1. Es difícil afirmar que estemos ante la película más importante del año, pero no nos cuesta tanto garantizaros que es sin duda la más bella.
2. Hou Hsiao-Hsien es uno de los directores orientales más relevantes en el panorama del cine de autor, y vuelve tras 8 años de silencio fílmico.
3. Durante ese tiempo ha estado presidiendo el Festival de Cine de Taipei. El resto del tiempo, invertido plenamente en idear The Assassin.
4. ¿El objetivo? Readaptar el género Wu-xia a las claves personales del universo privado de Hou. Cuatro espadazos contados en toda la película.
5. De hecho, Hou es uno de los mayores estandartes de la Nueva Ola Taiwanesa, paradigma del cine contemplativo. Porque todo viene de Ozu.
6. En ese sentido nos parece que pertenece a la categoría de fraude lo que han vendido desde el tráiler internacional. ¡Pobres espectadores!
7. Porque no se trata de lucha externa, sino interna. No de coreografías pirotécnicas, sino de movimientos reflexionados y simbólicos.
8. No hay rastro de la artificiosidad de Zhang Yimou. Tampoco del despliegue de medios de Ang Lee. La acción ocurrirá casi siempre en fuera de campo.
9. Antes de proseguir hay que dejar una cosa clara: si eres de los que no soportan perderse claves del argumento, NO veas esta película.
10. Porque tras un proceso de hipercondensación, HHH ha reducido su larguísimo metraje a 100 minutos donde se esfuma bastante apoyo narrativo.
11. Que si es por trama, es la de una asesina entrenada para decapitar a la corrupta dinastía Tang. Matar a su primo. Su amor de la infancia.
12. Una brillante mujer (la musa de HHH, Shu Qui) que es víctima y verdugo, un eslabón más de un mundo que la ha llevado hasta el límite moral.
13. Pero The Assassin en realidad son velos, cortinas, columnas, velas, lámparas, vestidos. Miradas y silencios. Una China en brumas.
14. Su depuración estilística crea cuadros que son una fuente inagotable de estímulos. HHH actúa de celestina para citarnos con Stendhal.
15. Así, el hermetismo de su historia y de los códigos nacionales se contrarresta con ese naturalismo preciosista cuasidivino.
16. Mucha culpa tiene también Mark Lee Pin, que se ha ganado el boleto para pasar a los anales de la dirección de fotografía más vistosa del cine.
17. ¿Es posible que los personajes se estén fusionando con los paisajes? Eso es: aquí la mirada es antropológica.
18. Al final The Assassin es producto de la evolución formal de Hou. Un vaciamiento casi total de esas “tomas densas” marca de la casa.
19. No nos engañemos: no es jade todo lo que reluce ni para todos los gustos será esta experiencia hipnótica que algunos defienden es universal.
20. Pero todo este contexto extrafílmico es lo de menos. Hay que visitar ese palacio de la estética que es The Assassin. Una cita imperdible.