Ángela está en Ibiza. El viento interrumpe la conversación: “lo siento, cariño”. Y se ríe. Uno se la imagina mirando el mar, sosteniendo el teléfono como un cigarrillo, hablando y hablando, respondiendo a periodistas con una sonrisa en un día especial. Ángela no se esconde, te habla, te llama… aunque uno no pueda ver sus ojos, los siente. Su mirada negra, gitana, que el viento de la isla entremezcla con sus canas. Canas, hoy en día no se escribe esa palabra al hablar de una actriz. Porque no las hay, porque nadie las tiene. Y eso es precisamente lo que la distingue a ella, ella lo tiene todo, incluso lo que ya no existe. El mar, el fuego, las canas, las ganas…
La niña que nació de la voz de Antonio Molina ha hecho “de tó”, como le decía su padre. El cantaor le decía que haría de monja, de puta… y tenía razón. Con 21 años desdobló la personalidad de Conchita en Ese oscuro objeto del deseo y Buñuel (y ella misma) no se recuperó porque (aun hoy) no cabía tanta belleza en la pantalla. Mientras baila en Blancanieves se aprecia la herencia de El Niño, que tardó seis meses en llegar a Madrid desde su Málaga natal porque iba andando. Medio año andando tranquilamente. Esa serenidad, esa paciencia la transmite Ángela, quien no se concede importancia y, tras haber recibido uno de los mayores premios de la profesión, respira, como viviendo en cada palabra, y habla reuniendo toda la fuerza la tierra.
¿Qué has sentido cuándo te han comunicado el premio?
Ha sido una sorpresa, no lo sabía y, además, no me lo esperaba.
¿Es este un reconocimiento de tus propios compañeros?
Los premios siempre son un reconocimiento de una congregación de profesionales y este en concreto más. Por eso para mí es altamente valioso, lo más gratificante es ser querido por aquellos con los que trabaja.
Te han nominado cinco veces al Goya, pero todavía no lo tienes. ¿Por qué crees que se te resiste?
Es una especie de ruleta rusa, hay veces que le toca a uno y otras a otro. No es algo importante, aunque a veces se te quede en tu corazoncito un ‘ay Dios’ eres feliz por el otro.
Me identifico con el ser que interpreto, pero eso no tiene mérito porque es una necesidad intrínseca que siento y es parte de la curiosidad que necesito para interpretar
¿Qué es lo que te identifica como actriz?
Respetar al otro como si fuera yo misma, amar mi oficio. Me identifico con el ser que interpreto, pero eso no tiene mérito porque es una necesidad intrínseca que siento y es parte de la curiosidad que necesito para interpretar.
Si tuvieras que escoger una de tus películas porque resuman mejor tu esencia, ¿cuál elegirías?
No creo que sea posible, todos son lugares comunes porque parten de mi misma pero mí misma pero uno sin el otro no podría existir ni coexistir, unos personajes han ido conformando a otros. Cada uno tiene su espacio y todos son altamente necesarios, pero no se puede juzgar al resto
Artistas como el músico Jordi Savall o la fotógrafa Colita han rechazo el Premio Nacional de sus diferentes disciplinas como protesta ante las políticas culturales, ¿te has planteado no aceptarlo?
No. Mi política la hago trabajando, me parece respetable que otros lo hagan pero yo prefiero agradecerlo y seguir siendo responsable de lo que para mí es la política y su significación.
Recientemente ha salido una noticia de que más de la mitad de los actores no ha trabajado en los últimos dos años. De los que sí trabajaron un 29% cobraron menos de 600 euros anuales y solo un 5% de la profesión pasa de los 30.000 euros al año. ¿Qué te parecen estos datos?
Es muy triste e injusto. Sobre todo es completamente inconveniente, pero por eso estamos aquí, para entre todos desarrollar un sistema que corresponda a nuestras necesidades que es el trabajo. Es muy difícil alimentar esta vocación para que encima resulte tan difícil hacerlo. Todo el mundo tiene derecho a realizar su trabajo.
¿Qué consejo le darías a un joven que estuviera empezando en el mundo de la interpretación?
Precisamente porque yo amo mi oficio y es mi vida, le diría que amen la vida y crean en ella. Además, le recomendaría que sea como ella es; puntual, voluntariosa, que cada día se manifiesta… Los jóvenes tienen que atender a su vocación y si la vida les hace atrevesar momentos que parece que no son justos que aprendan de lo que es más difícil. A veces hay que resistir y trabajar o trabajar para resistir que es lo más jodido.
¿Tienes algún nombre joven en mente últimamente?
Hay un montón de jóvenes de los que me satisfago. Me interesan mucho y me relaciono continuamente con ellos porque los jóvenes ocupan un lugar perfecto en este oficio, son el presente y el futuro.
Tu trayectoria es muy larga, 45 años actuando, casi 100 películas… ¿cómo te ves ahora en tus primeras películas?
Veo a una actriz pero no me veo, no soy aquella. Todos somos personas que van cambiando y con el tiempo dicen ‘wau’… pero se me olvida pensar que soy yo. Me dejo llevar por lo que cualquier espectador vería, me encanta lo que veo pero no me identifico.
Has sido y eres una de las actrices más bellas del cine español y has envejecido con una elegancia extraordinaria, ¿cómo es para ti el paso del tiempo?
El paso del tiempo deja a uno cada vez más desprendido de la belleza. La vejez te va domando y hay que despedirse de la belleza que te acompañaba, porque te va tramando de otras maneras.