El pacto entre PP y Ciudadanos ha dejado en humo todas las medidas culturales incluidas. Son meros puntos y seguidos en la lista de 150 propuestas, el relleno del pavo. Ahí aparece una reforma de la propiedad intelectual, la creación de la ley de mecenazgo y la rebaja del IVA cultural. En las dos primeras medidas el fracaso del Ejecutivo de Mariano Rajoy ha retumbado hasta en Bruselas. Parecería que, a tenor de lo firmado sobre el ámbito cultural, no habría mayor intención que engordar el documento.
Sin embargo, sí hay un punto en el que se muestran especialmente originales: si hay nuevo gobierno Rajoy con el apoyo de Ciudadanos bajarán el IVA cultural, pero no a todos. Los beneficiados sólo serán los espectáculos en vivo, como los conciertos musicales o el teatro, dos de las actividades más tocadas por la subida del 8% al 21% hace ahora cuatro años. ¿Y el cine? No es una actividad en directo. El cine, la industria que más ha estado aportando a las arcas del Estado y que padece la fuga de espectadores por la subida del impuesto a la taquilla, queda excluido de manera evidente de las ventajas.
El punto 98 del pacto del “sí” dice lo siguiente: “Modificar los tipos impositivos del IVA cultural de forma que no se produzca discriminación entre actividades públicas y privadas, y se establezca el tipo reducido para los espectáculos culturales en directo”.
El empeño del PP
Desde Ciudadanos aseguran al periodista de EL ESPAÑOL Javier Jorrín que ha sido un empeño especial del Partido Popular. Justifican la inclusión de la medida como algo ajeno señalando su programa electoral, en el que se puede leer: “Rebajaremos de manera inmediata el IVA a las actividades culturales hasta el tipo reducido, del 21% al 10%. Impulsar que se reconozca la necesidad de un IVA cultural en el seno de la UE que permita su armonización”. Toni Cantó lo resumía así desde su cuenta de twitter: "Hemos peleado por ello. Y seguiremos haciéndolo"
El cine arrastra la medida desde el mismo día en que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tomó la decisión de ejecutarla. En 2010, los cines recaudaron 662 millones de euros; 635 millones de euros en 2011; 614 millones de euros, en 2012; y en 2013, apenas llegaron a 530 millones de euros. Ese año el Estado recibió 89 millones de euros del 21% de las entradas, una cantidad que duplica a la obtenida en 2010 y 2011. Además, el Estado ha recortado las ayudas al cine de manera drástica: en 2010 fueron 89,3 millones de euros y en 2013, 39,2 millones de euros. Es decir, desde que Montoro aplicó el garrote al sector, el cine subvenciona al Estado.
Cristóbal Montoro no olvida. El ministro de Hacienda de Aznar y Rajoy mantiene su particular venganza contra el sector cinematográfico por el “No a la guerra” (Los Goya, 2003). Mantener desde el primer día de la legislatura, con la complicidad de los dos ministros de Cultura (josé Ignacio Wert e Íñigo Méndez de Vigo) y del secretario de Estado de Cultura (José Ignacio Wert), el IVA cultural más alto de la Unión Europea no era algo casual, tal y como se entiende tras este acuerdo entre los dos grupos políticos.
El sector cultural ha acusado a Montoro de venganza ideológica y no han dudado en definir las consecuencias como “genocidio cultural”. Montoro no pudo vengarse a tiempo de la algarada contra la Guerra de Iraq, porque en 2004 llegó el zapaterismo. Pero en 2011 tuvo una nueva oportunidad. Dos días después de celebrarse la gala de Los Goya de 2013, muy tensa y crítica por los recortes al cine y la asfixia del 21%, Montoro aprovechó su visita al Senado para sacudir a los actores españoles a su manera: “Nosotros no hemos tenido aquí nuestro Depardieu, no ha hecho falta porque algunos de nuestros famosos actores no pagan impuestos en España… El día que paguen, las bases imponibles serán más amplias y la recaudación corrigiendo el déficit público podrá bajar en nuestro país”.
Tampoco ayudó a la relación del cine con Montoto que algunos de los rostros más representativos de aquel momento apoyaran, en 2008, a la reelección de José Luis Rodríguez Zapatero. Mientras tanto, desde 2010, las industrias culturales han perdido 18.000 empleos y hay 7.000 empresas menos.