El año pasado Ethan Hawke hizo pellas. Todo el mundo le esperaba en el Festival de San Sebastián con Regresión, la película que rodó junto a Alejandro Amenábar y que inauguró la pasada edición. Como previendo el nubarrón el actor no paseó por la alfombra roja. Pero en el Zinemaldia no son rencorosos, así que este año han conseguido traerle y entregarle el Premio Donostia en un acto en el que presentará su nuevo filme, una nueva versión de Los 7 magníficos que ha rodado junto a dos viejos conocidos suyos, Antoine Fuqua y Denzel Washington. Una adaptación para los nuevos públicos del clásico que, ya de por sí, adaptaba otra obra maestra del cine, Los siete samuráis de Akira Kurosawa. Hollywood riza el rizo con un remake de un remake. Lo que sea si se llenan las arcas.
Aunque siga con su eterna cara de pillo Ethan Hawke ya va por los 45 años. Atrás queda el niño de Colmillo blanco o el adolescente de El club de los poetas muertos. También el joven enamoradizo de Antes del amanecer. Mientras da pequeños sorbos a su capuccino no duda en mostrarse un fanático absoluto de las dos películas anteriores y se recrea contando cómo llegó a conocer a Kurosawa en un Festival de Venecia. Eso sí, tira de orgullo para decir que su favorita es “en la que salgo yo”.
El western es un género con su propia imaginería, pero que siempre se utilizó para hablar del momento actual, de la sociedad y de sus problemas. Por ello Hawke no ha tenido ningún problema en mostrar su antipatía por Donald Trump e incluso compararlo con el malo del filme, interpretado por Peter Sarsgaard. “La verdad es que no puedo decir nada sobre Trump que no sepáis ya. Es un villano contemporáneo. Alguien que usa su poder y su riqueza para engañar a la gente. El mayor villano que hay actualmente es la avaricia. Destruye el medio ambiente y hasta a las personas”, cuenta el actor en una charla con periodistas en el Zinemaldia mientras se alegra cuando ve el primer rayo de sol del día por las ventanas del Hotel María Cristina.
Ethan Hawke nació en Austin, Texas, uno de los lugares más tradicionales de EEUU y en el que la posesión de armas es lo habitual, de hecho el actor confiesa que aprendió a disparar a los 10 años en un campamento. “Me gusta mucho la escena de Boyhood en la que mi personaje le regala a su hijo con 16 años un rifle… sí,los texanos están locos. Creo que, de hecho, el western tienen tanto éxito en América por esta obsesión con la libertad del individuo”, cuenta.
Fue curioso ver hace dos años a Obama y a Biden llorando y prometiendo que harían todo lo posible para controlar las armas y dos años después reconocieron que no podían hacer nada
El intérprete se muestra muy preocupado por el problema del control de armas en su país, y cree que quizás la única solución sea actuar como el pueblo de Los 7 magníficos, levantándose contra el poder y actuando. “En EEUU hay episodios que son una locura, psicópatas que entran en un centro y matan a 30 personas… Fue curioso ver hace dos años a Obama y a Biden llorando y prometiendo que harían todo lo posible para controlar las armas y dos años después reconocieron que no podían hacer nada al respecto. Así que sí, es algo contra lo que deberíamos unirnos todos, porque lo que hay detrás es gente haciendo dinero y no quieren que este termine”, dice con tono grave.
Magníficos de todos los colores
Una de las novedades de esta nueva versión radica en su elenco. Un afroamericano, un asiático, un indio, un latino… Si Hollywood pedía diversidad, desde Los 7 magníficos le han dado toda de golpe. “Es un tema del que se habla mucho en la prensa, pero en esta película la historia se prestaba orgánicamente a que esto estuviera presente, y en todas las películas de Antoine Fuqua hay mucho interés por las diferentes culturas. La presencia de Denzel es muy importante, no sólo porque es afroamericano, sino porque adopta el rol que normalmente tomaba el hombre blanco en estas películas”, explica Ethan Hawke sobre un problema que el año pasado llegó hasta la gala de los Premios Oscar.
Algo que no sólo ocurre en EEUU, sino que durante su labor en Ciudad del Cabo, Hawke ha visto la “forma horrible en la que unos seres humanos pueden tratar a otros. Un hombre blanco tiene tanta comida, los asiáticos un poco menos y así poco a poco. Este sistema de castas es una locura, así que el subtexto de esta versión de alguna forma ayuda a deshacer todo esto”, añade mientras apura el café que ha alargado durante toda la charla y se levanta para aprovechar el poco buen tiempo que está ofreciendo el festival.