El actor Will Smith ha sido el último en confirmar que no acudirá a la próxima ceremonia de entrega de los premios Oscar. Se suma de este modo a su esposa, la actriz Jada Pinkett, y al director Spike Lee quienes ya habían anunciado su decisión de no asistir a la ceremonia como gesto de protesta contra la lista de nominados a los premios: por segundo año consecutivo, no se ha incluido a ningún actor de color en las cuatro categorías de mejor actor y mejor actriz, principal y de reparto.
La actriz británica Charlotte Rampling, nominada al Oscar por su interpretación en la película 45 años, declaraba hace unas horas a una radio británica que en su opinión: “Boicotear los Oscar es racismo contra los blancos”. Añadiendo que, aunque resulta difícil saberlo, tal vez este año los intérpretes negros no se merecían nominaciones.
Charlotte Rampling asegura que boicotear los Oscar es racismo contra los blancos
“Me siento ofendido cuando oigo que nos están llamando racistas”, declaraba hace unos días de forma anónima a la revista Hollywood Reporter un miembro de la Academia, cuyos miembros se encargan de votar las nominaciones y los premios. “La raza no tuvo nada que ver con mis decisiones a la hora de votar las nominaciones. De hecho, nominé a una persona de color para uno de los premios”.
Es probable que otros muchos académicos actuaran como él: carentes de prejuicios, que dicen votar sólo en base a criterios artísticos o, al menos, no en base a criterios raciales. Pero la exclusión histórica de actores de color, tanto en nominaciones como en premios, es un hecho. ¿Quiere eso decir que la mayoría de académicos son racistas, que la industria cinematográfica, en su conjunto, es racista? ¿Más que el resto de las instituciones sociales de EEUU?
En la última semana, las críticas contra la Academia y la industria han rebasado, además, la disputa racial entre blancos y negros. Como ya se contaba en este diario hace unos días, se han ido sumando cada vez más voces de protesta que recuerdan que una marginación parecida sufren minorías raciales (como los hispanos, los asiáticos o los nativos americanos) y sexuales. Por no hablar de la sistemática marginación salarial de las mujeres o su falta de oportunidades en la industria a partir de una cierta edad o un determinado peso. ¿Es Hollywood también misógino? El debate no es nuevo
Un país que no existe
¿Muestran las producciones de Hollywood un país que no existe? En torno a un 40% de la población estadounidense pertenece a alguna de las minorías étnicas: afroamericanos, latinos, asiáticos, nativos americanos, etc. Las previsiones demográficas afirman que en unas pocas décadas se irá incrementando hasta superar el 50%. California es un ejemplo. Por primera vez en la historia reciente –su territorio fue mexicano hasta 1848- los que se declararon hispanos en el censo de 2015 ya superaron a los que se declaran blancos, y en el censo no se contabilizan a los migrantes sin papeles, la inmensa mayoría mexicanos, cuyo número podría superar los 2 millones.
El porcentaje de trabajadores perteneciente a alguna de las minorías étnicas empleados por la industria es muy inferior a su peso demográfico
Según un informe de un centro de estudios afroamericanos de la Universidad de UCLA, publicado en 2015, esta diversidad demográfica no se refleja en la mayoría de las producciones de Hollywood. Basándose en un análisis de 200 películas, estrenadas entre 2012 y 2013, y de los programas televisivos emitidos durante esos dos años, el informe confirma que el porcentaje de trabajadores perteneciente a alguna de las minorías étnicas empleados por la industria es muy inferior a su peso demográfico. La desproporción es aún mayor cuando se habla de los creadores de esos espectáculos.
Por lo que respecta a la infrarrepresentación de las mujeres, los datos son aún peores, con menos progresos en los últimos años, salvo en categorías como directoras de películas y escritoras de guiones. Progresos mínimos, en todo caso: respecto a su peso demográfico, el número de mujeres directoras de películas es aún ocho veces inferior al que les correspondería en un escenario de paridad.
La presidenta de la Academia, la afroamericana Cheryl Boone Isaacs, afirma que la el organismo quiere liderar el cambio sin esperar a la industria
El pasado jueves, la Academia aprobó cambios en sus estatutos con la intención de aumentar la diversidad de sus nuevos miembros y de su junta directiva. Hasta ahora, los miembros de la Academia lo eran a título vitalicio. A partir de este año, sólo estarán en activo durante 10 años, renovables sólo si el académico se ha mantenido en activo durante ese tiempo. Sólo se convertirá en vitalicia cuando se gane un premio -o se reciba una nominación- y cuando se sumen tres mandatos consecutivos de una década.
