El artista y cineasta canadiense Bruce LaBruce ha firmado películas de cine erótico gay donde el sexo lo practican actores caracterizados como escritores, personajes de película de terror, chaperos, punkis, neo-nazis, terroristas de extrema izquierda, zombies e incluso zombies alienígenas. En su último cortometraje, sin embargo, LaBruce prefiere hablar con imágenes de sexo explícito de un tema humanitario: la mayor crisis migratoria que ha vivido Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El cortometraje se titula Refugee's Welcome y se estrena este jueves online, en EroticFilms.com.
El cortometraje toma el nombre de la expresión que ha servido para manifestar la solidaridad con los demandantes de asilo venidos al viejo continente en los últimos dos años. Así ha sido, especialmente, en Alemania. El país de la canciller Angela Merkel ha recibo más de 1,2 millones de refugiados. Por eso, no había mejor sitio que la capital germana para el rodaje de LaBruce, cuya producción ha estado a cargo de Erika Lust, la realizadora sueca de cine erótico feminista afincada en Barcelona.
Desde la política, el problema de los refugiados se ve a base de números, sin considerar los aspectos humanos
“Había pasado mucho tiempo en Berlín y había visto en cafés y en bares esos mensajes de Refugee's Welcome. Tantos mensajes así me hicieron pensar que Berlín es única, es uno de los bastiones del izquierdismo en Europa. Posiblemente sea una de las ciudades más abiertas para los refugiados”, comenta LaBruce a EL ESPAÑOL. Alude LaBruce a los algo más de 35.000 demandantes de asilo que las autoridades germanas tenían registradas en la capital alemana a finales de 2016. A toda España han llegado 1.141 refugiados, según datos de finales del pasado mes de febrero del Ministerio del Interior.
Rechazado por la Berlinale
LaBruce lleva más de 30 años haciendo películas. No todas ellas son de carácter pornográfico. De hecho, uno de sus últimos largometrajes, The Misandrists, formó parte de la sección Panorama en la última edición de la Berlinale. Esa es una cinta de género sobre un colegio de niñas donde se somete a las alumnas a las enseñanzas de un grupo de integristas misándricas. Refugee's Welcome se presentó en la sección de cortos de la Berlinale, pero no fue seleccionado.
“Fue rechazado, lo que para mí fue muy frustrante. Aparentemente generó debate en los responsables del festival. Pero allí sólo hablan artistas establecidos que no sé muy bien qué tienen que rechazar de mi trabajo, excepto que hay sexo explícito o esa idea de que es políticamente incorrecto tratar el tema desde una perspectiva pornográfica”, comenta LaBruce, a quien hace dos años el MoMA de Nueva York le dedicó una retrospectiva.
Ya había hecho películas en el pasado sobre la escena de la extrema derecha, que es otro tema que me interesa mucho
Refugee's Welcome cuenta la historia de un refugiado sirio al que un joven checo de estética punk logra salvar la vida tras una agresión a manos de cinco neo-nazis. Aquí, LaBruce hace un guiño a uno de sus temas recurrentes -el extremismo político-, sin dejar de atender al hecho que en 2016 se contaron en Alemania casi diez ataques diarios contra demandantes de asilo o centros de acogida para refugiados.
“Ya había hecho películas en el pasado sobre la escena de la extrema derecha, que es otro tema que me interesa mucho, me refiero al resurgimiento de la extrema derecha”, señala LaBruce. En Skin Flick, una cinta de 1999, una banda de neo-nazis viola a una pareja multiétnica masculina. Aquella escena provocó en su día protestas en cines de Londres. Con este tipo de experiencias a sus espaldas, LaBruce parece preparado para recibir las críticas de quienes no acepten su relato sobre los refugiados.
El lado humano de la crisis
“Yo me considero a mí mismo un izquierdista, pero mis películas suelen ser objeto de críticas desde la izquierda radical”, señala. Este transgresor canadiense, que en sus orígenes artísticos formó parte de la generación del punk y especialmente de aquella vanguardia del homocore – que se revela contra la cultura gay establecida –, está listo para que le digan que la crisis humanitaria de los refugiados es algo demasiado “serio” como para relacionarlo con el porno.
