Y ahora, ¿quién habla con el Gobierno sobre lo que necesita el cine español?
La desintegración de FAPAE deja a la industria sin el que ha sido tradicionalmente su interlocutor con el Ministerio de Cultura y las autoridades. Hablamos con las asociaciones de productores sobre qué pasará ahora.
20 noviembre, 2017 03:08Noticias relacionadas
Si la unidad hace la fuerza, los productores de cine lo tienen crudo. En los últimos meses las guerras internas en el seno de la Confederación de Productores Audiovisuales (FAPAE) se han hecho cada vez más tensas y han provocado la salida de casi todas las asociaciones que la conformaban. La última (de momento), y la más dolorosa, ha sido la de AEC (asociación estatal de cine), que tenía al 90% de los profesionales y que se marchó por “falta liderazgo intelectual y moral". Era la última en mostrar su desacuerdo con la figura de su presidente Ramón Colom. Lo hacía después de la rueda de prensa del Festival de San Sebastián en la que Colom acusaba a las asociaciones de corruptelas y traiciones para echarle de su puesto.
La reacción fue la misma que antes ya habían tomado los productores catalanes (PROA) y los madrileños (AMA). Tal y como ha podido saber este periódico, de las pocas asociaciones que quedan, tres más se lo están planteando y una incluso podría haber votado ya su marcha. Colom se queda sólo, anclado al poder y viendo como el que era el principal interlocutor con el Gobierno queda deslegitimado completamente y, como apuntan fuentes cercanas a FAPAE, con la sombra de un concurso de acreedores amenazante.
La pregunta que el cine español debe tomar urgentemente es quién será ahora ese punto de unión entre el sector y las autoridades. Quedan muchas cosas pendientes. La bajada del IVA no se ha hecho efectiva, no hay presupuestos, por lo que tampoco hay dinero para las ayudas del año que viene, y el modelo de financiación es motivo de debate y muchos plantean cambios o modificaciones en el sistema de puntos.
Desde PROA, su presidente Raimon Masllorens, cree que “FAPAE dejará de existir en breve o no será eficiente”, y ve un futuro en el que “los interlocutores del sector serán varios”, aunque alerta del peligro de esta fragmentación. “Eso es poco eficaz, porque cuando vas a hablar con una televisión, o con el ICAA, o con el ministro, si se va por separado todos opinan una cosa, así que los agentes se aprovechan de esto y eso hace que todo vaya mas lento y seamos menos eficaces”, explica a EL ESPAÑOL.
La fragmentación es poco útil, porque cuando vas a hablar con el ICAA, o con el ministro, si se va por separado hace que todo vaya mas lento y seamos menos eficaces
Ellos planean un cambio en el modelo audiovisual que dé un vuelco al sector y que haga que el cine no dependa tanto de los presupuestos generales del estado, pero para ello creen “que debemos presentarlo de forma conjunta”. “Y no me refiero sólo a los productores, sino a todos los sectores de la industria del cine que tendrán que consensuar propuestas concretas. Nosotros nos basamos en nuestra experiencia propia, y yo cuando llegué lo que hice fue convertir todas las asociaciones en sectoriales. Hemos tenido las cosas claras y nos está funcionando muy bien que cada uno llega a la junta con las cosas cocinadas en casa, no discutimos si las ayudas al cine tienen que ser de una forma u otra, sino como implementamos aquello”, apunta Masllorens, que cree que otra de las claves es que las discusiones se queden en casa, no fuera.
Por todo ello cree que no hará falta formar un nuevo FAPAE como muchos solicitaban: “Cuando cierras una confederación con deudas es casi inmoral abrir otra, no lo vamos a proponer, ni a liderar. Hay una necesidad de tirar para adelante y de cambiar lo que haga falta”. Lo más urgente pasa porque el Gobierno entendiera de una vez “que el audiovisual es un sector estratégico para cualquier país europeo. “Si entendiesen que España está a la cola, ya no de ayudas, si no de estrategia audiovisual… y nos basamos en estudios sencillos pero efectivo de cómo están haciéndolo en el audiovisual en Europa y sobre cuatro o cinco cosas que hay que implementar. Si hubiera un Gobierno que se sentara y dijera: ‘nos lo creemos y vamos a escuchar sus propuestas’, que son además para bajar la dotación de los presupuestos al audiovisual, pues tendríamos el doble de dotación con menos aportación del estado, porque proponemos varias vías de financiación”, zanja.
Cuando cierras una confederación con deudas es casi inmoral abrir otra, no lo vamos a proponer, ni a liderar. Hay una necesidad de tirar para adelante y de cambiar lo que haga falta
La lógica de los números dice que AEC, que era la asociación más numerosa de FAPAE, fuera la que tomara la iniciativa en las negociaciones, pero su presidente Francisco Ramos aclara a este periódico que allí “siempre hemos pensado que la interlocución única del sector es muy difícil, pues es prácticamente imposible que alguien pueda representar todos los intereses de un sector tan diverso, con productores de cine industrial, cine más artesanal, televisión documentales, la peculiaridad específica de la animación...”.
“No obstante, en el contexto actual de desmembramiento de FAPAE; AEC, que agrupa a unas 45 productoras y que representa el 90% del cine industrial, de la taquilla y de la generación de puestos de trabajo es, sin duda, el principal interlocutor con el gobierno en representación de los productores de cine", añade Ramos.
Hay que escuchar esas voces para que no haya sólo un modelo industrial, sino que se abra la línea de financiación a otro tipo de películas. Hacen falta líderes que reflejen esa pluralidad
Otra de las asociaciones que se salió en 2014 fue la madrileña AMA. Su presidenta Puy Oria coincide con su colega catalán en que este es el momento en que hay que dar voz “a todo el sector y no sólo a los productores”. “Hay que escuchar esas voces para que no haya sólo un modelo industrial, sino que se abra la línea de financiación a otro tipo de películas. Hacen falta líderes que reflejen la pluralidad que hay”, opina Oria que cree que no hace falta un representante único para hablar con el Gobierno. Sea cual sea el modelo elegido, tendrán que darse prisa. Los presupuestos apremian y el cine español necesita que se muestren fuertes y unidos, aunque sea por esta vez.