Los espectadores lo supieron en 1992, cuando en Jamón, jamón, dirigida por Bigas Luna, un Javier Bardem de belleza violenta y lúbrica paró el coche en mitad de una carretera rural para silbarle a Penélope Cruz, que era niña contestataria de vestido de lunares. El actor se bajó del carro con un cuchillo en la mano, sacó un jamón de la parte trasera del vehículo y se decidió a brindarle un trozo a la chica -“¿Tú sabías que el jamón da ganas?”-, pero se cortó. “Chúpate el dedo”, le dijo ella. “¿Por qué no me lo chupas tú?”, preguntó él, ya con la yema en los labios. “Tú eres un cerdo”. “Y tú una jamona”. La química era espesísima, insoportable. “Tú y yo nunca vamos a ser amigos, ¿eh? Lo único que podemos hacer es follar”, advirtió Bardem. “Eres un guarro”. “Y tú una jamona”, repitió el tipo.
El nostálgico almodovariano recuerda también a Penélope Cruz -con los cabellos largos y rizados y la cara de botón, con el primor de una gitanilla salvaje- abrazando esas espaldas imposibles de Javier Bardem, que jugaba a las tragaperras en una tasca. Se besan y no hay fallo: cae el premio, en pesetas, claro. Después hacen el amor en un toro de Osborne. “Vamos a casa”, le pide ella. “Sí, pero a mi casa”, guiña el actor. “No te voy a dejar nunca. Te quiero, Silvia. Vamos, Silvia. Vamos”. “Estás loco”, le dice ella, mientras se encarama a la moto. “¡Te quiero, te quiero!”, grita él, arrancando. Cruz sólo tenía 16 cuando rodó la película.
'Vicky Cristina Barcelona'
Coincidieron en El amor perjudica seriamente la salud (1996) y en Carne trémula (1997), aunque no compartieron secuencia. No fue hasta 15 años después de Jamón, jamón que Javier Bardem y Penélope Cruz volvieron a verse las caras, y además emulando otro amor tormentoso: el de María Elena y Juan Antonio en ese triángulo fascinante de Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen), redondeado por Scarlett Johansson. Ese filme también les unió en el espectro personal. “Tú todavía me buscas en cada mujer”, decía el personaje racial de Penélope Cruz cuando volvió a encontrarse con su viejo esposo. Ella recibió el Oscar a la mejor actriz de reparto. Por rotunda, por exótica. Era el año 2009. “María Elena y yo estamos hechos el uno para el otro y no. Es una contradicción”, aseguraba en uno de los diálogos Juan Antonio. Claro.
Ahora vuelve a destacar su combinación explosiva en Loving Pablo, la esperada película dirigida y escrita por Fernando León de Aranoa. La Academia de Cine, que ha anunciado hoy los finalistas a la 32 edición de los Premios Goya, ha comunicado que Javier Bardem y Penélope Cruz han resultado nominados en la categoría de Mejor Actor Protagonista y Mejor Actriz Protagonista, respectivamente.
Las reacciones (y las críticas)
Bardem ha declarado que está “profundamente agradecido por el apoyo y el cariño de los compañeros que trae consigo esta nominación”: “Todo el equipo puso lo mejor de sí mismo para hacer de esta película una historia inquietante y poderosa para el espectador”. Cruz cuenta que se le han llenado “los ojos de lágrimas” al conocer la noticia. “El apoyo de mis compañeros durante tantos años me emociona muchísimo (…) No existen suficientes palabras de agradecimiento para hablar de Fernando León. Gracias, amigo, por tu talento, tu sensibilidad y por cuidarnos tanto a todos”.
El filme está basado en la autobiografía Amando a Pablo, odiando a Escobar de la periodista colombiana Virginia Vallejo: es el relato de una superviviente que manosea cuestiones como la fascinación y el deslumbramiento, pero también alcanza a abordar la desmesura y el horror. Es un Escobar, según cuentan los implicados, “diferente al que habíamos visto antes”, que se pone la estructura ósea de un Bardem “animal”, arrollador y amenazante, y presta la mirada de una Penélope Cruz valiente que se entrega a su personaje sin reservas.
“Se dice de Escobar que era un padre amoroso, y a la vez causó horror a tantas familias. Me interesaba esa contradicción, necesitaba una lectura que le hiciera humano, para entenderle mejor a él y a nuestra propia responsabilidad. Escobar, como Hitler, no vino de un planeta extraño”, subrayó Bardem. Y destacó que había entendido que el narcotraficante tenía “una necesidad absoluta de respeto”: “Le volvió loco, puso a una sociedad de rodillas, pero nunca lo logró”.
La película ya se presentó en los Festivales Internacionales de Venecia, Toronto y San Sebastián. La acogida fue más bien tibia. Los críticos, en su momento, señalaron la “mala decisión” de rodar el filme en inglés, aunque sea con marcado acento paisa. . “Como avanzar por un superventas, verla tiene sus momentos de placer culpable pero deja una sensación de vacío”, escribió The Hollywood Reporter. “Un retrato superficial y de soap-opera”, criticó Variety. La Academia de Cine, como ha demostrado en sus nominaciones, no está de acuerdo. Sueña con volver a aplaudir a la pareja más rompedora y sexual del cine español.