Hace cuatro años un nombre irrumpió como un tifón en el cine español. Se llamaba Carlos Vermut, y tras un filme que se convirtió en un fenómeno en internet (Diamond Flash), competía en la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián con su segunda obra: Magical Girl. Se trataba de una de las películas más personales, perturbadoras y únicas del cine español reciente. Un título que hasta enamoró a la Reina Letizia -fan del director- y a Pedro Almodóvar, que lo definió como el mayor talento de nuestra cinematografía en el siglo XXI.
Se esperaba con ganas su siguiente filme, que nace como una película de fantasmas, y ha terminado como un drama sobre una diva y una fan que se relacionan de forma vampírica en el universo enfermizo de Vermut. Con Quién te cantará opta a su segunda Concha de Oro. Sería algo histórico para un cineasta que prefiere no encasillarse, aunque todo el mundo se empeñe en ponerle la etiqueta de autor. Él lo acepta con resignación, pero tiene claro que si le comparan con Bayona su cine es experimental, pero si lo hacen con Albert Serra sería hasta comercial
Han pasado ya cuatro años. No sé si han sido fruto de la presión o el tiempo natural para usted.
Quizás haya tardado un poco más, pero yo no soy muy multitask, no puedo hacer muchas cosas a la vez, porque me cuesta concentrarme y me cuesta ilusionarme. No soy un profesional del cine en ese sentido. No tengo mil proyectos que voy descartando. Esto es una idea que tenía para hacer una película pequeña con Apaches, una historia de fantasmas en la que pensé en 2014, y que luego cobró entidad. Luego empecé a escribir y es inevitable que acabé convirtiéndola en algo personal que habla de cosas que me importan, y hasta que encontré cómo convertir esa historia de fantasmas en la historia que siempre quise contar pues ha pasado tiempo. Han sido dos años de escritora de guion y otro de posproducción.
¿Se ve en ese prototipo de director de encargo que mencionaba?
Sí. Lo que tengo que sentir es que la historia me interese. De momento no he adaptado un libro o un cuento corto y no lo descarto, pero el ejercicio cinematográfico está, o puede estar en algún momento de mi vida cuando no tenga nada que contar, en el propio cine. El propio ejercicio cinematográfico ya es bastante de lo que pode hablar
¿Le da miedo no tener de lo que hablar?
Intento no aislarme tanto para no quedarme sin temas de lo que hablar. Todas mis películas hablan de algo que me sucedía o me interesaba. Me da miedo que el cine se convierta en algo tan importante que no deje espacio para la realidad, y sin realidad no tienes nada que contar. Hay casos como Tarantino que es cine, es un ser hecho de cine y siempre tiene algo que contar, porque cuenta el propio cine. Su cine solo necesita cine para alimentarse.
Intento no aislarme tanto para no quedarme sin temas de lo que hablar. Todas mis películas hablan de algo que me sucedía o me interesaba
¿Por qué para hablar de ‘Quién te cantará’ parece que siempre hay que mencionar a Almodóvar?
No me sorprende, porque al final es una película española, con mujeres, melodrama, con elemento musical. No me sorprende tampoco porque eso dice más del background de la persona que de la película. A mí m gusta mucho, pero es una parte de los directores qu eme gustan. Hay muchas referencias, y alguna que no tiene que ver con el cine, y sí con el anime, con la música, con las series, con cantantes que me interesan o que me han interesado esos días y que han sido inspiración para la película… A veces parece que hay un concurso por ver quién saca la referencia más rara.
¿Ha conocido muchas divas?
¿En un sentido peyorativo?
No, en general.
Como persona famosa, que tiene un personaje por encima de él. Sí.
¿Cree que la palabra diva tiene un sentido peyorativo?
Se dice a veces como insulto, por eso preguntaba. Con sentido peyorativo no me he encontrado a nadie, nadie tan famoso y que haya mostrado un comportamiento negativo o soberbio.
¿La actriz que interpretara a Lila tenía que ser una diva?
