En EEUU tienen al Capitán América, a Iron Man y a Thor, y en España tenemos a Superlópez. La comparación parece desproporcionada, pero él es el único hombre con superpoderes capaz de defender nuestro país de amenazas extraterrestres. El cómic que Jan creó en 1973 fantaseaba con qué hubiera pasado si cuando los padres biológicos de Superman mandaron a su hijo de camino a la tierra la nace se hubiera desviado un poco y hubiera acabado en España.
En su versión cinematográfica, dirigida por Javier Ruiz Caldera y escrita por Borja Cobeaga y Diego San José, se bromea con que un héroe español tiene que ser mediocre, porque en este país al que destaca le muerden en el cuello. “¿Un superhéroe español, y cuál sería su enemigo, la puntualidad?”, dice Alexandra Jiménez en esta comedia para toda la familia que ha producido Telecinco Cinema y que quiere ser tan taquillera como las películas de Marvel.
Para la adaptación de Superlópez era fundamental dar con el héroe adecuado, que al final ha tenido los rasgos de Dani Rovira. El actor se vuelve a poner en el ojo del huracán. La primera foto suya con el traje fue una tormenta de comentarios que hablaban sobre si era el actor idóneo sin haber visto todavía un segundo de película. Rovira, habituado ya a la polémica, asegura no estar nervioso en una jornada maratoniana de entrevistas junto al director del filme.
¿Sé que Javier era lector del cómic, pero tú lo eras también?
Dani Rovira: Bueno… Yo era lector ocasional de Superlópez, te voy a ser sincero. Pero sí que leía más Mortadelo, Zipi y Zape o el Botones Sacarino, pero tenía el recuerdo de haberlo leído, aunque ahora, obviamente me he refrescado. Hice los deberes.
¿Habéis sentido la presión de adaptar a un personaje tan querido e importante en la historia del tebeo español?
D.R: Bueno, es que al final es un 50/50. En un lado de la balanza hay miedo y respeto. Incertidumbre. Pero cuando en el otro lado está el sueño de poder encarnar un personaje así, acompañado de un director como Javier y saber que vas a estar tan rodeado de talento, pues la balanza se decide. Respeto hay que tener, pero miedo no. Hemos hecho la mejor película que podríamos haber hecho. Hemos sido nosotros. Y estamos muy contentos, ahora esperamos que le guste al mayor número de gente posible.
Javier Ruiz Caldera: Yo primero sentí la ilusión de la luz verde del proyecto, y luego ya la responsabilidad. Lo hemos hablado mucho, y creemos que esto es un regalo que pocas veces sale en nuestro cine. Un superhéroe español, con efectos de este nivel… no sabemos si algo así va a volver a salir. Nos tiramos a la piscina y ahora a ver qué pasa. Ponemos nuestro hipotético talento y nuestro esfuerzo, pero si no hacemos estas cosas no nos dedicaríamos esto. Siempre hay un punto de tirarse al precipicio.
D.R: Somos los Thelma y Louise del cine español.
Ni bailo encima de la mesa cuando me dicen que soy el puto amo ni me meto en mi cuarto a escuchar el disco de Los Secretos cuando me dicen que soy un mierda. Al final vives con eso
Parece que os pone el riesgo.
J.R: Sí, a mí me pone, y en cada película que hago siempre hay un componente de no saber qué va a salir de ahí, pero eso me estimula y me pone las pilas.
D.R: Si no hay un puntito de riesgo siempre serás un 7, porque tienes las herramientas para no tropezarte, estás en el círculo de confort, pero los que nos dedicamos a esto tenemos que salir de ahí, porque si no nunca sacarás un 10. Puede que saques un 3, pero si no siempre sacas un 6 o un 7 y eso es aburrido.
J.R: Y si haces la media lo mismo te sale un aprobado que eso es la medianía.
D.R: Nos hubiéramos arrepentido de no arriesgarnos.
