas caras por desvelar.