Black Panther ha reventado la taquilla. La película de Marvel ha sobrepasado las expectativas puestas en ella y ha recaudado más de 218 millones de dólares sólo en EEUU durante sus cuatro primeros días, lo que supone la quinta mejor apertura de la historia en los cines norteamericanos. Un acontecimiento que podría parecer esperado, al ser la última superproducción de Marvel y Disney, con una campaña de promoción masiva y ser estrenada en más de 4.000 pantallas.
Lo que ha convertido a Black Panther en un acontecimiento es que es la película de un realizador negro más taquillera de la historia. La productora apostó por Ryan Coogler para una de sus superproducciones del año. Un movimiento astuto, ya que colocaba a un realizador afroamericano al frente de una película sobre un superhéroe negro en la que todo el reparto eran primeras estrellas de color como Michel B. Jordan o Lupita Nyong’o.
Las primeras aventuras en solitario de Pantera Negra superan a otros personajes como Los guardianes de la galaxia o el Doctor Extraño. Lo hace al haber arrastrado al público de color a las salas. El filme ha sido una de los pocos que ha conseguido congregar a más espectadores negros que caucásicos: un 37% frente a un 35% según los datos que ha ofrecido Variety. Hollywood repite la fórmula que tan bien le salió con Wonder Woman, convencer a un público que estaba alejado del cine de superhéroes -mujeres y otras razas- de que hay personajes que les representan. Una maniobra que tiene mucho de marketing y poco de compromiso con la diversidad.
Los récords de Pantera Negra se han sucedido estos días. Ha sido la película más taquilleras de toda la historia en 80 cines de EEUU, el jueves más exitoso en un mes de febrero y además ha sumado otros 169 millones en otros países. Un éxito sin precedentes para una película destinada para el público negro. Algunos se muestran esperanzados por este éxito, como el director de ComScore, la empresa que mide los datos de la taquilla que cree que esto “es la prueba de que el cine es la mayor plataforma de cambio en nuestra sociedad”.
No importa lo bien que lo hagas, te dicen: está bien para ser una película de negros. Te dicen que has sobrepasado sus expectativas, lo que es una forma de decir que no creían en ti
Otros lo discuten y creen que Hollywood sólo quiere el dinero del público negro, pero que realmente pasa de ellos. Es lo que explica en el medio The Roots la actriz Gabrielle Union, que cuenta como tienen un presupuesto mucho menor que los realizadores blancos, pero que cuando consiguen reventar la taquilla les dan la enhorabuena y les hacen ver que es un éxito histórico en vez de la consecuencia de lo bueno que es su trabajo y seguir apostando por ellos. “Hollywood está muy segregado en la forma en la que se acerca a las películas con gente de color. No importa lo bien que lo hagas, siempre te dicen: está bien para ser una película de negros. Te dicen que has sobrepasado sus expectativas, lo que es una bonita forma de decir que realmente no creían en tu arte y que les has hecho ganar mucho dinero para hacer las películas que realmente les interesan”, explicaba.
Sólo hay que ver los números para darse cuenta de que tiene razón, según un estudio de la Universidad de California sólo el 5,2% de los directores son negros o afroamericanos, un porcentaje que se ceba con las mujeres, ya que entre 2007 y 2017 sólo cuatro negras dirigieron una película.
Pero Hollywood sabe que hay que llegar a un público que les había dado la espalda. El pelotazo hace unos años de Straight Outta Compton demostró que el espectador de color necesitaba historias que les representaran, así que de vez en cuando les conceden una de ellas. La confirmación les ha venido este año, cuando dos películas de realizadores de color, con reparto de actores afroamericanos y destinadas a un público negro, como Déjame Salir y Girl’s Trip han funcionado como un tiro y han superado los 100 millones en taquilla. La primera, además, opta a los Oscar en las principales categorías: película, director y actor.
Pero las obras de Jordan Peele y compañía siguen siendo una excepción. En toda la historia del cine sólo 35 películas dirigidas por negros han superado los 100 millones en la taquilla. Muchas de ellas no eran obras que sacaran pecho de su raza, sino partes de franquicias como Fast and Furious. Lo que confirma que para Hollywood lo importante es el dinero, y no hacer ninguna reivindicación de género.
2017 ha sido una excepción, porque en 2016 no hubo ninguna película con un director negro que recaudara más de 100 millones de dólares, y en 2015 sólo dos, una de ellas de la mano del responsable de Pantera Negra, Ryan Coogler. Hollywood no confía en realizadores de color para hacer sus grandes apuestas del año, y si lo hace recurre siempre a los mismos nombres: Coogler, John Singleton, y Ava DuVernay, que gracias a Selma se colocó en el radar de Disney para dirigir A wrinkle of time, una superproducción con la que pretenden arrasar otra vez y así lavar su imagen y poder vender que la diversidad racial ha llegado, cuando queda mucho por hacer.