Había un run run constante. ¿Dará el discurso la presidenta de la Academia de Cine? Yvonne Blake, profesional con un Oscar en su haber, nació en Manchester y tiene serios problemas con el castellano. Digamos que lo chapurrea, y con problemas. Por ello dar un discurso en el que hay que reivindicar y recordar la situación del sector y las promesas incumplidas, parecía una misión imposible para ella.
Cuando salió acompañada por el vicepresidente de la Academia, Mariano Barroso, estaba claro que su presencia sería testimonial y que el director sería el que llevara la voz cantante. Barroso y Blake jugaron al poli malo y poli bueno. Un truco de libro que el cine nos ha enseñado una y otra vez. Dos personajes salen a escena, uno se encarga de ser el tipo duro, el que da los tirones de orejas, mientras que el otro rebaja el ambiente y se hace el tipo enrollado. El papel de malo le tocó a Barroso, que para eso dominaba mejor el idioma. Su intervención fue lo más combativo de una gala blanda de humor de sobremesa.
Barroso le recordó al Ministro, allí presente, que de subvencionados nada, que al revés, que el cine español estaba ahora mismo subvencionando al estado gracias a sus éxitos. Una respuesta contundente también al ministro Montoro, que se jacta de que el IVA cultural no afecta al cine porque todo va bien. “Nuestras salas recaudaron en 2016 más de 605 millones de euros, lo que le ha hecho recaudar por IVA al Estado 105 millones de euros. El presupuesto del Estado para cine ha sido de 77 millones de euros. Es decir que el Estado ha recaudado en concepto de IVA de entradas al cine 28 millones de euros más de lo que va a gastar en él. No somos un sector que vive del estado. Somos un sector que genera riqueza para el estado”, dijo Barroso que también pidió un pacto de Estado por el cine.
Y según acabó su intervención llegó el buenrollismo, la realidad paralela en la que vive Yvonne Blake, que agradeció al Ministerio de Cultura, al que cinco minutos antes estaba su compañero dando un rapapolvo. “Somos optimistas, estamos avanzando”, dijo en su tiempo, algo que parece su mantra y que ya repitió hace un par de días al anunciar el acuerdo entre la Academia y el Ministerio para promocionar nuestras películas y crear un Museo del Cine. Un proyecto para el que no hay presupuesto ni plazos marcados. Palabrería que convenció a la nueva presidenta de la Academia, que se lo está poniendo demasiado fácil a los políticos.