La Semana Santa se vive de una forma especial en Andalucía. Hay personas que viven por y para su cofradía. Que lloran si llueve y se anula la procesión y que son capaces de partirse la cara por defender que su santo es mejor que el de al lado. Como todo en España, la Semana Santa saca también lo peor de nosotros, nuestras envidias y recelos, por lo que es extraño que en este contexto no se hayan ambientado más películas.
En las últimas décadas sólo Mateo Gil había usado la Semana Santa como centro de la trama en su ópera prima Nadie conoce a nadie, y ahora es otra debutante, Marta Díaz de Lope, la que en Mi querida cofradía se sumerge en ese mundo para realizar una comedia de enredo en la que la guerra de sexos es la trama principal. Ambientada en Ronda y presentada en el Festival de Málaga, la película muestra la lucha de las mujeres por derribar una barrera que cuesta: la de la iglesia y la Semana Santa.
¿Por qué a una mujer le cuesta el doble que a un hombre ser hermana mayor de una cofradía?, ¿por qué la falda de una mantilla tiene que ir por debajo de la rodilla o no puede pintarse los labios?… dudas que plantea Mi querida cofradía, una versión de La Guerra de los Rose que presenta una batalla mucho más cruenta, la que se desarrolla entre mantillas y capillitas por ostentar el poder. Ellas, con los ojos en el cambio. Ellos en la continuidad. Un filme que prefiere la prudencia a la mala hostia, pero que radiografía muy bien las dinámicas de poder, y qué ocurre cuando una mujer llega al mismo (con el riesgo de convertirse en una Margaret Thatcher en vez de en una aliada del feminismo).
Marta Díaz de Lope es la úlima realizadora salida de la ESCAC, una cantera de mujeres cineastas y que empiezan a llegar a las salas. La mayoría nacidas en Cataluña, pero Díaz de Lope nació en Ronda, y es allí donde ha ambientado esta historia de humor costumbrista. “Nunca pensé que mi primera película fuera a ser tan andaluza, o una película ambientada en la Semana Santa, pero en mis cortos había algo que respiraba a Andalucía, no era nada concreto, pero había alguna cosa, la forma de hablar...”, cuenta la directora a EL ESPAÑOL.
La gente, sobre todo andaluza, me decía que no me riera de la Semana Santa. Y yo les dejé muy claro que yo no me iba a reír de nada, que sólo iba a escribir una historia
Mi querida cofradía es una comedia amable, con algún toque de crítica al machismo de la institución religiosa, pero que siempre mantiene el equilibrio de lo correcto en un tema en el que las sensibilidades están a flor de piel. “Me lo planteé mucho. Al principio no porque estaba con el subidón de pensar que tenía una gran idea, y en ese momento no te planteas esas cosas, pero con el guion ya empiezas a hablar con gente, sobre todo andaluza, que te dice: no te irás a reír de esto. Y yo les dejé muy claro que yo no me iba a reír de nada, que sólo iba a escribir una historia, y que el ser una comedia no significa que me tuviera que reír de ello”, aclara.
El miedo a las iras de las redes sociales es algo que, aunque no sea muy usuaria de ellas, sí que ha empezado a preocuparle al ver el reciente clima de crispación. “En el último tiempo sí que me preocupaba. Lo hablábamos antes en la rueda de prensa, que hay mucho odio en las redes sociales, y yo pensaba que con una película así, con componente religioso y que habla de Semana Santa me pueden dar por todos los lados, pero de verdad creo que la película no se presta a todo eso”, apunta.
Asegura que no conocía ninguna historia parecida a la que cuenta, y que todo ha surgido de su propia imaginación, pero que le interesaba fabular sobre la reacción de “una mujer que lleva toda la vida en una hermandad y que no la eligen por el hecho de ser mujer”, algo que entronca con una actualidad en la que la lucha feminista está mucho más presente que hace cuatro años, cuando empezó a escribir este guion. “Me da alegría que esto haya ocurrido. Muchos dicen ‘esta moda del feminismo’, y yo les digo que mira, mejor que sea esta que otra. Yo siempre he estado muy interesada en el feminismo y que ahora esté en boca de todos me parece genial”, añade.
Marta Díaz de Lope derrocha optimismo, y por ello cree que hasta en la iglesia y en la Semana Santa las cosas están cambiando, porque el avance “es inevitable”, incluso cree que los hombres que muestra Mi querida cofradía son “capillitas que ya han cambiado o están cambiando” y que ya empiezan a permitir el liderazgo de las mujeres, aunque, como muestre el filme, a veces pueda ser igual que el de ellos. “Tiene que permitirse ese liderazgo, no me atrevo a decir que sea diferente, pero hay que potenciarlo para descubrir cómo lo hacemos, porque si no está claro que nunca lo vamos a descubrir”.
Mi querida cofradía ha sido una de las películas mejor recibidas por el público del festival, lo que la coloca en la conversación del palmarés, especialmente por el premio del público que votan los espectadores del certamen.