El cine español parece abonado a la precariedad. Desde hace años la industria sobrevive con unas ayudas mínimas y el desdén del Ministerio de Hacienda, máximo responsable de las partidas que recibe un sector al que el gobierno del PP marcó como el enemigo. Al maltrato del anterior ejecutivo se ha unido una serie de catastróficas desdichas que han llevado al cine español a una situación dramática en 2018. La industria se encuentra paralizada, esperando la convocatoria de ayudas que lleva meses de retraso y que está provocando la cancelación de rodajes y los nervios en todo el sector.
El anterior gobierno ya llevaba retraso en la publicación de la primera convocatoria, pero con la moción de censura y el cambio de cartera todo se ha complicado. Por si fuera poco José Guirao ha dejado para el final el nombramiento de su representante, el director del ICAA, y ha añadido más palos a la rueda de la industria, que ya califica este 2018 como "catastrófico" según explican a EL ESPAÑOL. Por este motivo se pedía que continuara al frente del ICAA el anterior responsable, Óscar Graefenhain, que ya conoce el engranaje interno y sabía las demandas y urgencias del sector. Ahora tendrá que nombra a una nueva persona, que tendrá que empezar de cero y retrasar más aún todas las tareas pendientes.
La eficacia del antiguo director del Instituto del Cine hace que, según fuentes del ICAA, vaya a intentar dejar preparado todo para que las ayudas se convoquen rápidamente y no tener que sufrir más retrasos. También las reformas en el sistema de puntos, incluidas las modificaciones que se incluyan, están pendientes de ser aprobadas, algo que Grafenhain también quiere dejar atado antes de su marcha.
Desde la industria se muestran muy preocupados, y no saben qué va a pasar ahora. Los productores explican a EL ESPAÑOL que hay rodajes paralizados, y que ya no hay tiempo para hacer las dos convocatorias prometidas: “Este año, de momento, no se ha convocado ni la primera de las ayudas generales, y ya es imposible hacer dos. Eso es un follón para todo el mundo. Hablamos de estructuras financieras de millones de euros que es muy difícil conseguir, hablamos de coproducciones, de compromisos con televisiones, con inversores… toda la planificación se ha ido a la mierda. Y el problema es aún más grave con las selectivas, porque la ley tiene que dar cuatro meses para presentar el proyecto definitivo desde que te dan la ayuda. Cada año era un drama porque los tiempos son muy justos, pero este es peor”.
Los productores también se muestran preocupados por otro motivo: el sistema de puntos, que se enfrentaba a una reforma muy criticada por ser beneficiosa para las cadenas privadas y las productoras consagradas. Un sistema que sólo funciona con una dotación económica amplia, y no con los 30 millones actuales. Con este sistema, actualmente no se podría producir El orfanato o las primeras películas de Alberto Rodríguez.
Hablamos de estructuras financieras de millones de euros que es muy difícil conseguir, hablamos de compromisos con televisiones, con inversores… todo se ha ido a la mierda
En la próxima convocatoria (única del año por estos retrasos), no saben qué cambios se han aprobado definitivamente. Conocen el borrador, e hicieron alegaciones, pero el texto final -con la novedad de los puntos para las películas que tengan mujeres al frente de equipos en puestos donde la brecha de género es más amplia- todavía no está aprobado. “No sabemos nada, no sé cómo van a ir los puntos, o cómo se va a valorar una nueva empresa. No tengo ni idea. Yo monto mi estructura financiera y si luego no responde a esos criterios, ¿qué hago?”, apuntan. Antes uno podía presentarse a la segunda convocatoria para rectificar errores y rascar algún punto más, pero en 2018 se lo juegan todo a una carta. “No hay margen de maniobra, saldrán las ayudas en agosto y ahí descubriremos que hay cosas con las que no contábamos. Si han modificado algo de las coproducciones nos lo vamos a comer”, añade otra productor.
En todo este efecto dominó de desdichas influye los retrasos con los responsables culturales del nuevo gobierno de Pedro Sánchez. “El cine necesitaba un ministro, y pasó lo que pasó, y ahora un cambio de director del ICAA, que sus trabajadores no tienen culpa, ni el antiguo director tampoco. La coyuntura política ha sido compleja, pero las administraciones han ido a su ritmo”.
Las sensaciones con los primeros pasos del nuevo ejecutivo son “de provisionalidad”, de “parcheo”, y no de apuesta clara por la cultura. De momento la cuantía, heredada en los presupuestos “es innecesaria”, y esa escasez es la que “ha pervertido la bondad de las nuevas líneas que no son terribles, pero con poco dinero son terroríficas para el sector”. “Con esta cantidad es imposible una regeneración del sector, o dan más o hay que replantearlas”, zanjan. Otra de las cosas pendientes es el primer pago de las ayudas de amortización de 2016 -que se tendrán que resolver en dos cursos por el poco dinero otorgado en los presupuestos-.