El actor, director y dramaturgo estadounidense Sam Shepard falleció ayer a los 73 años, en su casa, en Kentucky, según varios medios locales. Era un nombre mítico de la escena estadounidense ya desde sus primeras obras, allá en la década de los sesenta, y, además, un artista polifacético, ya que también resultaba notable como escritor, guionista y músico.
La crítica le bautizó como heredero de los grandes autores estadounidenses y al gran público lo conquistó gracias a películas tan populares como Elegidos para la gloria, Magnolias de acero, El informe Pelícano, Black Hawk Down o Paris, Texas.
En 1979, su obra Buried Child recibió un Premio Pulitzer -este texto fue llevado al cine el año pasado con guion del propio Shepard-, y en 1983 fue nominado a un Óscar al mejor actor de reparto por su actuación como el piloto Chuck Yeager en Elegidos para la gloria de Philip Kaufman. 40 obras de teatro, memorias y ensayos. Prolífico y brillante, Shepard.