Con la adaptación de Nuestro Hombre en La Habana, el clásico de Graham Greene, Cuba se cerró a las grandes producciones cinematográficas. Ernest Hemingway, que dejó la isla empujado por la Revolución de Fidel Castro, allana ahora el camino para el retorno de los cineastas de Hollywood. Papa, un filme documental sobre la última etapa del gran literato en Cuba, es la primera co-producción estadounidense de alto presupuesto que se ha rodado en el enclave antillano desde 1959.
El embargo de EEUU contra Cuba aún sigue en pie, pero el deshielo en las relaciones entre ambos países está taladrando segmentos del bloqueo económico. Washington mantiene el veto sobre el cine de ficción a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), pero entre las reformas anunciadas por el presidente Barack Obama se autoriza producir en Cuba trabajos “informativos”. Esta grieta permitió a Bob Yari, estadounidense de origen iraní, sacar adelante su filme sobre Hemingway, que se proyectó este mes en la Habana en el marco del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoaméricano.
Papa cuenta la relación entre el escritor y el reportero Denne Bart Petitclerc a partir de su encuentro en La Habana, cuando las tropas de Castro lanzaron el asalto definitivo contra el régimen de Fulgencio Batista. La Revolución es el telón de fondo en esta exploración del deterioro mental y físico de Hemingway, quien finalmente se pegó un tiro mortal en su casa de Idaho, en 1961.
Yari se adentra con la cámara en todos los famosos enclaves transitados por el escritor y su cuarta esposa, la escritora Mary Welsh, desde su residencia en la Finca Vigia al palacio presidencial reconvertido en Museo de la Revolución o el bar El Floridita. Adrian Sparks interpreta al autor de El Viejo y el Mar junto a la británica Joely Richardson y Giovanni Ribisi en el papel de periodista. El guión está basado en las memorias de Peticlerck, quien dejó el texto prácticamente acabado antes de morir de un cáncer en 2006.
Papa presume de ser la primera producción de Hollywood rodada en Cuba desde los años 60. Pero un filme estadounidense más modesto, Sin Alas, realizado en la isla por Ben Chance, se estrenó incluso antes, el pasado junio, en el Festival de los Angeles. Esta inevitable carrera por sacar partido del manantial cubano ha llevado a Alexandra Halkin, directora de Americas Media Initiative (AMI), organización que promociona el contacto entre cineastas americanos y la difusión internacional del cine cubano, a reprochar la “fiebre del oro” que sufren sus colegas estadounidenses.
Hay muchas producciones en camino. El ambiente es positivo dentro de las normativas establecidas y la necesidad de solicitar permisos tanto en Cuba como en la OFAC
Hollywood intenta acortar distancias con los europeos. La candidatura irlandesa a los Oscar en lengua extranjera es, precisamente, una película rodada en castellano en La Habana. Viva, del realizador Paddy Beathnach, explora las inquietudes de un artista transformista (Hector Medina) y los problemas con su padre (Jorge Perugorrria).
También España ha aterrizado con fuerza en la isla caribeña este año. Felix Viscarret, director de Bajo las estrellas, mueve las cuerdas de un triple proyecto para cine y televisión. En su segundo trabajo en dirección está adaptando Vientos de Cuaresma, la última entrega de la trilogía Las cuatro estaciones del autor cubano Leonardo Padura. Se habla además de hacer una miniserie con los tomos anteriores.
“Hay muchas producciones en camino. El ambiente es positivo dentro de las normativas establecidas y la necesidad de solicitar permisos tanto en Cuba como en la OFAC”, señala Rosa Bosch, consejera fundadora de la productora Cuban Star, con oficinas en La Habana y Londres. Veterana productora de cine, tanto en Reino Unido como en Latinoamérica, está desarrollando dos proyectos centrados en la relación con Cuba de Winston Churchill y Graham Greeene, respectivamente. También está colaborando con Norman Foster en la adaptación del libro que el arquitecto escribió con Mauricio Vicent, Havana. Autos and Architecture.
La “fiebre del oro” no afecta solo a cineastas internacionales. Annie Leibovitz fotografió en Cuba a Rihanna para la portada y páginas interiores de Vanity Fair, este pasado octubre. El chef estrella de la CNN, Anthony Bourdain, dedicó un programa a la cocina cubana y, entre otros grandes de la televisión estadounidense, Conan O'Brien presentó un especial de su revista en la isla bloqueada por Washington desde 1960.
En el Festival de cine latinoamericano, que se clausura este domingo en la Habana, Etham Hawke, Scott Burns y otros actores y guionistas participaron en talleres organizados por Sundance. Prácticamente todos declararon su deseo de regresar a la isla con proyectos de cine o televisión, según informó la prensa local. Por otro lado, la AMI prepara un viaje de cineastas a Cuba el próximo enero con el expreso objetivo de presionar a la administración Obama para que relaje las estrictas imposiciones del embargo contra el régimen castrista.