Méndez de Vigo está satisfecho: ha escapado de la gala de los Goya sin un rasguño, gracias a que el debate político y social de la fiesta del cine se centró en la reivindicación feminista. El ministro de Cultura llegó tarde y posó junto al abanico de Dolors Montserrat (responsable de Igualdad contraria a las cuotas), y no tocó el artefacto rojo para no mancharse de protesta. Ni siquiera matizó las palabras del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando fue preguntado por la discriminación salarial de las mujeres: “No nos metamos en eso”. No se mojó Méndez de Vigo en la más democrática de las polémicas, la de la igualdad, pero tampoco tuvo que responder sobre su gestión cultural. El sueño de todo político a la hora de acudir a un evento: la impunidad, la foto sin mensaje, el anticuestionamiento.
Los Goya llevan un par de ediciones deshinchándose en cuanto a protesta política, en cuanto a señalar las grietas del poder establecido -una de las máximas tanto del humor como de la cultura-. Ya lo avisó el año pasado Dani Rovira: “No habrá menciones políticas, no se merecen esa parte de protagonismo”, escabulló. “No quiero ser abanderado de nada”. Y lo han subrayado, en 2018, Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes: “No vamos a ser especialmente críticos con nada. Seremos fieles a nuestro humor, y nuestro humor nunca ha sido crítico: somos más bien abstractos, surrealistas”, señalaron. “Si va a haber crítica, será por carambola. La política ha saturado a la gente. Se debe hablar de otras cosas”. Y así fue.
El cine español no se recupera del trauma del “No a la guerra” de 2003. Ni siquiera de otras galas reivindicativas como la de Andreu Buenafuente o Eva Hache
El cine español no se recupera del trauma del “No a la guerra” de 2003. Ni siquiera de otras galas reivindicativas como la de Andreu Buenafuente o Eva Hache. El evento se va acobardando despacio, se pliega. Y Méndez de Vigo lo achaca a su buena gestión. “Cuando uno explica las cosas y cumple, el mundo del cine es agradecido”, ha asegurado hoy. Según su parecer, “no hay por qué criticar al Gobierno si hemos cumplido, si lo hemos hecho razonablemente bien”. El ministro ha destacado las “muy buenas relaciones” que mantiene con la Academia de Cine y, en cuanto a la cuestión feminista, ha aludido a Isabel Coixet, que decía que “está muy bien hacer reivindicaciones pero hay que hacerlas día a día”. Entonces ha subrayado que el Gobierno ha impulsado el Pacto de Estado contra la violencia machista.
"Vi las cinco películas"
Méndez de Vigo, respirando tranquilo, ha destacado el "gran momento" que atraviesa el cine español. “Va en la buena dirección" porque "mucha gente va a ver películas españolas", ha sostenido, y ha aprovechado para aprobar la calidad de las finalistas a los Premios Goya. "Vi las cinco y era muy difícil pronunciarse porque las cinco son muy buenas”. También ha recordado las medidas adoptadas por el Gobierno en los últimos meses, como “la nueva ley de financiación del cine, las ventajas fiscales” y el compromiso de bajar el IVA a las entradas una vez se aprueben los presupuestos de 2018.
Méndez de Vigo asegura haberlo pasado “muy bien” en la ceremonia de entrega de los galardones, porque su “obligación siendo ministro es disfrutar”
Sólo Nora Navas -que junto a Mariano Barroso ha tomado el relevo de la presidenta de la Academia de Cine, Yvonne Blake- intentó sonrojar en los Goya al ministro de Cultura con un mensajito sobre el célebre impuesto. Aludió al 21% del IVA en las entradas de cine, que, “a pesar de las promesas y anuncios oficiales, sigue ahí”: “Aquí seguimos, aquí sigue la industria del cine generando riqueza para el Estado, recaudando bastante más dinero del que recibe (...) Somos un colectivo que no quiere llorar y no quiere ningún privilegio. Solo quiere lo que es suyo. Como cualquier otro colectivo", expresó. Nada que al ministro le haya atravesado, nada que le haya puesto sobre las cuerdas para contestar a las preguntas pendientes.
En las declaraciones de hoy, Méndez de Vigo asegura haberlo pasado “muy bien” en la ceremonia de entrega de los galardones, porque su “obligación siendo ministro es disfrutar”. Y los Goya se lo han puesto muy fácil.