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Llegados a este punto, España sólo se arregla en un sofá, abrazando un cubo de palomitas. TV3 lo sabe, por eso ayer sábado 30 de septiembre -día previo a la cita fatal del desafío soberanista- entendió que no podía emitir Con todas las fuerzas ni Secretos inconfesables, que eran las películas previstas para la parrilla del día. Arremetió con El patriota, un filme de Roland Emmerich que narra la historia de Benjamin Martin, un coronel veterano de la Guerra franco-india, viudo, padre de siete hijos.

El soldado se convirtió en un mito bélico y, tras el conflicto, decidió abandonar las armas para sacar adelante a su familia. A pesar de esta decisión, la vida -y lo que el patriota siente como deber moral- obliga a Martin a retractarse y a luchar en la Guerra de Independencia de EEUU para defender la libertad de su pueblo. Por si aún podía convencer a alguien a última hora. De todos modos, esta película, las emociones y los valores que remueve bien servirían para definir a cualquier patriota, ya sea acólito de la patria chica o de la patria grande. 

Más para TV3

Otra opción para inclinar la balanza en el ¿tiempo de descuento? sería L'endemà (Al día siguiente), un documental de Isona Passola en el que plantea cómo sería una Cataluña independiente. Se financió mediante el apoyo económico de 7.000 micromecenas. En el largometraje, cuatro chavales que buscan respuestas se entrevistan con diferentes entendidos en diferentes cuestiones sociales y económicas: la idea es darle un empujoncito a los indecisos.

Sin embargo, en su lanzamiento fue muy criticada. Los partidarios del "Sí-sí" se sintieron "defraudados" por lo que llamaban "un cúmulo de tópicos ñoños" -¿será cierto eso de que se vive mejor en el independentismo que en la independencia?- y los del "No-no", por esa "obra de manipulación y propaganda". 

Fotograma del documental de Isona Pasola sobre la Cataluña independiente.

Más posibilidades: Pàtria, dirigida por el ampurdanés Joan Frank Charansonnet, la que llaman "la película de la independencia de Cataluña". "Patria son nuestras raíces, nuestros orígenes, nuestra identidad", anuncia el tráiler. "La primera película épica catalana de la historia". Sin desdeñar Braveheart, en la que de nuevo Mel Gibson viene a poner orden y encarna a William Wallace, héroe nacional escocés que luchó por la Independencia de Escocia.

Algo para TVE

Si a TVE le diese por epatar y compensar el delirio independentista, tendría que ponerse las pilas y sacar el arsenal cinematográfico correspondiente: bien podría empezar con Casablanca, por no ser sólo una película sobre la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias, sino un relato de migraciones y, ojo, de patriotismo. Ahí la emocionante escena en la que un reducido grupo de alemanes interpretan Die Watch am Rhein, himno germano, y son aplastados por una mayoría de comensales franceses en el Café Rick. Se ponen en pie y entonan La Marsellesa.

Ftograma de Casablanca.

Recordemos también El francotirador, de Clint Eastwood, donde el cineasta vuelca todo su ideario viril y belicista. Curiosa, porque se puede leer tanto en términos de clamor contra la guerra como de febril exaltación del guerrero, así como anda ahora España, dividida en planes de actuación contra la amenaza separatista. La historia cuenta la vida de Chris Kyle, un tejano que batió el récord de muertes como francotirador del ejército norteamericano: el protagonista fue a Irak con la misión de proteger a sus compañeros, y allí su puntería y precisión salvó tantísimas vidas en el campo de batalla que le apodaron “leyenda”, sí, pero el enemigo puso precio a su cabeza, convirtiéndose en objetivo de los insurgentes. Chris llevaba por bandera el lema “no dejar a ningún hombre atrás”. En su casa le esperaban su mujer y sus dos hijos pequeños.

Top gun sería otra posibilidad: surge en plena presidencia de Ronald Reagan, caracterizada por un renacido patriotismo después del bochorno y la baja testosterona que experimenta el país tras la Guerra de Vietnam. La crítica la juzgó con cierta dureza por ser una obra que ensalza los valores militares e ideales conservadores proyectados en el momento desde la Casa Blanca. El filme, protagonizado por Tom Cruise, arranca cuando el joven Maverick llega a la escuela de élite para pilotos creada por la Marina de los EEUU para sacar una promoción de expertos en técnicas de combate. La premisa es aprender a ser intrépido y frío al mismo tiempo.

Fotograma de Ocho apellidos catalanes.

Tanto Ocho apellidos vascos como Ocho apellidos catalanes son, al final, odas al patriotismo, al buen rollo, al flower power entre las distintas sensibilidades del país. En la segunda parte hubo un escarceo independentista, pero quedó en nada. Amor para todos. 

En Salvar al soldado Ryan agradecían los servicios prestados a la patria citando a Abraham Lincoln y recordaban que aquello no era tanto una guerra como una “cruzada por librar al mundo de la tiranía y de la opresión”: “Ruego a nuestro Padre en los cielos que alivie la angustia de su aflicción (…) y deje en usted sólo el profundo orgullo de haber ofrecido tan incomparable sacrificio en el altar de la libertad”.

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