El caso de Harvey Weinstein se ha convertido en una bola de nieve que amenaza con tragarse Hollywood. Los abusos del productor más poderoso de la industria del cine en EEUU se han sucedido durante décadas, y las mujeres que los sufrieron han comenzado a alzar la voz y denunciar sus actos. En el primer artículo de The New York Times sólo una actriz de primera línea se atrevía a salir con nombres y apellidos, se trataba de Ashley Judd. Días después el hijo de Woody Allen sacaba en The New Yorker otros trece casos, entre los que se encontraban Mira Sorvino y Asia Argento, que hasta denunció que Weinstein la había violado.
Desde aquel momento se sumaron las primeras espadas de Hollywood. Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie o Cara Delevigne confesaron haber sufrido sus abusos en primera persona. Otras como Kate Winslet se sentían enfadadas por no haber dado crédito a los rumores que siempre corrieron por los pasillos de los estudios. Quedaba en evidencia que durante años se había escondido debajo de la alfombra una cadena de delitos en lo que Ronan Farrow ha calificado como una “cultura del silencio” en torno a los abusos en Hollywood. La gente se pregunta por qué han callado tanto tiempo y los motivos son muchos, y van desde el miedo a una industria que ha encubierto a uno de sus peces gordos.
Miedo
Harvey Weinstein era el hombre más poderoso de Hollywood. Sus lazos superaban lo cinematográfico y llegaban a lo político, donde participó económicamente en las campañas de Barack Obama y Hillary Clinton. Lo que quería se lo proponía, y era hasta capaz de cambiar el curso de una carrera por el Oscar si quería.
Nadie se atrevía a contradecirle, y cuando las jóvenes actrices eran acosadas y sufrían los abusos de Weinstein, tenían miedo a denunciarlo por las posibles consecuencias que les podría acarrear. Lo dejó claro Asia Argento, que dijo que temía “que la aplastara” como ya había hecho con otras mujeres. Lo ha definido muy bien Jane Fonda cuando ha hablado del caso: "¿Por qué no hablaron sobre ello? porque él es poderoso, acosó a jóvenes, la mayoría mujeres que tenían unos veinte años cuando ocurrió, vulnerables, con miedo a que si decían algo o hacían algo, les arruinaría la carrera".
Chantajes
Ese es otro de los motivos por los que las mujeres muchas veces callaron los abusos. Weinstein les prometía que si callaban y accedían las convertiría en estrellas, como había hecho con grandes nombres de actrices de Hollywood. La fama y papeles en sus producciones a cambio de dejarse chantajear por él. Si se negaban, el resultado sería el ostracismo y quedar apartada de grandes películas. Llegó incluso a pagar acuerdos de silencio para que el caso no saliera a la luz.
Le dije que no profesionalmente muchas veces, algunas terminaron con él gritándome llamándome idiota y haciendo amenazas
Ejemplo de esto es la actriz Kate Beckinsale, que con 17 años rechazó al magnate, y lo volvió a hacer más tarde jugándose su prometedora carrera. “Le dije que no profesionalmente muchas veces, algunas terminaron con él gritándome llamándome idiota y haciendo amenazas. Eso habla del statu quo en este negocio, ya que yo era consciente de que defenderme y decir no a estas cosas perjudicó mi carrera. Nunca fue algo por lo que me sintiera apoyada por nadie más que mi familia."
La vista gorda de Hollywood
Eso que el hijo de Woody Allen y Mia Farrow calificó como “cultura del silencio”. Ese mirar hacia el otro lado que ha hecho que los abusos de Harvey Weinstein se perpetuaran en el tiempo. Kate Winslet y George Clooney han confesado que siempre escucharon rumores. En la serie 30 rock, Tina Fey hizo un broma sobre ello, y Seth Macfarlane hizo lo mismo cuando leyó las nominaciones a los Oscar, es decir que todos sabían lo que ocurría y nadie hacía nada.
No sólo eso, sino que hay muchos Harvey Weinstein en Hollywood, como aseguraba Emma Thompson en una entrevista al referirse al tema: “Es la punta del iceberg. Hay muchos como él en Hollywood. Da igual que hayan abusado de muchas mujeres o sólo de una”.
Amigos encubriendo
Uno de los asuntos más espinosos del tema es la coartada que trabajadores de la empresa y amigos de Hollywood habrían dado al productor para dar rienda suelta a sus abusos. Según el artículo del New Yorker más de diez empleados eran conscientes, e incluso alguno de ellos participaba concertando las citas con las actrices en hoteles. Esto lo confirman testimonios como el de Cara Delevigne, que menciona a dos trabajadores que la acompañaron a la habitación y luego la dejaron sola.
En esta trama destaca la figura de Ben Aflleck, amigo y protegido desde que escribiera junto a Matt Damon de El indomable Will Hunting, que ha sido citado como conocedor de los delitos de Weinstein. El actor fue uno de los primeros en condenar los hechos, pero pronto respondía Rose McGowan, una de las víctimas, llamándole mentiroso y contando que ella confesó al actor los abusos. Pronto las redes rescataron un vídeo en el que en una entrevista Affleck agarraba los pechos de la periodista, mostrando una actitud machista y de abuso de poder.
El machismo de la sociedad
Lo que ha destapado el caso de Harvey Weinstein es algo más que un caso aislado de un depredador sexual, sino el machismo de una sociedad en la que el abuso de poder del hombre sigue estando bien vista y permitida en muchos círculos. Un mal que por primera vez se está mirando a los ojos y que ha hecho que ellas se atrevan a hablar y denunciar. De nuevo Emma Thompson en una declaración para enmarcar, explicaba cómo ha funcionado el mundo hasta la actualidad.
“Estas cosas no me sorprenden para nada, porque son endémicas del sistema. Lo que me parece extraordinario es que este hombre es sólo la punta de un particular iceberg. No es un adicto al sexo, es un depredador, lo que hay arriba de esa escalera es un sistema de abusos, menosprecios y acoso y lo que mi madre hubiera definido hace muchos años como “molestar”. ‘¿Te está molestando?’ Es lo que se decía antes. Esto ha sido parte de nuestro mundo, del mundo de las mujeres, desde tiempos inmemoriales. De lo que necesitamos empezar a hablar es de la crisis de la masculinidad, la crisis de la extrema masculinidad, que es esa clase de comportamiento y el hecho de que no sólo esté bien visto, sino que además está representado por el hombre más poderoso del mundo en este momento”.