Esta medida se aplicará retroactivamente a los actuales miembros, a los que se les podrá retirar su derecho de voto si no se mantienen en activo, pasando en ese caso a ser miembros honorarios sin derecho a voto. La presidenta de la Academia, la afroamericana Cheryl Boone Isaacs, afirma que la el organismo quiere liderar el cambio sin esperar a que la industria comience a tomar las medidas oportunas. En ese sentido, Isaacs también ha anunciado que se crearán tres nuevos sillones en la junta directiva de la Academia, cuyos representantes serán elegidos directamente por la presidencia de la Academia y ratificados por la junta.
Papeles e historias discriminatorias
“Lo único que diferencia a una mujer de color de cualquier otra persona es la falta de oportunidades”, afirmó hace unos meses la veterana actriz Viola Davis en su emotivo discurso de aceptación del premio Emmy como mejor actriz principal de una serie dramática. La primeva actriz de color que ganaba ese premio. “No puedes ganar un Emmy por papeles que simplemente no existen”.
En otras palabras, el problema de la exclusión de negros –o hispanos o asiáticos o nativos americanos- no es responsabilidad exclusiva de la Academia, el último eslabón de la industria (sección de marketing). Las películas y series que se hacen los incluyen poco entre sus repartos. Mucho menos, en papeles principales. Y aún menos en papeles que rompan con los estereotipos.
Lean las obras del escritor Sherman Alexie: los indios existen, incluso fuera de las reservas con casinos
El ejemplo más obvio tal vez sea el de los nativos americanos en el cine: extraño verlos salvo en películas históricas del Oeste, y más extraño aún que en esas películas no sean “los salvajes”. Lean las obras del escritor Sherman Alexie: los indios existen, incluso fuera de las reservas con casinos. Una reflexión similar se podría hacer también sobre el modo de representar a la población blanca que malvive en los arcenes del sueño americano.
Por lo que respecta a la inclusión de actores en papeles de peso, con roles significativos más allá de estereotipos, Davis agradeció en su discurso el trabajo de algunos escritores de guiones que, de un modo más inclusivo, están “redefiniendo qué significa ser bonita y sexy, ser una mujer de referencia, ser negra”. Un redefinición que espera también al resto de minorías y a las mujeres, relegadas a papeles menos relevantes que los hombres, incluso cuando hablamos de actrices protagonistas. No sólo se trata de aumentar la inclusión cuantitativa.
Malas y buenas noticias
El estudio de la Universidad de UCLA reconoce que las causas para que la industria sea discriminatoria son muchas, complejas, y difíciles de resolver. Se señala como dato importante que el 94% de los presidentes de los estudios sean blancos, el 100% hombres. Cifras parecidas a las de los altos ejecutivos: 92% blancos, 83% hombres. En las televisiones el panorama es similar. Como escribió Spike Lee en su mensaje de Instagram en el que anunciaba su boicot a la ceremonia de los Oscars: las minorías étnicas y las mujeres no están en las salas en las que se toman las decisiones.
La propia naturaleza de la industria, apunta el informe como hipótesis, hace que cuando estos ejecutivos se embarcan en proyectos, que en el sector siempre cuentan con un alto grado de riesgo económico, prefieran estar rodeados por otras personas con las cuales tengan más en común, con los que se sientan más “cómodos”.
Las películas más beneficiosas en taquilla con las que tienen elencos más diversos, en cuanto a raza y género
El estudio también ofrece buenas noticias, aunque no tienen que ver con los principios ni con los valores, sino con el dinero, el motor y el fin (casi exclusivo) de la industria. De las películas analizadas, las que más retornos sobre la inversión recibieron fueron las que incluían elencos más diversos, en cuanto a raza y género.
En televisión, las audiencias más elevadas las recibieron programas y series en las que se reflejaba la diversidad racial del país. ¿Estamos hablando de productos de calidad? El estudio no se ocupó de esa cuestión. Es un asunto que, de momento, no se ha situado en el centro del debate.