El actor británico Roger Moore, famoso por su papel en las películas de James Bond y la serie El Santo, murió hoy en Suiza a los 89 años, según confirmó su familia. Moore, que residía en ese país desde hacía varios años, falleció tras una corta batalla contra el cáncer, añadieron las fuentes.
Moore fue el tercer actor que dio vida al mítico espía británico creado por el novelista Ian Fleming. Lo hacía tras Sean Connery y George Lazenby, que sólo estuvo en una de sus películas. Moore rápidamente se convirtió en una gran elección para el personaje y enamoró a los espectadores con su porte y elegancia inglesa. Aunque siempre fue vinculado al espía con licencia para matar, también fue el mítico Santo en la serie de televisión. Tras dedicar su vida al cine, volcó sus energías al trabajo humanitario, de hecho era embajador de buena voluntad de Unicef desde 1991.
Moore nació en Londres en 1927, y tras trabajar como modelo en los años cincuenta firmó un contrato de siete años con la productora MGM. Sus primeras películas pasaron desapercibidas, y tuvo que llegar la televisión para que el actor encontrara su lugar. En una entrevista para el periódico británico The Guardian, el intérprete recordaba esos años duros y decía que siempre le habían dicho que para triunfar hacía falta “personalidad, talento y suerte en igual medida”. “Para mí, ha sido un 99% de suerte. No sirve de nada tener talento y no estar en el sitio adecuado en el momento justo”, añadía.
Moore llegó a la saga de James Bond en 1973, pero ya había sido tanteado años antes, aunque no pudo firmar el acuerdo por sus compromisos televisivos. Cuando Sean Connery dejó el rol le preguntaron de nuevo y se puso el esmoquin por primera vez en Vive y deja morir y lo haría en otras seis ocasiones. Fue el Bond más duradero, y también el que le interpretó con más edad, hasta que fue sustituido por Timothy Dalton. Al personaje aportó un refinamiento y se alejó del estereotipo de masculinidad exacerbada con el que se vinculaba a James Bond. También fue el más divertido y menos engolado. Muchos recriminaron a la saga ese refinamiento del héroe.
Como todos los actores que han dado vida al espía, su cara quedó vinculada para siempre al personaje, un encasillamiento del que todo el mundo se ha quejado, pero no Roger Moore, que vivió enamorado del papel, como reconocía a The Guardian. “Ser eternamente conocido como Bond no es ningún problema. La gente habitualmente me llama Mr. Bond cuando voy por la calle y no me molesta ni lo más mínimo, ¿por qué debería hacerlo?”, explicaba.
Tras dejar la franquicia, Moore también se apartó de la industria, y sólo aparecía en pequeños papeles, muchos de ellos con un componente autoparódico, como demostró en Spice World o en la serie Alias. Desde entonces se dedicó a su labor humanitaria, en la que entró gracias a su amistad con Audrey Hepburn. “Mi título por mi labor humanitaria significa más para mí que si lo hubiera logrado por mis interpretaciones. Estoy seguro que muchos se preguntarán que qué sabe un actor de los problemas del mundo, pero gracias a mi labor con Unicef me he convertido un experto en causas como el enanismo o los beneficios de la lactancia materna, me siento muy privilegiado”, decía en la misma entrevista de The Guardian.
Mi título por mi labor humanitaria significa más para mí que si lo hubiera logrado por mis interpretaciones
Hace cinco años, a los 84 años de edad, desveló que fue víctima de malos tratos, en una entrevista en el canal británico ITV-1. Durante muchos años sufrió violencia conyugal a manos de su primera esposa, la patinadora Doorn Van Steyn. Se casaron en 1947, cuando él tenía 19 años y ella 25. La relación fue un desastre y Van Steyn le habría golpeado repetidamente, confesó entonces, con una tetera. “Su arma preferida”. El matrimonio terminó en 1953.
Su relación con Dorothy Squires, su segunda esposa, tampoco fue fácil. Era cantante y tenía 12 años más que él. Las peleas fueron públicas y le estampó una guitarra en la cabeza al enterarse de que Moore le había sido infiel con una actriz compañera de reparto en una serie de televisión. Parece que la paz marital llegó a la vida de Moore en 1968, cuando conoció a Luisa Matteoli, madre de sus tres hijos.
El editor Michael O'Mara ha anunciado que el actor entregó su autobiografía dos semanas antes de su fallecimiento. No han decidido ni el título ni la fecha de publicación, pero sería el tercer libro de memorias que publica (el primero póstumo). Primero fue My Word is My Bond, en 2009, y luego Last Man Standing, en 2014. Al parecer, la nueva entrega sería una mirada sobre la vejez "típicamente divertida y autocrítica".