Cuando uno piensa en Robert Redford y Nick Nolte, la imagen que recuerda es la de esos dos chicos rubios, altos, de mandíbula marcada y ojos azules, que fueron iconos del cine americano allá por los setenta. Los mitos no envejecen. Por eso cuesta pensar que los dos actores rozan los 80. Que la vida les ha marcado el rostro con arrugas y tienen achaques propios de la edad. Un paseo por el bosque, la nueva película de Ken Kwapis, que se estrena este viernes, pone de manifiesto el pasar de los años a través de un viaje emprendido por dos hombres cuya amistad quedó aparcada en el pasado.
“Lo que hace este filme único es que habla sobre envejecer, Hollywood no hace películas sobre gente mayor. Es una producción intima, emocional, que habla de volver a conectar con personas que han estado presentes en tu vida en algún momento”, cuenta el director por teléfono a EL ESPAÑOL.
La película se basa en el libro autobiográfico de Bill Bryson (Robert Redford), el escritor de viajes que decide recorrer los más de 3.500 km del sendero de los Apalaches, una ruta al este de Estados Unidos. Stephen Katz (Nick Nolte) es el amigo que se invita a acompañarle. “Es una viaje a través del bosque, pero también es un viaje interior, sobre dos personas que en determinado punto de su vida se preguntan dónde están y cómo han llegado ahí. Se cuestionan los caminos que han elegido”.
Bryson y Katz son dos opuestos. El escritor es el prototipo de hombre de éxito americano, con una carrera sólida, casado, con una casa y una familia de película. Katz es el desorden personificado. “Por eso funcionan tan bien en pantalla. Redford es la imagen del triunfador y Nolte es más desaliñado. No digo que sea como Katz, pero entiende a estos personajes cuya vida es un desastre desde el punto de vista convencional. Katz es alguien que no es capaz de mantener su trabajo, que está luchando por dejar su adicción al alcohol, que tomaba drogas, es mujeriego, todas sus relaciones fallaron… Nolte le da un alma importante”.
Paul Newman
Originalmente, este papel era para Paul Newman. La primera vez que leyó Un paseo por el bosque, Robert Redford, que es también el productor de la película, se enamoró de la historia y quiso llevarla a la gran pantalla de inmediato, pensando en Newman como compañero de viaje. Pero, al poco tiempo, el actor enfermó y murió. “Redford no era capaz de imaginarse a nadie más en ese papel así que aparcó el proyecto durante un tiempo. Algunos años más tarde, cuando trabajó con Nolte [Pacto de silencio], se dio cuenta de que era perfecto para el papel de Katz”.
El mayor reto era hacer que estos dos personajes sean tan magnéticos que la gente quiera pasar tiempo con ellos
La trama es sencilla y ahí residía uno de los mayores retos de Kwapis: “No hay misterio, no es una película de acción… son dos hombres que caminan por el bosque y no muy rápido”, dice entre risas. “¿Qué hace una historia como ésta interesante? No se han visto en décadas y están intentando recuperar su amistad. Y eso es todo lo que tienes para mantener a la audiencia pegada a la pantalla. Éste era el mayor reto. Hacer que estos dos personajes sean tan magnéticos que la gente quiera pasar tiempo con ellos. Aunque, claro, tengo dos de los mejores actores americanos”.
Redford y Nolte llevan al espectador de la mano y le enredan en conversaciones transcendentales o mundanas, en escenas intimistas y cómicas. Es una historia simple, pero funciona en la pantalla. “La mayor parte del trabajo de Redford ha sido en papeles dramáticos, muy pocas veces la audiencia le ha visto en otro tipo de actuaciones. Esta película le da la oportunidad de demostrar su talento en los terrenos de la comedia”.
Reto físico
Para los dos actores, el reto era también físico, ya que las escenas exigían concentración no solo en el guión, sino también en el recorrido. “Ya no son jovencitos y tenían largos diálogos emotivos mientras caminaban sendero arriba. Tuvieron que hacer esas escenas una y otra vez hasta que conseguimos el plano correcto. Redford está en muy buena forma, pero fue duro”. La química entre los dos es evidente y la película fluye a través de las conversaciones, los guiños y las anécdotas de juventud. “Un buen actor sabe cómo conseguir mucho haciendo muy poco. Los dos tienen esa capacidad extraordinaria de contar toda la historia con un pequeño gesto”.
Tan importante como los dos personajes centrales es el sendero de los Apalaches, que recorre 14 de los estados de EEUU, y roba parte del protagonismo de la película. Es ahí donde reside, en parte, su belleza y lo que ayudó a cautivar la mirada de Kwapis. “Me encantaba la idea de contar una historia donde la naturaleza tiene una presencia tan importante. Ahora mismo, con el cambio climático en el centro de las preocupaciones, era importante contar una historia que hiciera que las personas abrieran los ojos y contemplaran el mundo maravilloso que tienen delante”, dice el director. “Que dejen el móvil, el ordenador, las redes sociales y que vayan a caminar por el bosque”.