Parecía que las cosas estaban cambiando, que películas como Atómica o Wonder Woman habían demostrado a Hollywood que las mujeres podían estar al frente de cualquier tipo de producciones, reventar las taquillas y dar una lección al mundo. En una industria que siempre es acusada de machismo, estas películas fueron recibidas como grandes hitos y la demostración de que todo evoluciona, pero los números no se dejan llevar por la pasión y han confirmado que esto son sólo excepciones y que en el cine continúa una desigualdad histórica.
Hay más papeles para hombres, pero es que además sus personajes son más complejos, más variados y hablan más y de más temas que los femeninos. Así lo demuestra un estudio de la Universidad de Carolina del Sur, que ha analizado cerca de 1.000 guiones que incluían a más de 7.000 personajes y 53.000 frases de diálogo. El resultado es demoledor. De todo el contenido analizado los hombres tienen 37.000 diálogos, mientras que las mujeres sólo 15.000, es decir, menos de la mitad. Además, mientras que en esas películas se encontraron 4.900 personajes masculinos, los femeninos se quedaron en los 2.000.
El estudio no sólo analiza el contenido, sino también las personas detrás del mismo, y han encontrado que hay siete veces más hombres guionistas que mujeres, un porcentaje que es más alarmante en cuanto a la dirección, ya que esos proyectos tuvieron 12 veces más de directores que de directoras. Sólo en la producción se reducen estas diferencias, aunque la presencia masculina sigue siendo 3 veces mayor. El único lugar de los analizados donde hay más mujeres es en la dirección de cásting, un puesto sin relevancia a la hora de elegir el sexo de un personaje, que ya viene dado por el propio guion.
Para el equipo de la Universidad de Carolina del Sur, esta diferencia abismal en el sexo de los personajes, tiene un origen claro: la habitación de los guionistas, ese lugar donde los escritores se reúnen para hablar del proyecto. Lo tienen claro, “si hubiera mujeres entre los guionistas, su representación en pantalla sería un 50% más alta”. También conseguirían eliminar otras diferencias, como las de edad. Los papeles para mujeres son, de media, cinco años más jóvenes que los de sus compañeros masculinos.
Este estudio ha nacido del Laboratorio de Análisis e Interpretación de Señales de la Escuela de Ingeniería Viterbi de la Universidad, y se basa en el resultado aportado por herramientas automáticas que analizan el lenguaje para establecer conclusiones sobre el uso de la comunicación en cuestiones de género, raza y edad. Su aplicación al cine ha dejado claro que “los papeles femeninos no son importantes en las tramas”, según informan en su página web. Al frente de la investigación ha estado el profesor Shrikanth Narayanan y los ingenieros informáticos Anil Ramakrishna, Victor R. Martinez, Nikolaos Malandrakis y Karan Singla.
Otra de las conclusiones del informe que muestran el machismo de la industria, es que la mayoría de los papeles femeninos podrían ser prescindibles dentro de la trama del filme. Los investigadores dividían cada guion en pequeñas partes, y lo mismo hacían con los personajes, a los que quitaban del guion para ver si este seguía teniendo sentido sin ellos. “Al quitar los personajes femeninos de la mayot parte de géneros, la trama y las relaciones entre el resto no se veían alteradas significativamente. La excepción era el género de terror, en el que ellas son normalmente las víctimas”, apuntan en la web de la Universidad.
Los roles femeninos son, generalmente, más positivos, aunque muchas veces esto se debe a que suelen usar lenguaje en contextos familiares, mientras que los hombres hablan más sobre trabajo, logros y usan más palabras malsonantes que en los diálogos para mujeres. Los guiones analizados (la mayoría de Hollywood y depositados en la web IMDB) tampoco destacan por su representación racial. Estas herramientas informáticas han encontrado que los latinos suelen hacer referencias sexuales en su lenguaje, mientras que los afroamericanos tienen un índice de tacos mucho mayor al de cualquier otra raza.
Para el autor del estudio, Anil Ramakrishna, todo esto demuestra que “los escritores de forma consciente o inconsciente establecen unas normas de género que se muestra en su elección de las palabras”. “En un mundo ideal el género sería un hecho auxiliar que no tendría que tener que ve con la forma en que se representan los actores y lo que dicen”, concluye. El laboratorio de ingenieros sólo ha comenzado a aplicar sus herramientas, y ahora probarán suerte con las obras de Shakespeare, en las obras de teatro y en cómo en las adaptaciones a las tablas de los clásicos se están cambiando papeles tradicionalmente masculinos por mujeres, en una prueba de que el cine va un paso por detrás.