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Que dios nos perdone, Tarde para la ira, El hombre de las mil caras, Un monstruo viene a verme y Julieta. Tres thrillers y dos dramas. Ese es el resumen del quinteto finalista al Goya a la Mejor Película en esta edicíon que entregará sus premios el próximo 4 de febrero. Violencia, venganza, sistemas corruptos, madres con cáncer e hijas perdidas. Temáticas graves y afectadas. Cinco grandes títulos que han convencido a los académicos y que han congelado la sonrisa al resto de películas, que han tenido que conformarse con la pedrea. Entre ellas destaca Kiki, el amor se hace, de Paco León, que con cuatro nominaciones es una de las ausencias más destacadas de los premios gordos como Mejor dirección o Mejor película.

La Academia de Cine vuelve a apostar por el drama por encima de la comedia. Es el segundo año consecutivo en el que ninguna de las finalistas apuesta por el humor. Los votantes parecen confundir lo cómico con lo intrascendente o ligero, cuando Kiki tiene valores más que de sobra para ser nominada en categorías más importantes. El tópico de los cómicos que dice que es más fácil hacer llorar que hacer reír se confirma con nuestros premios de cine, que prefieren la lágrima a la carcajada.

Cuerpo de élite, un millón de espectadores y cero nominaciones a los Goya.

El botín de la comedia erótico-festiva resulta escaso: guion adaptado, actriz revelación (Belén Cuesta), actriz secundaria (Candela Peña) y canción original. Ni siquiera su fotografía o su montaje, que cruza con éxito varias historias paralelas, han podido entrar entre las candidatas al premio. No es la primera vez que se olvidan de Paco León, cuyas anteriores películas también apostaron por la risa como desengrasante. Sus dos Carminas no se llevaron ningún premio, y fue la primera la que obtuvo más reconocimiento en los Goya, tres menciones (cero premios), ninguna de ellas en categorías importantes, aunque Paco León sí estuvo nominado como Director Novel.

La polarización entre drama y thriller de las cinco nominadas dan una visión muy limitada de nuestra industria, capaz de crear buenas comedias, cine de autor arriesgado -como La muerte de Luis XIV- o grandes superproducciones como Un monstruo viene a verme. No queda tan lejos cuando al menos uno de esos puestos parecía reservado para una comedia. Hace dos años una de las favoritas fue Relatos salvajes, comedia negra producida por El deseo; y hace tres fue Daniel Sánchez Arévalo con La gran familia española (que también tocaba la fibra del espectador) quien se coló en el quinteto. Parece que fueron excepciones contadas, porque antes que ellas hay que remontarse a 2003 para ver una comedia nominada. Se trataba de El otro lado de la cama, cuyo éxito de público y crítica fue incapaz de ser obviado.

Las comedias son más difíciles de nominar y de premiar. Es así. También van mejor en taquilla, una cosa compensa la otra

Pese a todo, Paco León se mostraba exultante esta mañana tras conocer el resultado de las nominaciones, y feliz por “esos cuatro Kikis” con los que les habían premiado. En declaraciones a TVE tras la lectura de los candidatos dejó claro que contaba con que su película no encontrara ese lugar reservado para el drama. “Las comedias son más difíciles de nominar y de premiar. Es así. También van mejor en taquilla, que una cosa compensa la otra. El mejor premio es haber pasado del millón de espectadores. Las comedias son difíciles de dirigir, de afinar, de ir más allá de la risa”, apuntaba el realizador a la cadena pública.

carmina

Pasó lo mismo con Ocho apellidos vascos, que a pesar de arrasar en la taquilla y hacer historia para el cine de este país, se quedó con las ganas de estar nominada en categorías de peso hace dos años. Ni siquiera el guion de Borja Cobeaga y Diego San José lo logró. En compensación se llevó tres galardones para sus actores, Carmen Machi y Karra elejalde como interpretaciones de reparto y Dani Rovira como actor revelación. Unos Goya que se sintieron como un reivindicación y todo un premio a la comedia.

En sus declaraciones Paco León ponía el foco en una realidad, la comedia española gusta a los espectadores. Entre las cinco películas españolas más taquilleras de este año en España, tres han hecho reír -o lo han intentado- al espectador. Dos de ellas, Kiki y Cuerpo de Élite han superado el millón de espectadores. La tercera, Villaviciosa de al lado, lo hará la semana que viene. Ninguno de estos dos títulos ha logrado una sola nominación. Ni siquiera en apartados técnicos, donde Cuerpo de élite podía haber tenido opciones.

El año pasado ocurrió lo mismo. Ocho apellidos catalanes, Perdiendo el norte y Ahora o nunca ni olieron una nominación al Goya, a pesar de ser tres de las películas más exitosas del año, todas con más de un millón de espectadores en su haber. Las risas no se traducen en votos, ni son suficientes para romper los prejuicios de los académicos.

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