El Festival de Málaga se dedica en exclusiva al cine español. ¿Y qué hay más español que una película con Mario Casas que se llame Toro? Y si sólo fuera eso. El filme de Kike Maíllo tiene a Luis Tosar, nuestro héroe de acción patrio, como compañero de viaje y a José Sacristán como villano absoluto. Un mafioso que se hizo rico con la especulación urbanística y que no duda en matar a ritmo de saetas con la misma facilidad con la que talla imágenes de vírgenes semanasanteras.
Los dos gallegos más taquilleros de nuestra industria se juntan por primera vez en un thriller cargado de violencia e hiperestilizado que quiere dar la vuelta al género. Para Tosar, lo más atractivo del proyecto es que para ser un filme de género es muy “peculiar”, además de tener un sustrato de crítica que encantaba al actor de Celda 211. “Es un thriller muy canónico en muchos sentidos, y una road movie como otras 800.000. Pero esta es distinta por esos personajes y por el universo particular que se crea, un poco bizarro, crea una España extraña, pero que sí que existe. Esto de la religión y el hampa mezclados está por ahí danzando. Somos un país eminentemente católico pero muy corrupto, algo ahí no cuadra”, dice Tosar a EL ESPAÑOL con su habitual sorna.
Una capa social que cree que se relaciona con “lo que vemos todos los días en los informativos”. “Estábamos retratando el reverso oscuro de una España que parece brillante y es muy corrupta, fruto de burbujas inmobiliarias, de políticos corruptos de comisiones de maletines, y ellos son el escalafón más bajo, hacen el trabajo sucio pero que pertenece a lo mismo. Más podridos no sé si podemos estar, difícil”, zanja
Mario Casas escucha atento lo que dice su compañero mientras pintarrajea en una hoja. Cada vez protagoniza proyectos más variados, ahora como héroe de acción, pero la bestia física que aparece en Toro, se amansa en las entrevistas, en las que muestra una mezcla de prudencia y timidez extraña para uno de los actores más taquilleros del cine español. Para él, Kike Maíllo ha creado una película frenética y, sobre todo, “muy diferente a al forma de rodar convencional”.
Estábamos retratando el reverso oscuro de una España que parece brillante y es muy corrupta, fruto de burbujas inmobiliarias, de políticos corruptos, de comisiones y de maletines
Poco a poco se va soltando, especialmente cuando es preguntado por las perrerías que le toca hacer durante la película -roba coches, los conduce por la playa, salta desde balcones y parte cabezas como nadie-. “Pues lo que más me ha gustado es rodar la acción. Coger un coche y que te corten una calle o un carril y al final coger dos o tres… eso está muy bien”, cuenta riendo mientras confiesa que el director de fotografía, Arnau Valls, llegó a decir que no se montaba más con él. A Luis Tosar se le contagia la risa de su compañero y confirma que mientras rodaban se le “ponía cara de pillo”.
Violencia cañí
Uno de los elementos que dará que hablar en Toro es su violencia. Maíllo la muestra de una forma contundente, a veces casi explícita, algo a lo que no estamos acostumbrados en el cine español. Y eso que Mario Casas confiesa que se quitaron escenas mucho más extremas. “A mí es que me gusta este tipo de cine, The raid, Oldboy… entonces no me parece tan bruta, comparado con esas es bastante suavecita… Yo creo que el 90% de la gente que vea la película va a estar esperando que este tío salte. Si entras en la historia vas a querer que Toro de hostias, y cuanto más fuertes mejor. Mira, en el estreno en Vigo, una señora estaba en la butaca detrás de mí gritando: ¡Rómpele la cabeza”.
Luis Tosar coincide con Mario Casas y pone otro ejemplo. “Mi madre, que es una flipada de Charles Bronson y Chuck Norris, y de las pelis de tiros y hostias, que se 'faga venganza', como dice ella, esta le va a encantar. Pero es una violencia justificada con el personaje, es su forma de expresarse cuando las cosas salen a la luz. No tiene límites. Una pelea real es muy desagradable, es una cosa que en el cine no ves, que parece que están de fiesta. Esto no está en las pelis americanas y es un poco lúdico, te ríes de las ostias, pero aquí no te hace gracia”, justifica sobre la violencia del filme.
Ambos destacan la experiencia de trabajar junto a José Sacristán, que “tiene algo que tienen sólo los grandes actores”, como remarca casas mientras recuerda una escena en la que la presencia del veterano “me comía”. “Sacristán es una eminencia. Tienes a un maestro delante, un tipo que maneja la voz de esa manera y con tantas horas de vuelo… y lo que más placer me daba es ver que parece que tiene 15 años, un entusiasmo y una pasión que yo no había visto. He trabajado con gente mayor que a está de vuelta de todo o que quieren acabar antes porque están mayores, y es normal, pero el parece que sea la primera película que rueda, tiene una vitalidad brutal”, añade Luis Tosar.
Una pelea real es muy desagradable, es una cosa que en el cine no ves, que parece que están de fiesta
Ahora el Toro sale al ruedo, a enfrentarse con los espectadores, que dictarán su veredicto sobre este thriller ibérico con toques asiáticos que ha demostrado que hay nuevas voces para el género en España.