El viernes llegaba a las salas El secreto de Marrowbone, una de las películas españolas más esperadas del año, que viene de la mano de Telecinco Cinema, distribuida por Universal y supone la ópera prima del guionista de J.A. Bayona, Sergio G. Sanchez, que además apadrina el producto. Mimbres para tejer un nuevo éxito para nuestra industria. Cuando el realizador acudió al Facebook Live de este periódico, este periodista le comentó que era una apuesta arriesgada estrenar con la tercera entrega de Thor, que llega a más de 600 pantallas, a lo que él respondió: “lo que me da más miedo es Stranger Things”.
Efectivamente, la segunda temporada de la serie de Netflix llegaba a todos sus usuarios el mismo día. Nadie lo había tenido en cuenta porque no sale en las carteleras, ni en las marquesinas donde anuncian los estrenos, pero el fenómeno de masas de la compañía había elegido la misma fecha. Dos productos que, a priori, no compiten en la misma liga. Uno lo hace en pantalla grande, mientras que el otro en mercado doméstico por Video on Demand. Y, sin embargo, esa preocupación demuestra que las pantallas están desapareciendo, y plantea una nueva duda a los distribuidores y exhibidores, ¿puede una serie ser una amenaza para un estreno tradicional?.
Para Juan Carlos Tous, CEO de Filmin, uno de los primeros videoclubes online en España, está claro que sí, y esta preocupación de Sergio G. Sánchez demuestra que es una nueva generación que ya considera estas plataformas como actores importantes de la conversación. “El cine siempre ha tenido miedo a la televisión. Cuando hay un Barça-Madrid la gente no va al cine, o hace años cuando había Operación Triunfo con esas galas millonarios las salas estaban esqueléticas, nadie iba. Hay eventos, y siempre los ha habido, que han influido en los resultados. Lo que pasa es que estamos en el siglo XXI y los eventos son en internet, porque las audiencias son globales”, explica a este periódico.
No opinan lo mismo desde la Federación de Exhibidores Cinematográficos, que creen que estos fenómenos no les están afectando. “Ya pasamos por esto con el estreno de Narcos y no afectó. Ten en cuenta que no es un evento único, algo que o lo ves o te lo pierdes, la serie sigue ahí y la gente la ve durante varios días. Además, hablamos sólo de público suscriptor de Netflix en España, del que no se conocen los datos”, cuentan a EL ESPAÑOL.
El cine siempre ha tenido miedo a la televisión. Cuando hay un Barça-Madrid la gente no va al cine, Hay eventos que han influido en los resultados. Lo que pasa es que estamos en el siglo XXI y los eventos son en internet
Para Tous, negar este efecto es negar la evidencia de que “la penetración del Video on Demand es inminente y pensaban que iba a ser lento y la prueba es que un realizador tiene miedo”. Cree que los exhibidores sólo tendrán en cuenta estas nuevas pantallas cuando puedan medirlo de forma empírica. “Todavía no hay cifras, y el señor del cines se basa en el boxoffice, que para ellos es la mejor información. Es online y es inmediata. Ellos miden todo con datos certeros e inmediatos y sin existir esos datos para el on demand, quien no quiera considerarlo no lo considera...”, añade.
Aquellos que consideran que Netflix todavía no puede hacer daño a los cines tradicionales argumentan que la empresa sólo tiene unos 700.000 usuarios en España (dato aproximado debido a la política de secretismo de la compañía), y que la mitad de ellos no verán esa serie, por lo que 350.000 personas no influyen en la taquilla. Para Juan Carlos Tous hay un error en esa estimación: “no son 700.000 usuarios, son 700.000 hogares, que es diferente, eso es más de un millón, casi dos millones de personas, y son gente muy sensibilizada con el cine. Es competencia al cine con series, y afecta mucho más. La zona, de Movistar+ también ha estrenado el mismo día para contraprogramar a Netflix, así que si sumas todas ellas ya es una audiencia notable, tanto como para que un realizador joven, moderno, y con perspectiva internacional s preocupe”, zanja el director de Filmin que cree que ambas plataformas deben ser complementarias y no sustitutivas.
Para Elena Neira, autora de La otra pantalla, la situación no es sencilla de analizar. Cree que si se toman en cuenta sólo los datos de hogares con Netflix, no se podría hablar de “un efecto canibalizador, porque el músculo de Netflix no es tan apabullante”. Pero también añade que el público que consume entretenimiento es el mismo para Netflix y para las salas, “y si tienes una opción más barata que no significa coger el metro para ir al cine, puse tienes una ventana más competitiva porque es más barato, la tarifa de un mes de Netflix cuesta lo que una entrada de cine”.
El caso de Stranger Things lo considera uno entre un millón, ya que es “un fenómeno global que tiene gancho y es una de las series más vistas y consumidas, además de con mayor engagemente de la plataforma”. “Netflix lo ha dicho siempre, que tiene más palanca de fidelización con las segundas que con las primeras temporadas. Fundamentalmente porque tienen una masa de gente que ya la ha visto y tienen ese boca a boca importante”, explica y añade que la serie de Netflix es la tormenta perfecta para arrasar este fin de semana, ya que “están compartiendo materiales en redes sociales, tienen un primer mes gratuito y es fácil ponerse al día, es normal que un director se sienta amenazado”.
No sé si es pertinente hablar de amenaza al cine, pero es verdad que la pelea se ha vuelto más cruenta por la persona que quiere consumir ocio, porque la oferta se ha multiplicado
“No sé si es pertinente hablar de amenaza al cine, pero es verdad que la pelea se ha vuelto más cruenta por la persona que quiere consumir ocio, porque la oferta se ha multiplicado. Estos fenómenos masivos como Stranger Things o Juego de Tronos cada vez serán menos frecuentes, cada vez más difícil por la fragmentación de la audiencia, pero Netflix tiene una ventaja, y es que esta presente en 160 países, y eso son ya campañas globales que generan un temblor en el mundo digital, porque a pesar de marquesinas, etc, su principal aliado es el mundo digital, porque es la plataforma donde está la gente que tiene Netflix y que podrían contratarlo. La empresa quiere que lo vean los suscriptores y que hablen para convencer a los otros. Son lo que llaman series palanca de suscripción.
Los tiempos han cambiado, y la distribución en salas tendrá que ampliar su horizonte. Los rivales ya no están sólo en la sala de al lado, también lo están en casa, y sus campañas de promoción son tan agresivas como las suyas. La guerra por el espectador se ha vuelto más dura que nunca.