En esta película lo que intenté fue restar negatividad al retrato que se hace de los refugiados
“Los que digan que esto es demasiado serio serán los que también digan que los derechos de los gays o el feminismo son una distracción frente a la revolución o a cambios sociales más importantes”, se defiende LaBruce. “Pero en esta película lo que intenté fue restar negatividad al retrato que se hace de los refugiados. Porque éstos suelen ser una abstracción intelectual. Desde la política, el problema de los refugiados se ve a base de números, sin considerar los aspectos humanos”, añade.
Utilizo la sexualidad explícita para dejar claro que ese refugiado tiene impulsos románticos
El refugiado de su película, un poeta sirio que flirtea con la mirada en un café berlinés con el joven checo – también poeta en ciernes –, es “un individuo con su propia historia”, abunda el cineasta. “Es un refugiado al que se conoce en la película como una persona íntegra, con sus propias aspiraciones, sus deseos y una vida emocional”, señala el realizador. “La gente que dice que la crisis de los refugiados es algo demasiado serio y que no debería tratarse en el porno no está entendiendo la estrategia de la película, que es utilizar la sexualidad explícita para dejar claro que ese refugiado tiene impulsos románticos”, agrega.
Gay en el islam
LaBruce también es consciente de la dramática realidad de los refugiados homosexuales y transexuales que han llegado a Europa en el marco de la reciente crisis migratoria. Por conocer bien Berlín – aquí rodó The Raspberry Reich, una película de 2004 inspirada en la organización terrorista de la Fracción del Ejército Rojo –LaBruce sabe que en la capital alemana se encuentra el primer refugio para asilados gays del mundo. “Conozco cómo es ser gay en los países islámicos, donde la homosexualidad está prohibida, y cómo la gente lidia allí con la homosexualidad, algo que pone a los homosexuales en peligro”, cuenta el cineasta.
Cuando se ponen figuras políticas en un contexto pornográfico el resultado es un poco catártico. Verlos así permite a la gente desafiar su poder
La veintena de minutos en la que transcurre Refugee's Welcome no tienen nada que ver con otras formas con las que el porno ha tratado temas políticos. Por ejemplo, en Estados Unidos, se han producido parodias como aquella de 2008 titulada Who's Nailin' Paylin? [¿Quién se está tirando a Paylin?]. En ese largometraje protagonizan escenas porno actores caracterizados de políticos estadounidenses. Nina Hartley interpretaba a “Hilly” –un personaje que parodiaba a la entonces senadora Hillary Clinton– y Lisa Ann encarnaba a Serra Paylin –que se burlaba de la Gobernadora de Alaska Sarah Palin. Hartley y Ann son dos estrellas del porno estadounidense.
“Cuando se ponen figuras políticas en un contexto pornográfico el resultado es un poco catártico, porque esas figuras están ahí en un papel muy extremo, donde no deberían, verlos así permite a la gente desafiar su poder”, estima LaBruce. El estilo del canadiense para hacer pornografía es muy distinto al de las parodias de la política que se hacen en la industria del cine porno estadounidense.
“Yo trabajo desde una perspectiva honesta, sincera, para nada sucia. Encarnando sus personajes, los dos actores de la película crean un vínculo emocional”, dice LaBruce, aludiendo a los poetas protagonistas de Refugee's Welcome. “La escena de sexo empieza con el poeta checo lavando los pies del refugiado sirio. Esto, que es algo fetichista, también tiene algo bíblico”, subraya sobre su cinta, que pasa por ser de las pocas en las que se asume un uso político del porno.
Yo trabajo desde una perspectiva honesta, sincera, para nada sucia. Encarnando sus personajes, los dos actores de la película crean un vínculo emocional
Erika Lust, productora del cortometraje de LaBruce, plantea en la promoción de Refugee's Welcome que hay que “acabar con el resurgir de la xenofobia y el racismo en Europa con mensajes como el de esta historia”. ¿Puede hacerse política con el porno? Para LaBruce la respuesta es sí. Pero le extraña que sólo lo hagan una minoría. “En realidad me sorprende que mucha gente no utilice el porno con fines políticos”, concluye el artista canadiense.