Cada año miles de personas acuden a Pamplona el 7 de julio con una única misión: celebrar los Sanfermines. Nueve días que comienzan con el chupinazo, que da el pistoletazo de salida para lo que viene: una sucesión de encierros, fiestas y borracheras multitudinarias por la calle. La repercusión de la fiesta es innegable. Turistas de todo el mundo acuden para descubrir en primera persona qué fue aquello que enamoró a escritores como Hemingway y que hace que hasta la televisión pública dedique una programación especial que retransmita todos los encierros por la mañana, en un horario en el que las personas que ven la tele son niños buscando dibujos en pleno verano.
Las contradicciones de los Sanfermines son muchas, empezando por que se honre a un santo, pero para celebrarlo se celebre una bacanal de nueve días. Muchos son los partidarios de hacer laicas las celebraciones de las ciudades, pero la tradición sigue pesando en España, y todos honran a la virgen o el santo de turno. Precisamente ese argumento es uno de los primeros que se esgrime en La cosa vuestra, el documental de María Cañas que se ha estrenado en el Festival de Málaga y en el que muestra el reverso oscuro de la fiesta, o como ella lo define, “un viaje hacia la cara más oculta y surrealista de los Sanfermines”.
Cañas es conocida por sus proyectos irreverentes y provocadores, como Sé villana o Expo Lio 92, y aquí no pierde ni un gramo de su capacidad crítica. Lo hace con un ensayo documental, en forma de collage, en el que a través de imágenes de archivo, de redes sociales o televisivas, reflexiona sobre lo que no se muestra de la famosa celebración de Pamplona, que hasta el año pasado estaba prácticamente mitificada.
El caso de La manada, en el que cinco amigos violaron a una joven y lo grabaron en vídeo, sacaba a la luz una de las realidades más terribles de los Sanfermines, el abuso a las mujeres por parte de hombres que se aprovechan de su estado de embriaguez. Este caso centra la última parte de su trabajo, la más dura, y en la que, recuperando los mensajes de whatsapp de aquel grupo, muestra la premeditación con la que actuaron. No era el primer caso, Nagore Laffage fue asesinada por resistirse a una violación, y las denuncias de mujeres durante estos nueve días son cada vez mayores.
La cosa vuestra no hace didactismo, no pretende ser un tratado sobre la violencia machista o el maltrato animal. Sólo coloca imágenes de la fiesta y las retuerce a su antojo jugando con la música para conseguir efectos sorprendentes. Lo hace cuando habla de la brutalidad policial en la historia de San Fermín. Primero usa grabaciones de aquel 8 de julio de 1978 en el que la policía entró en la plaza de toros para retirar una bandera con la palabra: Amnistía. La cosa acabó en estampida y un joven muerto. No es la primera vez. Jóvenes del país vasco cercanos a la izquierda abertzale han vivido también esa situación, en la que la directora usa la música de la marcha imperial de Star Wars para poner banda sonora a las cargas policiales que salen en su documental.
Por sus imágenes pasan también e maltrato animal, la educación a los niños a los que desde pequeños se les somete a un bombardeo de imágenes sangrientas con total impunidad, y otros asuntos que normalmente no suelen tener hueco en los periódicos durante los Sanfermines. Uno de ellos es la suciedad y la falta de higiene de aquellos que acuden a la fiesta. Los servicios de limpieza no son capaces de dar abasto para retirar la basura de las calles, y por supuesto cuando lo hacen ni rastro del reciclaje. Tampoco ayuda que los portales, los bancos y los parques estén llenos de gente durmiendo en la calle tirados en cualquier rincón.
Otro de esos asuntos es el contraste entre la fiesta, la juerga y la diversión, y la pobreza que también hay en la ciudad y que siempre se esconde. Decenas de familias que acuden a la plaza de toros a recoger los restos de alimentos que han dejado aquellos que pueden gastarse cientos de euros en celebrar unas fiestas de las que nunca se nos muestra su cara oculta, esa que acumula abusos, violencia y hasta violaciones, y que cada año, desgraciadamente, vuelve a aparecer.