“El cine no crea los asesinos, sino que los hace más creativos”. Esta frase, escrita por el guionista Kevin Williamson en Scream, vigila quién llama, (1996) defendía a su propia película de los críticos que decían que las películas violentas hacen que la gente se comporte de forma violenta. En la película de Wes Craven se dejaba claro que el mal habita dentro de nosotros, pero que la importancia del audiovisual en la vida moderna era tan grande que su influencia sí que podía notarse en la puesta en escena que adquirían las barbaridades de algún psicópata. En julio de 2012 un loco entraba en una premiere de El caballero oscuro: la leyenda renace vistiendo una máscara de gas parecida a la que viste el villano del filme.
Los últimos en beber de la imaginería de Hollywood para sus crímenes han sido los miembros del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS en sus siglas inglesas). En los últimos dos años se ha visto como los terroristas han comenzado una campaña de propaganda masiva emitiendo sus ejecuciones por internet. Los vídeos no son algo improvisado y amateur. No es un loco grabando con un móvil. Fotografía saturada y cuidada, cambios de plano, montaje frenético y hasta efectos especiales se pueden ver en estos cortometrajes que terminan con la muerte en directo de algún inocente.
Detrás de este cambio de rumbo y de esta maquinaria de producción casi cinematográfica hay un equipo muy formado y preparado que ha ideado un plan de propaganda que ha sido comparado con la realizada por los nazis o durante la Guerra Fría. Se tiene muy claro el mensaje que se quiere emitir y a quién. Especialmente a todos aquellos islámicos que viven en países europeos o fuera de los núcleos controlados por el EI para que se radicalicen y se alisten. En todos ellos se muestra a occidente como el gran culpable de lo ocurrido en Siria o en otros países y se pide unión y sacrificio contra los infieles.
El gran despliegue técnico de estas imágenes sorprendió a todo el mundo y ahora un documental del director Alexis Marant consigue hablar con cuatro personas que han vivido desde dentro el entramado propagandístico del EI e incluso participado en esos sádicos rodajes. Terror Studios, que emite Movistar + en su canal #0 este jueves, analiza los vídeos que durante los últimos cursos han sido emitidos y los intercala con las opiniones de exterroristas que se arrepienten de sus actos en muchos casos, aunque también se siguen considerando “yihadistas de corazón”.
Vimos la saga Saw y películas de terror de EEUU, algún día serán ellos los que se inspiren en los vídeos de terror del Daesh
La primera imagen ya impresiona por el parecido de las escenas. Una ejecución del ISIS con la víctima con su uniforme naranja para luego contraponerla con la última escena de Seven, el clásico de David Fincher. Una planificación muy parecida que dice mucho de esta inspiración que confirma uno de estos excombatientes del EI: “Vimos la saga Saw y películas de terror de EEUU, algún día serán ellos los que se inspiren en los vídeos de terror del Daesh [acrónimo del árabe para el EI]”.
Terror Studios también consigue testimonios con nombres y apellidos, como el de Zyad, excámara del EI que entró en esta red por su decepción con occidente. Todavía muestra su fascinación cuando ve la gran calidad técnica de las ejecuciones. “Me encanta cómo se ve el cuchillo a cámara lenta, si te soy sincero me hubiera gustado estar presente para ver cómo la grabaron”, reconoce ante la cámara con la cara tapada.
Zyad analiza para el documental la pieza Las llamas de la guerra, uno de los vídeos que supuso un punto de inflexión en su realización. “Hay más de cinco operadores de cámara repartidos entre los grupos de combatientes. Avanzaban con las tropas hasta que llegaban a la primera línea, hasta estar cara a cara con el enemigo. Además de cámaras profesionales, los 30 combatientes llevaban una gopro en sus cabezas y algunos en su pistola”, explica mientras el documental compara la puesta en escena con el videojuego Call of Duty o con En tierra hostil, la película de Kathryn Bygelow.
A veces incluso recurren a escenas recortadas de grande superproducciones de Hollywood. En la película de Stephen Sommers, G.I. Joe, se destruye la Torre Eiffel. Sus fotogramas en los que se ve el terror sembrado en la capital francesa se reutilizan en el vídeo París se desploma que emitió el EI. Lo mismo se hace con El reino de los cielos, de Ridley Scott. No escatiman en medios, y en la oficina de Raqa pueden gastarse unos 2,5 millones de dólares al año.
Me encanta cómo se ve el cuchillo a cámara lenta, si te soy sincero me hubiera gustado estar presente para ver como la grabaron
“Cuando entras en sus oficinas -secretas- tienes la impresión de estar en un gran estudio internacional. Hay cerca de 120 cámaras de todo tipo. Es allí donde se decide qué se hace con la gente. Una imagen puede decidir el destino de una persona”, cuenta Zayd con frialdad y confesando que hay incluso profesionales que han trabajado en Hollywood. Entre las películas rodadas en la meca del cine y los vídeos del EI sólo ve una diferencia: “Son casi igual de buenos que en hollywood, en esas películas se divierten matando gente, aquí es lo mismo pero no es ficción, es real”.
Todos los yihadistas que hablan en Terror Studios tienen claro el poder de sus trabajos audiovisuales. “La mitad dela batalla es la yihad de los medios de comunicación”. Para ello “había un cheque en blanco”. Reconocen que se busca ese parecido al cine de EEUU. “Cuanto más se parezca a una película de Hollywood mejor”, ya que su destinatario, a los que quieren convertir a su causa son gente que “se ha criado en la cultura occidental”. “El remedio contra la depresión es la yihad”, dicen estos vídeos propagandísticos que se hacen fuertes gracias a los medios. “Sin ellos no se puede influir en el pensamiento de la gente, seríamos muy débiles”, zanja.
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