Hay temas que el cine español ha preferido no tratar. Asuntos demasiado recientes y dolorosos tapados con una manta que, de vez en cuando, algún valiente se atreve a levantar. El terrorismo de ETA es uno de esos asuntos complejos, delicados y polémicos que no parece estar en la agenda de los productores. Es cierto que, en los últimos años, con el fin de la violencia, se ha producido un deshielo y varias obras como Negociador (Borja Cobeaga) o Fuego (Luis Marías) han abordado el tema. Incluso Ocho apellidos vascos se atrevió a tratar el 'conflicto vasco' desde una comedia hecha para reventar las taquillas.
Pero para que todas ellas llegaran hubo una persona que se atrevió a hablar de ETA cuando todavía mataban. Imanol Uribe se arriesgó con La muerte de Mikel y Días contados a retratar a los terroristas desde un punto de vista personal y humano. Muchos le pusieron rápidamente la etiqueta del “cronista de la violencia de ETA en el cine”, una calificación que no gusta al realizador, que vuelve a su tema predilecto en Lejos del mar, en la que hurga en las heridas de las víctimas y se plantea si es posible que estas perdonen a los verdugos. Elena Anaya da vida a la hija de uno de tantos asesinados por la banda y Eduard Fernández al terrorista que se cruzará en su camino dando lugar a una “relación extrema”, como Uribe califica a esta pareja.
Aunque muchos han dicho que con Lejos del mar termina un tríptico sobre le terrorismo, él se niega a calificarla así. “No cierro una trilogía, cuando uno empieza algo nunca sabe dónde puede llegar. Puede ser una tetralogía o haber más. Es verdad que este filme, junto a La muerte de Mikel y Días contados, tiene unos denominadores comunes, las tres hablan sobre la violencia de ETA como telón de fondo y en un primer plano hay unas relaciones muy extremas. Es verdad que tengo cierta tendencia a esa temática. Me gusta, me interesa bucear en ella, no sé si para bien o para mal, porque es un tema que es complicado”, cuenta a EL ESPAÑOL.
En todas las catástrofes provocadas ha habido sus plazos, incluso la Guerra Civil española, mira las secuelas que deja, hay gente que todavía no ha pasado página
En su película se plantea si es posible la reconciliación entre víctimas y verdugos, y cómo intentar avanzar cuando la cicatriz sigue abierta. Imanol Uribe cree que es una situación compleja en la que “más que perdonar hay que intentar olvidar”. “Es más difícil para las víctimas olvidar que perdonar, porque perdonar es un acto de voluntad, pero olvidar no depende de tu voluntad”, explica el realizador que cree que el olvido llegará con el tiempo. “Es un problema de tiempo, o de generaciones. Habrá gente que lo asumirá más pronto y otros no lo asumirán nunca, lo harán las generaciones que vienen después. En todas las catástrofes provocadas ha habido sus plazos, incluso la Guerra Civil española, mira las secuelas que deja, hay gente que todavía no ha pasado página”, añade.
Un tema complejo que ha mostrado a afectados por la violencia de ETA en un pase en Bilbao y al que siguió un “coloquio algo tenso”. “Me llamó la atención que lo que se discutía entre las propias víctimas era la oportunidad de tratar este tema ahora. Unos decían que sí y otros que era muy iconoclasta y terrible meterse en ese berenjenal. Es lo mismo que pasa en los informativos, hay gente que pasa página y ha habido contactos entre víctimas y verdugos, pero otros están en el lugar opuesto”, añade consciente también de la dificultad del tema de una película que “hace 15 años hubiera sido imposible hacerla”.
Lo de los políticos con el cine... perdona que me sonría. Nunca cumplen lo que dicen. Da igual el partido del que sean, siempre nos maltratan y nos utilizan. No me fío de ellos
Imanol Uribe confiesa que no se atrevería a hacer una comedia sobre ETA, pero que valora filmes como Ocho apellidos vascos. “Tratar ese tema desde la comedia libera fantasmas. Es la película más taquillera de la historia del cine español y creo que eso obedece a un momento determinado de nuestra historia”, opina sobre el éxito del título de Emilio Martínez Lázaro.
Lejos del mar se presentó en el festival de San Sebastián del año pasado, y desde entonces ha buscado un hueco para ser estrenada. Han tardado un año en encontrar la fecha y mientras Uribe ya tiene en marcha su siguiente proyecto, para el que espera la misma facilidad para financiarlo que con este último, aunque el contexto seguirá siendo el mismo, un IVA al 21% para el cine y bajos incentivos fiscales. El vasco ya prefiere no pensar en nuestros representantes: “Lo de los políticos con el cine... perdona que me sonría. Independientemente de lo que digan nunca cumplen lo que dicen. Da igual el partido del que sean, siempre nos maltratan y nos utilizan. No me fío de ellos”.