El cine español necesitaba un lifting, limar esas arruguitas que le empezaban a salir. En definitiva, quitarse unos añitos de encima y rejuvenecer. Ya estaba bien de vivir de leyendas y nombres consagrados. Los popes de nuestra industria tenían que dejar paso a las promesas que vienen con fuerza y ganas de comerse el mundo. En 2017 parece que ese hueco se ha hecho más grande, y por él han pasado jóvenes que o no llegan a los 30 años o los acaban de pasar. Este año no estrenan ni Bayona ni Almodóvar ni Alberto Rodríguez, y serán otros apellidos los que escuchemos cuando uno recuerde lo mejor del año.
Una nueva generación con una visión del cine menos académica y desprejuiciada y que ya se ha hecho su espacio en los festivales. Carla Simón (30 años) y Edu Casanova (26) ya estuvieron en Berlín y en Málaga. En ambos la directora de Verano, 1993 cazó premio y se confirmó como una de las contendientes a todos los galardones que se entreguen este año. Casanova obtuvo una mención del jurado joven y estrena este viernes Pieles, su inclasificable primera película que ya se ha podido ver en todo el mundo gracias a la distribución online de Netflix.
Su ópera prima (ya prepara su segundo título) es una mezcla de Todd Haynes, John Waters y Almodóvar. Un universo rosa de personas malformadas que se ha rodado sin ayudas del estado, y gracias al apoyo de unos padrinos como Álex de la Iglesia y Carolina Bang. Casanova no se muestra nervioso, aunque nota la “presión y las ganas de que se vea en mi país”. “Me hace ilusión que lo vea la gente de aquí, porque es una película española”, cuenta a pocos días de enfrentarse a la taquilla.
Muchas veces le han dicho eso de que es muy joven para debutar, pero “me da bastante igual”. “Es lo que quiero hacer y siempre he hecho lo que he querido y he podido. Ese discurso no me trastoca, porque lo hubiera hecho con cualquier edad, lo que pasa es que soy muy impaciente”, dice con esa frescura con la que conquistó a la audiencia en Aída.
Es lo que quiero hacer y siempre he hecho lo que he querido y he podido. Ese discurso no me trastoca, porque lo hubiera hecho con cualquier edad, lo que pasa es que soy muy impaciente
Otro que se ha acostumbrado a escuchar esa coletilla de “eres muy joven para...” es Javi Calvo, que tras arrasar con Paquita Salas ha dirigido junto a su inseparable Javi Ambrossi (26) la adaptación de su propia obra de teatro, La llamada, que llegará a las salas en septiembre. “Me lo dicen de forma positiva, en plan cuánto os queda por delante”, dice por teléfono. 'Los Javis' -como se les conoce en la industria- no paran, y ya han terminado de montar un filme del que se sienten “orgullosísimos”. “Es nuestro hijo y cada vez estoy más tranquilo”, asegura.
Ambos coinciden en que el cine español vive un cambio generacional. “De alguna manera la gente que decide quién hace una película y quién no se ha dado cuenta de que la gente joven tiene una vez que interesa y que es necesario. Lo hemos visto con Paco León y Leticia Dolera, han hecho películas genuinas, y son actores que se han tirado a la piscina y han quitado el miedo a los que mandan para confiar en directores diferentes, cuenta Javi Calvo que, como Edu Casanova dio el salto gracias a una serie (Física o Química) y ahora triunfa al otro lado de la cámara. Para el realizador de Pieles este relevo no quiere decir que haya una uniformidad de narrativas, sino que “cada uno tiene su punto de vista”. “No siento una unión de discursos, pero creo que eso es lo interesante”, dice Casanova, que cree que hay que valorar también “a los que no tienen una voz única”.
De alguna manera la gente que decide quién hace una película y quién no se ha dado cuenta de que la gente joven tiene una vez que interesa y que es necesaria
Su caso es diferente al de Jon Cenzual, nacido en Salamanca y de padre español y de madre inglesa que ha tenido que emigrar para dirigir. Con 36 años estrena el 7 de julio su tercer filme, El Pastor, que sin embargo será el primero que se vea en España. Para él no existe un cambio generacional, sino que “la gente se hace vieja, se va jubilando y tiene que aparecer la cantera”. Cree que a la aparición de nuevos talentos ha contribuido internet y las redes sociales, pero critica que desde las instituciones no se apoya la Cultura y “lo estamos sacando hacia adelante nosotros”.
Sin padrinos es difícil
Jon Cenzual no ha tenido padrino para debutar y eso se ha notado. Cree que todo es más fácil si consigues que alguien de renombre se fije en ti, ya que desde el Ministerio de Cultura no se fomenta ese relevo. Las ayudas para nuevos directores son casi anecdóticas, algo que contrasta con lo que ha vivido en Reino Unido, donde “se apuesta por directores jóvenes, por nuevos nombres, por cine diferente”. “El problema es que no se impulsa y no se financia la cultura, se mira como un hobbie y no como una industria. No se enseña, no se demuestra, no se sabe que mucha gente vive del cine”, dice el director desde Londres, donde ya ha estrenado El Pastor.
Edu Casanova, por su parte, ha tenido el apoyo de Álex de la Iglesia, que se ha convertido en un mecenas para debutantes.”Tengo el mejor padrino y los mejores actores que se pueden tener. Me he sentido muy apoyado por todo el mundo y sería injusto decir lo contrario. Me parece ordinario hablar de los demás. El arte y dirigir cine es una necesidad para la gente, hay que escuchar mucho a los creadores, porque el arte es sanador y salva al mundo”, dice el director de Pieles que estudió cine en La Habana.
Yo he tenido la suerte de que me han ayudado, pero siempre se puede ayudar más a los jóvenes, nunca es suficiente. La clave está en que se den oportunidades para que la industria no se envejezca
Para los Javis da lo mismo de donde vengas o hayas estudiado, porque “como dicen en Ratatouille, un artista puede venir de cualquier lugar”. A ellos les ha apoyado el productor Enrique López Lavigne, que “ha sido clave en nuestro crecimiento como directores. “He sentido el respeto y la confianza que nos ha hecho creer en nosotros y en la gente que hacemos la película, y eso era importante para tirarnos a la piscina y hacer la película que nos saliera del corazón. Yo he tenido la suerte de que me han ayudado, pero siempre se puede ayudar más a los jóvenes, nunca es suficiente. La clave está en que se den oportunidades para que la industria no se envejezca”, apunta Calvo.
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