El productor de Hollywood Harvey Weinsten utilizó abogados, detectives privados y exagentes del Mossad para intentar parar las informaciones y las denuncias de abusos sexuales que se estaban preparando en su contra. De acuerdo con informes que difunde hoy The New York Times y una nota publicada anoche por la revista The New Yorker, Weinsten utilizó una firma de investigadores privados en la que trabajan antiguos agentes del servicio de inteligencia israelí.
También usó la firma de un prominente abogado vinculado al Partido Demócrata para montar un operativo con el fin de conocer por anticipado datos de los informes que fueron publicados el mes pasado por el Times y la revista acerca de los abusos de Weinstein. La nota de The New Yorker, titulada "El ejército de espías de Harvey Weinstein", reproducida parcialmente por el Times, que aporta su propia información, indica que las gestiones de Weinsten para parar las denuncias comenzaron hace más de un año.
La revista incluye un contrato firmado por el abogado de Weinstein, David Boeis, y la firma de investigadores privados Black Cube para "parar completamente nuevos artículos negativos" que preparaba The New York Times. Las labores, sin embargo, se venían realizando desde el año pasado, e incluyeron contactos de una exespía israelí que se hizo pasar primero como la defensora de los derechos de la mujer Diana Filip y posteriormente utilizó el nombre de Anna.
En el primer caso, la mujer que se hizo pasar como Diana Filip estuvo reuniéndose con la actriz Rose McGowan, una de las que denunció abusos sexuales contra Weinstein, para ganar su amistad y conseguir información sobre los reportajes que se preparaban. Y la misma mujer, con el nombre de Anna, había contactado el año pasado al periodista de la revista New York Ben Wallace, también sobre el mismo tema, aunque en este caso el reportero no llegó a publicar ninguna información.
También fueron contactados los periodistas de The New Yorker y del Times que en octubre pasado publicaron las denuncias sobre abusos sexuales contra Weinsten y que dieron lugar a una oleada de acusaciones parecidas contra él en distintos países.
La firma de investigadores Black Cube llegó a utilizar al menos una empresa fantasma basada en Londres para obtener su información. Weinstein también usó con parecidos propósitos a la compañía Kroll, una de las más importantes firmas de inteligencia corporativa, según The New Yorker.
Se da la coincidencia de que el abogado que la firma de abogados que utilizó Weinstein para usar los servicios de Black Cube está liderada por Boeis, que ha defendido a The New York Times en tres ocasiones durante los últimos diez años. En una declaración recogida hoy por el periódico, la editora calificó esta conducta como "intolerable", como una "traición de confianza grave" y una violación de los "básicos estándares profesionales" que todos los abogados deben observar.
Boeis, recuerdan el Times y The New Yorker, representó al candidato presidencial demócrata Al Gore en las elecciones de 2000, que desembocaron en un complejo proceso legal en el que ganó el entonces aspirante republicano, George W. Bush. Weinstein ha negado que haya participado en actos sexuales no consentidos. Su portavoz, Sallie Hofmeister, calificó hoy como "ficción" la posibilidad de que alguien haya intentado parar las informaciones que se publicaron en su contra.