Íñigo Méndez de Vigo irá a los Goya. Y lo hará “con gusto” porque le encanta “la gente del cine y el cine” -especialmente si es de 'barrio'. El ministro está tranquilo. Lleva seis meses sin generar problemas, medio año de turista cultural. Por si acaso ya ha mandado un recado al sector: “No me montarán el numerito”.
“Los actores son gente muy educada, a mí siempre me han tratado con mucho respeto y con afecto. Y no creo que lo hagan...¿Por qué van a hacerlo?”. Claro, ¿por qué iban a quejarse? ¿Cuáles son los problemas de los actores que no sabe el Ministro de Cultura? ¿Por qué van a dejar de tratar con educación a quien tanto se ha preocupado por ellos?
Según datos del sindicato de actores el paro del sector asciende al 75%, y el 54% no llega al salario mínimo. La mayoría no puede cobrar una prestación por desempleo debido a la intermitencia de su trabajo. Debido a esto no pueden elegir representantes sindicales que negocien sus convenios, ya que la ley exige seis meses de antigüedad en el mismo centro de trabajo, algo irreal en el mundo de la interpretación.
Antonio Resines, el presidente de la Academia de Cine, este año tiene un "marrón" de proporciones gigantes: tendrá que elegir entre mirar a los problemas a la cara o esconder las miserias. Especialmente este año, cuando la industria ha quedado tocada por el fraude del taquillazo.
La reforma de la Ley del Cine, los incentivos fiscales, el IVA cultural... Son muchos los motivos para que Resines haga un discurso reivindicativo
La compra de entradas por parte de los productores de la vieja escuela del cine español para llevarse las ayudas a la amortización afecta a todos los sectores del cine español, también a la institución que él dirige, ya que su expresidente, Enrique González Macho, ha sido imputado. Resines es amigo del anterior responsable, y durante su mandato ya era vicepresidente de la Academia. Este problema que ha lastrado la imagen pública de nuestras películas y que ha servido para que aquellos que atacan al cine español tengan nuevos argumentos, debería ser condenado de forma abierta en la gala.
La Academia de Cine mandó un escueto comunicado en medio de la polémica desvinculándose del fraude, pero ahora, delante de millones de espectadores es la oportunidad para demostrar que esas prácticas pertenecen a una época pasada. El momento para mostrarse firmes y enseñar las quejas del sector es inmejorable, con toda la plana mayor de los partidos políticos presente y sin saber quién será el nuevo presidente del Gobierno.
Una reforma a medias
El fraude en las subvenciones ha tapado el resto de reivindicaciones de la industria, que el año pasado ha visto como por fin llegaba la ansiada reforma de la Ley del Cine, y lo hacía decepcionando a casi todos. De primeras se bajaba la cantidad máxima que podía percibir cada película, a la que imponía condiciones como asegurar el estreno en un número determinado de salas para poder acceder a ellas, tener 'atada' cierta parte de la financiación y demostrar la solvencia de la empresa.
Los productores pequeños denuncian que se favorece un 'cine de ricos' como el que hacen las televisiones privadas y se penaliza a las producciones independientes que no cuentan con toda la maquinaria industrial y promocional de los grandes grupos. Todo esto unido a que con el actual presupuesto destinado a las ayudas al cine (60 millones) se tienen que pagar las subvenciones de los filmes estrenados en 2014 y que se acogen a la normativa anterior a la reforma, y las producidas en 2016 que reciben su dinero a priori según el nuevo texto.
Ni siquiera la Confederación de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE), que fue un miembro activo en las negociaciones, terminó conforme. Creen que la reforma aprobada es "mínima" y que las modificaciones se hicieron con carácter "precipitado" para que entraran en vigor el pasado enero.
Ni incentivos ni bajada de IVA
Dos viejas reivindicaciones que parecen haber caído en el olvido también deberían aparecer en el discurso de Antonio Resines. La primera, la bajada del IVA cultural, ese que según el Partido Popular no existe pero que ha lastrado la industria. Más de tres años de quejas, manifestaciones y reuniones que no han servido de nada. “La culpa es de Hacienda” ha sido la excusa para mantener un impuesto que el resto de partidos políticos se han comprometido a bajar.
Hay un porcentaje que la industria sí que quiere subir, el de los incentivos fiscales a los rodajes en España. Tras anunciar a bombo y platillo su aumento este sonó a chiste. De un 18% a un 20% y sólo para el primer millón. El resto seguían con el mismo porcentaje de siempre. Tampoco se favorece el rodaje de películas extranjeras en nuestro país, ya que se les ofrece un 15% de deducciones, cuando en Italia se han aumentado este año al 25% y en otros países como Colombia son del 40%.
Así que si el sábado nadie alza la voz, no hay ninguna mención a estos temas y el discurso de Antonio Resines sólo se centra en lo bien que han ido las películas en la taquilla, no será porque no haya motivos de sobra para hacerlo. Eso sí, todos habrán sido tan educados como espera el Ministro.