Muchos hablan de brujería: pocos presentadores salen enteros de la gala de los Goya, pocos escapan del evento sin la ropa hecha jirones. La fiesta del cine se ha convertido en una simpática trampa para los más infalibles humoristas, algo así como un botón hacia el averno mediático. Quizá sea cosa de la plataforma en sí misma, que polariza las dos Españas: la noche de los Goya, el país se divide entre los ciudadanos interesados en el cine -y en el fomento de la cultura- y entre aquellos que guardan resquemor por el “No a la guerra” y que no se quitan de la boca los topicazos de chupópteros y subvenciones.
Los últimos damnificados han sido Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, los chanantes que han aterrizado con mal pie en el escenario de los Goya. Sus “una película en la que un vasco folla” (en referencia a Handia), su petición de que el Langui “volase”, su metamansplaining… nada funcionó, esta vez, para dos de los cómicos más respetados del país, dos de los embajadores del humor más absurdo y surrealista.
Lo que hicimos fue escuchar a la Academia y adoptar un poco el tono que ellos querían, las cosas que más o menos sugerían que dijésemos… pero nuestra parte estaba escrita por nosotros
¿Qué ha pasado? ¿Cuánto del guion era suyo y cuándo era impuesto por la Academia; ha sido la falta de libertad la que ha provocado el desastre? “Bueno, cuando tú aceptas la gala, aceptas un encargo de la Academia”, cuenta Joaquín Reyes a este periódico. “Lo que hicimos fue escucharles y adoptar un poco el tono que ellos querían, las cosas que más o menos sugerían que dijésemos… pero nuestra parte estaba escrita por nosotros. Hubo cosas que escribimos que se cayeron, lo normal en un encargo de este tipo, como el pasa a todos los presentadores y guionistas. Pero no hay censura. Ellos quieren que la gala tenga una línea concreta, y ya”.
España: Dani Rovira vs Los chanantes
Reyes asegura que no traspapelaría ningún chiste si pudiese volver atrás: “No, no me arrepiento de ninguno de los chistes que hice. Escribimos las mejores bromas que pudimos e hicimos el humor que siempre nos ha caracterizado. Tampoco me arrepiento de haber presentado la gala, me lo pasé muy bien en el escenario y disfruté. La gente allí se reía, pero es verdad que fuera se percibe de otra manera”. ¿Será que España es más del humor de Dani Rovira que de los chanantes? “Es probable. A nosotros siempre nos han puesto muy bien, por lo general, así que tampoco pasa nada porque esta vez nos critiquen y nos den palos, eso hay que aceptarlo. Nuestro humor no encaja en los Goya, y no pasa nada, igual una gala de estas características pide otro tipo de humor, pero había que probarlo”.
Joaquín Reyes es consciente de que “es una gala de por sí muy criticada”: “Siempre recibe críticas muy duras, la presente quien la presente. A Dani Rovira, que lo hizo muy bien, también le cayeron críticas todos los años. Parece ser que Ernesto y yo no atinamos con la gala, pero vamos… te puedo asegurar que no me siento mal por las críticas. Siempre que llovió, paró”, bromea. “¡Y a otra cosa! No estamos destruidos ni acabados. Me da pena, pero no hay que dramatizar, hay que relativizarlo. ¿Que me hubiese gustado acertar con la propuesta? Claro, pero ya está”.
No puede ser que los Goya ahora sean una gala imposible. La gente recuerda con cariño la gala de Rosa María Sardá. No creo que esto sea una maldición
Recuerda que sí hubo momentos celebrados por la audiencia. “Creo que estuvo muy bien la crítica de Boyero o el momento maquillaje, y que el monólogo de Ernesto fue muy divertido. Es cierto que es una gala de tres horas y que es difícil hacerla”. ¿Recomendaría presentar los Goya a alguien que quiera mucho, Reyes? Ríe al teléfono: “Joder, sí, porque hay que intentarlo. No puede ser que los Goya ahora sean una gala imposible. La gente recuerda con cariño la gala de Rosa María Sardá. No creo que esto sea una maldición… sólo hay que seguir intentándolo. Eva Hache, por ejemplo, también hizo una gala buenísima y que gustó, por lo general”.
"Es entretenimiento, no algo importante"
Ernesto Sevilla, el copresentador, ha subido a su cuenta de Instagram una imagen icónica y poderosa como respuesta, que reza: “Nunca podréis conmigo porque soy idiota”. ¿Cómo funciona la resistencia del humorista, cómo es de permeable? “Somos resistentes”, contesta Joaquín Reyes. “Yo sólo me sentiría mal si a mí me hubiera salido mal, si las bromas no hubieran funcionado allí, pero cuando tú escribes lo mejor que puedes y te sale bien… pues ya está. El humor es muy subjetivo. Oye, que esto es entretenimiento, no es una cosa importante, y los que trabajamos de cara al público estamos expuestos. Lo comprendemos, lo aceptamos. Pero hay cosas mucho más importantes que esto, sinceramente”.
¿Recibieron antes del evento alguna llamada, algún aviso? Vuelve a reír: “Dani Rovira nos avisó, sí. Nos dijo que no mirásemos nunca las redes sociales, y qué razón llevaba. No he leído las críticas de Twitter, sólo las ediciones de los periódicos digitales, y ya me ha quedado claro. Es que las redes sociales… crean una sensación que no es verdad del todo, nunca nada es tan abrumador. Hay un montón de gente indignada escribiendo a la vez, pero la gente a la que le haya gustado la gala no escribe. Siempre escribe el que se queja”, sostiene.
¿Volverían a presentarlo el año que viene? “No creo que nos vayan a llamar”. Se detiene. “No sé, no puedo contestar a eso. Es que es una hipótesis que no barajo”. Por último, su recomendación personal de presentador o presentadora para el año que viene. “A mí me gustaría que lo hiciera Ana Morgade. O Brais haciendo de Paquita Salas”.