La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha coincidido en el tiempo con el anuncio de las nominaciones a los Oscar. El viernes el republicano se convertía de forma efectiva en el máximo mandatario de EEUU y el sábado millones de personas (entre ellas muchos actores de Hollywood) salían a protestar. Era el primer sopapo de la calle -y de la industria- al presidente en lo que se prevé una relación complicada. El segundo ha llegado en forma de las nominaciones menos racistas de la historia de los premios.
La Academia ha solucionado dos problemas en unas pocas horas. El primero el que tenían en su propio seno, que les llevaba a olvidar a los actores de color sistemáticamente. La situación llegó a su cima el año pasado, cuando ningún afroamericano estuvo nominado en las categorías interpretativas ni de dirección creándose un hashtag de denuncia, #OscarsSoWhite. El segundo, ver cómo reaccionaban a la llegada de un presidente que ha destacado por sus comentarios xenófobos y que incluso ha recibido el apoyo de David Duke, ex líder del Ku Klux Klan.
Los Oscar han movido ficha y han anunciado sus nominaciones con más diversidad racial de la historia. Seis actores negros han logrado la candidatura, además de tener a un director afroamericano entre los cinco finalistas. Hasta ayer el número más alto se dio en 2007 y 2005 con cinco intérpretes de color nominados.
Pero la cosa ha cambiado, y las medidas tomadas por la presidenta de la Academia, Cheryl Boone Isaacs, han surgido efecto y en todas las categorías interpretativas hay, al menos, un intérprete negro. Denzel Washington, que ya posee dos estatuillas, compite como Actor Principal por Fences. Su compañera, Viola Davis, lo hace como actriz de reparto. Davis busca su primer Oscar y gracias a esta mención es la primera actriz afroamericana en conseguir tres nominaciones. Junto a ella está otra ganadora, Octavia Spencer, que ya logró el mismo premio por Criadas y señoras, y Naomie Harris por Moonlight. Tres de las cinco nominadas son negras, algo que no se había visto nunca en estos premios.
Además, Moonlight tiene al favorito en la categoría de Mejor actor de reparto, Mahershala Ali, y a su director, Barry Jenkins, nominado. Es el cuarto realizador de color en conseguirlo tras John Singleton, Lee Daniels y Steve McQueen. Una de las sorpresas de la mañana fue la de Ruth Negga, que por su papel en Loving ha sido nominada como Mejor actriz protagonista. Otro drama que recuerda la desigualdad racial en EEUU, en este caso contando la historia real del matrimonio formado por Mildred y Richard Loving, una pareja que se casó en Virginia en 1958. Debido a la naturaleza interracial de su matrimonio, fueron arrestados, encarcelados y exiliados.
Rozando la paridad
A lo excepcional de los actores nominados se une el hecho de que de los nueve títulos que han entrado en la lista de Mejor película hay tres con un reparto mayoritariamente negro y que tratan historias centradas en la comunidad afroamericana de EEUU, algo que también es histórico.
Moonlight era una de las favoritas desde hace meses. Un drama sobre la homofobia y las drogas en la comunidad negra que ha deshecho el corazón de los críticos. Su presencia estaba asegurada, pero en los dos últimos meses se sumaron a la fiesta dos filmes con los que nadie contaba: Figuras Ocultas y Fences.
La primera es la sorpresa de la taquilla de los últimos meses. Lleva 84 millones de dólares recaudados y mucha carrera por delante. Además, ha conseguido nominaciones a Mejor guion adaptado y actriz secundaria. Una clásica historia de buen corazón sobre las matemáticas negras que ayudaron a EEUU a ganar la carrera espacial. Elementos que este año eran la fórmula perfecta para conseguir la nominación.
Fences es el regreso a la dirección de Denzel Washington, el actor afroamericano más nominado de la historia -con esta van siete y dos victorias- que reincide en el drama racial, esta vez en los años 50. Él repite el papel que ya interpretó en las tablas junto a Viola Davis, la actriz que mejor llora en pantalla y otro de los pesos pesados de la comunidad negra de Hollywood. Su fuerza ha sido suficiente para llevar al filme a ser finalista del premio gordo de la noche.
Dos películas que también se han visto beneficiadas por el clima político que se vive en el país y que, probablemente, no hubieran tenido tanto éxito con una victoria de Hillary Clinton el pasado 8 de noviembre. Hollywood da un golpe sobre la mesa y una respuesta contundente a su nuevo presidente. Somos diversos y estamos unidos. No ha hecho falta un discurso de Meryl Streep para confirmarlo, la industria lo ha demostrado.