¿Qué tiene que ver la casa de Gran Hermano con la casa de El orfanato? A simple vista nada. Belén Rueda no convivía con otros nueve desconocidos ni tenía que ir semanalmente al confesionario a nominar a Simón o a los fantasmas que la habitaban. Sin embargo, tienen más de lo que uno imagina. Todos los extras y figurantes de la película de Juan Antonio Bayona tienen su origen en el formato de telerrealidad, ya que fueron seleccionados por la empresa de figuración que montó el finalista de su primera edición Ivan Armesto.
Aquel asturiano que hacía mil perrerías junto a su amigo íntimo -y también ganador-, Ismael Beiro. El mismo que se cepillaba los dientes al ritmo de Don't worry be happy y que colgó las botas televisivas para entrar de lleno en la industria del cine español. Se especializó en el terreno de la figuración, y con su compañía ha provisto de cientos de actores anónimos y sin frase a filmes como El niño, Torrente 4 o Perdiendo el norte. Él es el intermediario entre los figurantes y los propios productores y el que se encarga de seleccionarlos dentro de todos los que se presentan a las convocatorias de rodaje.
El sector está en las últimas semanas en el centro de la noticia, ya que por fin han conseguido su ansiado convenio colectivo. Aquel por el que han luchado durante años. Ellos eran los que más gritaban a las puertas de las últimas ceremonias de los Premios Goya pidiendo unas condiciones más justas para uno de los campos más olvidados de la industria. Este convenio mejora sus condiciones salariales, aunque todavía precarias, y sienta unos mínimos sobre los que trabajar en el futuro, tal como anunciaba Juan Javier Herrera -delegado de figurantes de CNT en Madrid- tras la aprobación del mismo.
Para Iván Armesto, que actualmente realiza su trabajo de director de cásting y figuración desde la empresa Personal 7, es importante que mejoren las condiciones de sus trabajadores. “”Es necesario que se regule el sector. Nosotros fuimos la primera empresa que nos adaptamos y aplicamos el convenio y luego se unieron todas. Me parece justo que los trabajadores estén regulados y mejoren sus condiciones, en este y en todos los sectores, porque he trabajado en todos ellos. Esto tiene que ir acorde al dinero que pueda tener una producción. Cuando aquí vienen películas americanas se cobra el triple que en una española, porque con el dinero de un capítulo de Juego de Tronos se hacen un par de buenos filmes aquí. Todos en este sector, que es atípico y difícil, tenemos que tener la mano abierta y adaptarse al nuevo convenio, no luchar contra ruedas de molino”, cuenta Armesto a EL ESPAÑOL mientras añade que el ideal es un término medio en el que los productores ofrezcan condiciones más justas y los figurantes no presionen demasiado.
Me parece justo que los trabajadores estén regulados y mejoren sus condiciones, pero tiene que ir acorde al dinero que pueda tener una producción. Cuando vienen películas americanas se cobra el triple
Su situación es complicada. Es ese punto de unión entre unos y otros. De que queden contentos ambos depende que las compañías importantes le vuelvan a llamar para siguientes proyectos en un sector en el que es “importante el boca a boca”, pero también que los figurantes quieran repetir y que cuente con una base de datos de trabajadores fijos que acuden a casi todas las convocatorias. “Para mí el trabajo se convierte en ilusión. Yo hago que todos los años trabajen, aunque sea sólo un día, 14.000 personas, y me siento orgulloso de ello”, explica.
El reality del cine español
Han pasado ya 16 años desde que conviviera tres meses en la casa de Guadalix de la Sierra. Cuando salió de ella la fama se abrió a su paso. La aprovechó, como todos sus compañeros de edición, en forma de colaboraciones en programas de Telecinco, bolos y entrevistas por doquier. La televisión llamó pronto su atención y trabajó durante tres años con María Teresa Campos y otros dos junto a Alfonso Arús. “Ya allí me picaba la producción. Me iba dos horas antes de que me maquillaran y aprendía de la gente que estaba en la redacción a montar un reportaje, qué había que hacer...”, recuerda Iván Armesto.
Fue pasando por todas las etapas que marca el decálogo del buen exconcursante de Gran Hermano, la siguiente fue montar un bar junto a su colega Ismael Beiro, aunque después se dio cuenta de que ya estaba harto de la hostelería. Montó una agencia de azafatas y ahí llegó la oportunidad. Se la dio Sandra Hermida, productora ejecutiva de las películas de Bayona. Les ofreció llevar la figuración de El orfanato y todo cambió. “Tuvimos la suerte, o la desgracia, de que nos encantó la experiencia. Lo vi como una oportunidad de desenvolverme en una profesión en la que mi cerebro daba para ello. Cuando conocí el cine me enamoré de la gente y de las películas”, cuenta con sorna y manteniendo ese acento asturiano que tan famoso le hizo. Este año ya se ha encargado de la figuración de 15 películas.
La crisis nos ha machacado desde la preproducción hasta que la película llega a la sala, además somos un sector mal mirado
Eso a pesar de la crisis, que “nos ha machacado desde la preproducción hasta que la película llega a la sala, además somos un sector mal mirado” y de la “burocracia y el papeleo”, una de las principales trabas que encuentra Armesto para agilizar los trámites de su trabajo. “En estos trabajos eventuales, que sólo son de un día o dos, se nos complica mucho todo por cómo está establecida la ley, porque a una persona que está cobrando el paro le llamas para un día y por hacer esto le quitan ese día de subsidio”, cuenta y enumera otros tantos líos burocráticos, como los permisos especiales dependiendo de la comunidad o para trabajar con niños.
Su andadura en el cine español comenzó con su propia compañía ASG, que después fue absorbida por la empresa de trabajo temporal Personal 7, algo provocado por la reforma laboral del ministro Jesús Caldera. “Se prohibió a las agencias dar de alta a los figurantes. Tenían que hacerlo el propio productor o una ETT, lo que las beneficiaba, así que empezamos a trabajar con ellas. Pero ya no era nuestros presupuestos, sino los suyos, y para seguir en el mercado teníamos que formar parte de una de ellas. Llegamos a un acuerdo con Personal 7 porque nos daba más libertad y dentro de lo rígidas que son era la que nos daba más libertad de movimientos. Las ETT trabajan de 9 a 17, y nosotros lo mismo tenemos que rodar un viernes a las doce de la noche, o te faltan tres personas y hay que recuperarlos y dar de alta esa gente antes de que comience el rodaje”, explica sobre el cambio de modelo.
Para encontrar a los extras o figurantes que llenarán una escena no siempre se recurre a un anuncio y un cásting. A veces la cosa se complica. ¿Quién encuentra a 50 personas que parezcan nativos del Amazonas? Ahí el equipo de la empresa sale a la calle, al metro, a los mercados, y con una libreta y una cámara de fotos van buscando gente de debajo de las piedras. Califican como su trabajo más complicado, pero “uno de los más satisfactorios”, el de El niño, el filme de Daniel Monzón.
Una vez conseguido el ansiado convenio y con el futuro lleno de proyectos, Iván Armesto tiene un deseo: “que entre bomberos no nos pisemos la manguera, que nos ayudemos todos porque ya bastante daño nos hacen desde fuera”.