El 15 de abril de 2013 EEUU volvió a temblar. El miedo sacudió durante horas a sus habitantes como lo había hecho doce años antes. Desde el atentado del 11 de septiembre contra las torres gemelas, el país no había sufrido un atentado del fundamentalismo islámico y se sentía segura de nuevo. De repente, en el acto más pacífico de todos, una maratón con miles de familias congregadas en una de las avenidas más importantes de la ciudad de Boston, dos terroristas locales hicieron explosionar dos artefactos caseros provocando tres muertos y 264 heridos.
No era un ataque aleatorio. Tamerlan Tsarnaev y su hermano pequeño Dzhokhar atacaban al corazón del patriotismo de EEUU en uno de sus principales núcleos. Golpeaban sin piedad una tradición que se remonta a la Guerra de la Independencia. La Maratón de Boston se celebra para conmemorar el Día de los Patriotas, que recuerda las batallas de Concord y Lexington. El tercer lunes de abril de cada año la gente sale a la calle para celebrarlo, el equipo de béisbol juega en su estadio y todos corren por el centro de la ciudad para ensalzar el espíritu de unión de su país. Pero ese año todo se oscureció en un instante. La maratón se cubrió de humo y sangre, los heridos se amontonaron y la ciudad se convirtió en un laberinto donde las autoridades y los terroristas jugaron al ratón y al gato durante los días posteriores.
Un acontecimiento que hasta ahora Hollywood no se había atrevido a tratar. Ha tenido que llegar un especialista en cine de acción como Peter Berg para llevar a la gran pantalla - en Día de Patriotas que se estrena hoy en los cines- un momento que puso en jaque de nuevo a la sociedad de EEUU y a Boston, en la que sus ciudadanos se unieron para plantar cara y detener lo que podía habar sido una matanza mayor. Como señala el antiguo comisario de policía de Boston Ed Davis, la ciudad no se encogió de miedo: “El Día de los Patriotas es un acontecimiento importante en Boston. Representa nuestra historia y nuestro orgullo por el papel tan importante que Boston desempeñó en la Guerra de la Independencia. Eso es lo que se celebra el Día de los Patriotas. Que nos atacaran entonces, supuso un insulto muy personal, así que respondimos como se merecían”.
Berg recupera, en la línea de sus anteriores filmes, ese cine patriótico que tanto gusta en EEUU y que se basa en una investigación y reconstrucción minuciosa de los hechos. El director y sus guionistas nos presentan varias historias humanas que coincidirán en el atentado, pero dedica la mayor parte de metraje a explicar con detalle los días posteriores, en los que dos terroristas corrieron sueltos por la ciudad y fue fundamental la unión de las fuerzas de seguridad, pero especialmente la colaboración ciudadana y su valor ante una situación límite. Un thriller de acción sobrio y tenso con Mark Wahlberg, John Goodman, Michelle Monaghan y J.K.Simmons al frente del reparto.
La unión hace la fuerza
Para Peter Berg es igual de importante contar el lado sentimental de las personas involucradas, como la unión que llevó a acorrarlar a los responsables, un esfuerzo conjunto de las fuerzas de Boston, en colaboración con el FBI, y cómo trabajaron en las circunstancias más duras, con todo el mundo observándolos. “El valor desinteresado de los miembros de nuestras fuerzas armadas y nuestras fuerzas del orden ha sido una inagotable fuente de inspiración para mí”, afirmó el director de Día de Patriotas a la distribuidora del filme.
Las decisiones tomadas en los cuatro días posteriores al atentado fueron fundamentales. Se formó una fuerza operativa compuesta por más de mil agentes del orden locales, estatales y federales para reconstruir la escena del atentado, examinar detenidamente las pruebas y seguir miles de pistas para identificar a los terroristas. El 18 de abril, al seguir una pista de un rehén que había logrado escapar, y con la ciudad paralizada (los colegios estaban cerrados, el transporte público detenido y se ordenó a la gente que no saliera a la calle), algo sin precedentes en la historia reciente del país, se enfrentaron a los sospechosos en un tiroteo en el barrio de Watertown.
La gente de Boston demostró que, al final, el amor a nuestros semejantes siempre acaba ganando. Por eso era necesario contar esta historia
Uno de los aciertos del filme es que no demoniza a los culpables. Al principio se les muestra como dos ciudadanos más, en su casa, con su familia. Y tarda en mostrarles como dos terroristas despiadados. Berg busca utilizar lo ocurrido para analizar la forma en la que estos sucesos afectan al mundo de hoy en día. “Este horroroso incidente y otros similares que se están produciendo por todo el mundo son actos de auténtica cobardía llevados a cabo por extremistas religiosos y otros individuos radicalizados que van dirigidos contra gente inocente”, explica. “Lo que resulta verdaderamente impactante, escalofriante y perturbador de estos hechos es que no se produjeron en las montañas asoladas por la guerra de Afganistán, ni en una ciudad asediada de Oriente Medio, sino en plena calle mayor de una ciudad norteamericana cualquiera”, explica en las notas de producción de Día de Patriotas.
Su protagonista, Mark Wahlberg, cree que Boston dio una lección a los terroristas y a todo el mundo: “La gente seguirá haciendo cosas malas, pero no pueden dictar cómo vivimos nuestras vidas. Tenemos que poder ir a una maratón, tenemos que poder ir a un partido de béisbol, tenemos que poder ir al cine, tenemos que poder llevar vidas normales y tenemos que unirnos todos. La gente de Boston demostró que, al final, el amor a nuestros semejantes siempre acaba ganando. Por eso era necesario contar esta historia. Y por eso es por lo que todos deberían ver el mensaje positivo de la película”.