Es que todos sabemos lo que son las divas, y hay muchos tipos de divas, pero todas tienen algo en común, que son capaces de mirar a través de nosotros, son como unas mediums, tienen algo místico. Son como sacerdotisas que tienen un conocimiento que nosotros no, sobrevuelan por encima de nosotros. Sucede con María Callas, con Lady Gaga, con Mina, con las divas. Son sacerdotisas condenadas a ser sacrificadas por nosotros. Las ponemos en el altar de la fama y casi las exprimimos. Hay una canción muy bonita de Mónica Naranjo, Amor y Lujo, que escuchaba cuando escribía el guion, porque a mí Mónica Naranjo, me encanta, soy un fan absoluto, y esa canción habla del mundo de las divas y dice: "Amor y lujo, cuerpos de gloria, queremos más, queremos más. Las divas por un lado nos dan todo, pero las sacrificamos".
Las divas son sacerdotisas condenadas a ser sacrificadas por nosotros. Las ponemos en el altar de la fama y casi las exprimimos
¿Le da miedo parecerse como director a los demás?
Sí, ocurre, que haya escenas que se parecen a algo y las cambias, porque estamos rodeados de influencias constantemente. A veces son homenajes, pero otras no, y a veces si te recuerda demasiado a algo tienes que ser consciente. La identidad es una mezcla de cosas que somos, pero también de cosas que rechazamos.
¿El cine español se parece demasiado entre sí?
No sabría decirte. Depende en qué aspecto, si hablamos de la foto o del tipo de guiones o de la estructura… no he hecho ese análisis. Creo que al cine español comercial le falta un poco de misterio. Como espectador creo que todo es demasiado literal, lo que te parece, es lo que es. Hay que perder el miedo al misterio y a desconcertar.
Rosales decía que no hay cine español en Cannes porque no es ni radical ni exótico.
Creo que tiene razón. Estamos demasiado cerca de Francia para resultarles exóticos a Cannes, y es cierto que quizás desde allí demandan una imagen más parecida a lo que entienden que es España. Ellos hacen un festival del cine del mundo y les interesa que los países que no tenemos una industria seamos exóticos, que eso no se le exige a EEUU, porque si te fijas cuando vas en un avión, en la sección películas del mundo son películas con identidad marcada para hacer un viaje, por ejemplo, a Irán, pero no queremos ver una película iraní de superhéroes, queremos ver una de mujeres con velo. Igual que no queremos ver una española de cantantes, a no ser que sean cantantes de flamenco, entonces sí. Yo estoy de acuerdo. El cine español que abraza el género y no quiere hablar de una realidad social no parece demasiado exótico.
Toda la prensa le pusimos la etiqueta de ‘la esperanza española para ir a Cannes. ¿Tiene esa obsesión realmente por ir a Cannes?
Me apetecía ir a Cannes con Magical Girl, me apetecía mucho, y no sucedió. Y pensaba que me iba a joder y me dio absolutamente igual. Y honestamente no puedo hacer películas para ir a Cannes o a Venecia. Eso sucedería si no estuviera satisfecho con mis películas, pero creo que si mis películas no han ido a Cannes no es culpa mía. No pesa sobre mí. Si fueran malas o sintiera que son malas… pues sí me hubiera quedado... Estoy satisfecho. Ir a Cannes no es una prioridad. Con esta no lo era y con la que estoy escribiendo, sin contarte mucho, te aseguro que no es de ese mundo.
En los festivales no queremos ver una española de cantantes, a no ser que sean cantantes de flamenco
Agustín Almodóvar dijo que harían todo lo posible para producir sus películas. ¿La siguiente será con ellos?
No sé, estoy con un tratamiento, tendrán que leerlo y decir si les gusta o no. No hay nada firmado. Soy amigo de Pedro y Le veo a menudo, pero hablamos de otra cosas.
En sus películas la violencia es lo que permite a sus personajes ser libres.
Hay algo catártico en la violencia de ficción, yo creo. Cada vez vivimos en un mundo más pacífico, aunque la gente crea que es el fin del mundo, yo creo que cada vez somos más civilizados, incluso cada vez tenemos más corrección política y la gente intenta no molestar demasiado. Yo creo que en 20 años seremos una especia de pseudo Japón, que tampoco está mal. Pero al intentar controlar las emociones, lo que sentimos, eso genera una frustración que si no sabes manejar se convierte en violencia. Creo que contemplar la violencia en el cine es una especie de liberación. El debate es si la violencia en la ficción genera violencia en la realidad o nos libera esa violencia contenida. Yo no lo sé, pero creo que las sociedades más pacíficas suelen ser las que tienen menos miedo a la libertad de expresión en sus artes.