No deja de ser una interesante contradicción: el tan discutido desembarco de Netflix en el Festival de Cannes se ha producido con una película de monstruos. El director coreano, Bong Jong-hoo, que reanimó el cine de criaturas gigantes con The Host, vuelve a retratar lo monstruoso en Okja, una de las películas que ha puesto en jaque al festival por contar con capital de la todopoderosa Netflix.
La actriz ha dicho que las películas más interesantes que se ven en Cannes, la mayoría de la gente no las ve en el cine
Históricamente, el monstruo ha puesto en crisis la propia imagen. En una brillante tesis en torno a la figura del monstruo en la historia del cine, Carles Roche explica que las criaturas gigantes aparecen con toda su grandeza ante nosotros, para romper con las normas de la perspectiva que rigen nuestro imaginario desde el Renacimiento. Por mucho que estén al fondo de la imagen, confundidas con el paisaje, los monstruos siempre serán más grandes que los liliputienses humanos que huyen aterrados en primer término.
Algo de esto hay en la frase que Pedro Almodóvar, presidente del jurado de la presente edición de Cannes, pronunció hace dos días: “Creo que la primera vez que veamos una película, la pantalla no puede ser parte de nuestro mobiliario, y nosotros debemos ser diminutos”.
Una sesión desastrosa
Okja es una de las dos películas de la sección oficial de Cannes producidas por Netflix. La otra es The Meyerowitz Stories de Noah Baumbach. ¿Podría ganar la Palma de Oro una película que no se exhibe en salas? De ahí que Almodóvar, un cineasta que mide sus apariciones públicas y sus comentarios ante la prensa, aterrizase con una defensa de lo hipnótico de la gran pantalla y de las reglas del juego de la industria tradicional. Así, el debate es doble. Por un lado, está el dinero (las normas de exhibición y producción) y por el otro, está la estética (las diferencias entre la pequeña y la gran pantalla).
Poco antes de su inicio, el festival declaró en un comunicado de prensa que a partir de 2018 las películas que participen en el certamen “deberán comprometerse previamente a ser distribuidas en las salas francesas”. La medida supone claramente una respuesta a Netflix, plataforma con la que Cannes no logró cerrar un acuerdo para asegurar la proyección en salas comerciales de The Meyerowitz Stories y de Okja, cuyo estreno en Netflix está previsto para junio.
El colmo de las contradicciones tuvo lugar en la presentación de Okja ante la prensa esta mañana: primero se abucheó el logo de Netflix, luego la película comenzó con problemas técnicos. Después de ocho minutos en los que los asistentes se quejaban porque la imagen no estaba en el formato adecuado, se paró la proyección.
Cine popular
El festival, que últimamente se ha abonado a los comunicados de prensa, tuvo que colgar unas líneas en su web, pidiendo disculpas al público y al equipo. El incidente, sin embargo, no hace más que incentivar el debate en torno al pulso que Cannes mantiene con Netflix. Por suerte para el certamen, Bong Joon-ho, el director de Okja, quiso quitar hierro al asunto en la rueda de prensa. “Me parece estupendo lo que ha pasado, así la gente ha podido ver la primera escena dos veces”, dijo Bong.
A diferencia de Almodóvar, que se mostró seguro en su condición de portavoz de la cinefilia, Bong Joon-ho parecía incómodo, cansado y cazado en medio de un duelo que no va necesariamente con él y que ha eclipsado por completo su película. Bong se limitó a alabar a Netflix, afirmando que le dieron total libertad y la posibilidad de hacer una producción de gran presupuesto sin restricción alguna.
Soy un gran fan de Almodóvar, que hable bien o mal de mi película no me importa, lo que me importa es que la vea
Almodóvar dijo en la presentación del jurado que “sería una enorme paradoja que la Palma de Oro de este festival de Cannes no pudiese verse en salas”. Bong respondió a esta cuestión con elegancia: “Soy un gran fan de Almodóvar, que hable bien o mal de mi película no me importa, lo que me importa es que la vea”.
En cambio, Tilda Swinton, colaboradora de Bong en Okja y en Rompenieves, sí ha replicado a Almodóvar. La actriz comenzó de forma tibia: “Es una declaración que fue hecha por el presidente, y el presidente debe sentirse libre”. Hasta que calentó motores: “Pienso que hay lugar para todos”, dijo Swinton, antes de añadir que “las películas más interesantes que se ven en Cannes, la mayoría de la gente no las ve en el cine”.
Con su declaración, leída y perfectamente calculada, Almodóvar ha abierto un debate, que enfrenta a la pequeña contra la gran pantalla, entre las nuevas y las viejas maneras de exhibición. Sus decisiones como presidente del jurado se mirarán con lupa. Hoy, ha recibido el primer aviso de parte de Tilda Swinton: “No hemos venido aquí para los premios”.