La trilogía cinematográfico de El Señor de los Anillos creada por Peter Jackson estuvo a punto de irse al garete. El responsable: Harvey Weinstein. El productor, acusado de abusos a decenas de actrices, también es famoso por el control absoluto que tenía sobre los títulos que financiaba, lo que le valió el apodo de Harvey Manostijeras. Muchos directores vieron cómo el corte final de su filme no se parecía en nada a lo que ellos habían rodado, y Jackson casi fue despedido por lo mismo.
Durante la preparación del proyecto, Weinstein amenazó al realizador con despedirle y reemplazarle por Tarantino si no conseguía que todo se rodara en una película de dos horas en vez de en dos o tres películas. Así lo desvela un nuevo libro del escritor Ian Nathan titulado Anything You Can Imagine: Peter Jackson & The Making of Middle-Earth. Nathan explica que Weinstein pensaba que Peter Jackson había tirado a la basura 12 millones de dólares en el desarrollo de un guion para dos películas (que finalmente fueron tres).
Weinstein le dijo a Jackson que o cumplía sus órdenes o le cambiaría en la silla de director por John Madden (con quien había trabajado ya en Shakespeare enamorado) o por Quentin Tarantino (a quien lanzó a la fama y de quien produjo después todos sus filmes). “Harvey dijo: ¿estás haciendo esto o no?, porque si no estás fuera, y tengo a Quentin listo para dirigirlo”, cuenta en el libro Ken Kamins, un productor que trabajó junto a Harvey Weinstein en este primer acercamiento de El Señor de los Anillos.
Jackson contó que tenía guardado un memorándum fechado el 17 junio de 1998 en el que Jack Lechner, mano derecha de Weinstein, le ofrecía “una aproximación a la novela más radical y optimizada” que le permitiría contar la historia en una sola película. Esto hubiera provocado la supresión de escenas míticas como La batalla del abismo de Helm, o cambios en personajes, ya que Eowyn hubiera reemplazado a Faramir como hermana de Boromir, el Balrog hubiera desaparecido, y probablemente Saruman también, según explica The Guardian.
“Estaba literalmente garantizado que decepcionaría a todas las personas que habían leído el libro”, contó Jackson a Nathan. El propio director confirmó a Kamis que él y su mujer Fran Walsh, coguionista de la película, no podían adaptar el libro de la forma que quería Harvey Weinstein. “Preferimos tener nuestra vida y hacer nuestras películas pero no lidiar con toda esta mierda más. Dile a Harvey que siga adelante con su película y que buena suerte”, añadió. Kamins persuadió a Weinstein para que Jackson pudiera vender su tratamiento de guion en otra productora, y el resultado fue que New Line dio libertad para que el realizador desarrollara su trilogía que culminaría con los once Oscar para El retorno del rey.
No es la única forma en la que Weinstein se metió en el proyecto. El pasado diciembre Peter Jackson reconoció que había vetado a Ashley Judd y Mira Sorvino por la campaña orquestada por el productor y que provocó que ninguna de las actrices estuvieran en la discusión del cásting de El Señor de los Anillos. “Me acuerdo que Miramax nos dijo que era una pesadilla trabajar con ellas y que debíamos evitarlo a toda costa”, confesó Jackson.