Asghar Farhadi, el director que se negó a ir a los Oscar para protestar contra Donald Trump
El realizador iraní ganó el premio a la Mejor película de habla no inglesa y emocionó con su carta. Hablamos con él sobre su nueva película, 'El viajante' que se estrena este viernes.
28 febrero, 2017 03:55Noticias relacionadas
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La pasada edición de los Oscar pasará a la historia por la chapuza con la que acabó la gala y que hizo que anunciaran un ganador equivocado para dar marcha atrás minutos después. Todo lo que ocurrió antes de ello quedó sepultado por la polémica, las teorías conspiratorias y los memes en las redes sociales. Por ello se ha hablado poco de la carga política que tuvo la ceremonia. Menos de lo que se esperaba viendo el ambiente que se masca en Hollywood en los últimos meses, pero más que a lo que acostumbra una industria acomodaticia que prefiere callar antes que meterse en berenjenales.
Hollywood no gritó en su momento contra el Macartismo o Vietnam, pero ayer sí que lo hizo contra Donald Trump, aunque fuera a media voz. Lo hizo el presentador, un sorprendente Jimmy Kimmel, también Gael García Bernal y con su actitud y el discurso que mandó leer en su nombre lo hizo Asghar Farhadi, el director iraní de El viajante, que se negó a acudir a la ceremonia para protestar por el veto a la entrada a EEUU de ciudadanos de seis países, entre ellos Irán. Farhadi ganó su segundo Oscar a la Mejor película extranjera -el primero fue por Nader y Simín, una separación- y mandó a recogerlo y a leer su comunicado a Anousheh Ansari, primera mujer iraní en salir al espacio.
“Siento mucho no estar esta noche con ustedes, pero mi ausencia es por respeto a mi país y para los otros seis países a los que les faltaron el respeto al, inhumanamente, prohibirles la entrada a EEUU. Dividiendo al mundo entre las categorías de 'nosotros' y 'nuestros enemigos' crea miedo; y es la justificación perfecta para la agresión y la guerra, mismas que privan a las naciones de democracia y derechos humanos. La películas crean empatía entre las personas, una empatía que necesitamos ahora más que nunca”, decía su nota. El discurso más político de los Oscar y el más crítico, igual que la nota firmada por todos los realizadores nominados a Mejor película extranjera en la que criticaban “el clima de fascismo y nacionalismo” que estaba despertando en el país.
No era la primera vez en los últimos meses que alzaba su voz contra Donald Trump. Cuando anunció su decisión de no acudir a la ceremonia de los Oscar mandó a la prensa un comunicado en el que expresaba sus motivos y su preocupación por el rumbo de las políticias de EEUU. “Los radicales, sea cual sea su nacionalidad, sus argumentos políticos y sus guerras, consideran e interpretan el mundo más o menos del mismo modo. Su enfoque del mundo no soporta la más mínima alternativa a una visión binaria que se resume en 'nosotros y ellos', y que les sirve para crear una imagen temible de 'ellos' y asustar a la población de sus países. No solo ocurre en EEUU. En mi país, los extremistas se comportan del mismo modo”, escribía Farhadi.
Humillar a una nación con el pretexto de blindar la seguridad de otra no es un fenómeno histórico reciente, y siempre contribuyó a poner los cimientos subterráneos de un mañana basado en la división
“Humillar a una nación con el pretexto de blindar la seguridad de otra no es un fenómeno histórico reciente, y siempre contribuyó a poner los cimientos subterráneos de un mañana basado en la división y la enemistad. Aprovecho para condenar las condiciones injustas impuestas a algunos de mis compatriotas y a los ciudadanos de otros seis países que intentan entrar legalmente en EEUU. Asimismo, espero que la situación actual no contribuya a incrementar la división entre naciones”, continuaba su texto.
Su lado político
Las injusticias y el clima cada vez más tenso han hecho al director desarrollar una vena política que en sus películas y sus declaraciones siempre se encuentra en un subtexto, presente y amenazante, pero sin hacerse explícita. De hecho para él el arte no tiene que ser expresamente político, ya que perdería su fuerza. “Las películas directamente políticas son mucho más débiles que las historias que tratan sobre la sociedad y que ofrecen una visión profunda de ella a través de las personas para acceder a una dimensión política más profunda e interesante”, contaba Farhadi a EL ESPAÑOL en una de sus visitas para buscar localizaciones de su nueva película, producida por Pedro y Agustín Almodóvar y que se rodará en España con Penélope Cruz y Javier Bardem en el reparto.
Las películas directamente políticas son mucho más débiles que las historias que tratan sobre la sociedad y que ofrecen una visión profunda de ella a través de sus miembros
“Cuando escribo me concentro en los personajes, que me parezcan reales. Una vez que la tengo escrita la releo y me planteo de qué habla, qué vemos a través de esos personajes y es aquí cuando trabajo en algo más profundo en el plano social. Se puede decir que todas mis películas son sobre la dificultad de los seres humanos de entenderse, sobre la incomprensión que puede resultar de esa dificultad, entrar en conflicto por no entender el interés del otro. Todos los conflictos del mundo y de la historia vienen de esa dificultad. Hay un grupo, o un país, que tiene ciertos intereses y crea una confrontación con los de enfrente. La relación es obvia”, añadía.
Farhadi estrena en España El viajante este viernes. Una historia que tiene muchos puntos de unión con Muerte de un viajante, de Arthur Miller, y que como todas sus obras comienza con una anécdota -en esta ocasión un allanamiento de morada por equivocación- que pondrá patas arriba el mundo de los protagonistas y que demostrará que los valores de cada uno se ponen en jaque cuando algo los desestabiliza. Un filme moralmente ambiguo y complejo que prefiere lanzar preguntas al espectador a resolverlas.
Para ello hace que el espectador empatice con el personaje principal. “Es una persona con la que nos identificamos, y admiramos, queremos ser como él en todos los aspectos de su vida, pero en una circunstancia específica aparece en él un comportamiento violento que no estamos preparados como espectadores. Me interesa entender cómo en ciertas circunstancias concretas nuestros valores pueden cambiar y el origen de toda violencia es un sentimiento de humillación, y la humillación va acompañada de cierta culpabilidad”, contaba a este medio.
Censura en todo el mundo
El director ha vuelto a Irán -su anterior película la rodó en Francia- para rodar El viajante. Allí se ha reencontrado con un gobierno que impone la censura a sus artistas, y que en algunos casos hasta les retiene en su casa, como ocurrió con Jafar Panahi. Farhadi siempre se las ha apañado para escapar de la represión, y admite que existe censura en su país. “La censura es parte de los procesos de creación en muchos países. En España también no hace tantos años había esas restricciones", cuenta.
La censura es parte de los procesos de creación en muchos países. En España también no hace tantos años había esas restricciones
"Para nosotros ha tenido dos resultados. Por un lado, con restricciones se desarrolla un lenguaje nuevo, una creatividad en la expresión que en sí puede ser interesante. Por otro, no se puede defender la censura porque hay temas que no se pueden tratar. Para mí es igual, se me pueden ocurrir ideas y sé que con la censura sería tan difícil que no quedaría nada de la película que querría hacer, así que las guardo para un futuro con menos censura o para rodarlas otros países. En Irán busco temas en los que pueda trabajar y que sean interesantes para explorar la creatividad, a pesar de esas restricciones”, zanja.