Después de Ocho apellidos vascos y de las tres galas de los Goya, vas y escoges el papel de Superlópez. Sólo la primera foto con el traje tuvo miles de comentarios, ¿cómo se vive con esa exposición tan grande?
D.R.: Bueno, lo voy llevando. Me gustaría que lo que sonara fueran las opiniones más profundas yu constructivas del trabajo de cada uno, pero tienes que vivir con ello y no te puede condicionar la turba, las redes sociales o la opinión. Para lo bueno ni para lo malo. Llevo ya unos años que si me dicen eres el puto amo o eres una puta mierda, uso la campana de Gauss, eso lo aparto yme quedo con la media de esas dos cosas. Ni bailo encima de la mesa cuando me dicen que soy el puto amo ni me meto en mi cuarto a escuchar el disco de Los Secretos cuando me dicen que soy un mierda. Al final vives con eso. Forma parte de la profesión.
No sé si esto tiene que ver también con algo que se dice mucho en la película, lo de que en España cuando uno destaca se le atiza con ganas.
D.R.: Sí, pero todos los que estamos en la peli, en todos los departamentos, todos a su manera lo han recibido a su manera.
J.R.: Es que lo vemos desde pequeños. Al que sacaba buenas notas se le ponía un apodo, era el empollón, y era carne de bullying, y eso sigue pasando. Si eres demasiado inteligente o talentoso puedes generar envidia, y tepuede perjudicar. Nosotros jugamos con eso, con que si eres un superhéroe aquí, pues mejor que no lo enseñes para no destacar, aunque al final hablemos de que da igual cómo seas, que hay que tirar para adelante.
En Tres bodas de más había uno de los gags más bestias que he oído en una comedia reciente. Aque de “rómpeme, rómpeme”. Viendo lo que ha pasado con Dani Rovira y la bandera, me pregunto si este gag se hubiera podido escribir ahora y cómo se sienten como humoristas y creadores respecto a la libertad de expresión.
J.R.: A mí me pone triste que en el humor haya que tener cuidado con lo que dices. Esto sólo pasa a nivel público, porque cuando te juntas con los amigos se siguen diciendo burradas. Es una parte importante de la comedia, y me entristece que ahora todo dependa de dónde digas algo para que pueda formarse esto. Hay que pasar de esto y tirar para delante. Es como en Súperlopez, si tienes un superpoder, pues apechuga.
Hay que hacer autocrítica todos, porque los que criticamos este mundo de los ofendidos luego nos damos cuenta de que los ofendidos somos nosotros, nos está entrando a todos por ósmosis
D.R.: Sí, bueno, es que parece que los cómicos somos ahora un colectivo desfavorecido, porque nuestra libertad de expresión parece que está encorsetada por según qué colectivos ofendibles. Pero cuando haces humor, eso es parte de la ficción también, y cuando hay una persona encima de un escenario haciendo un monólogo, un chiste o un sketch, eso es ficción que usa la realidad como herramienta para hacer comedia. Igualmente, yo siempre digo que hay muchos cómicos, igual que hay muchas películas, muchos peluqueros, muchos restaurantes y mucho de todo, así que consume lo que te guste, y lo que no, déjalo pasar que habrá gente a la que sí que le guste.
Hay que hacer autocrítica todos, porque los que criticamos este mundo de los ofendidos luego nos damos cuenta de que los ofendidos somos nosotros, nos está entrando a todos por ósmosis y hay que hacer autocrítca. Porque mientras alguien no vaya a tu casa a darte un guantazo físico... pues si algo te molesta, a mí también hay cosas de humor que me molestan, y cuando eso ocurre, pues me jodo, y dejo de consumir eso, pero no hago campaña para boicotearlo. Porque ya no es ni ir en contra del que lo hace, es que vas contra empresarios, cámaras y equipos que se ven perjudicados por algo muy absurdo.
J.R: Es que es imposible hacer comedia que guste a todo el mundo, no sería comedia.
D.R.: Sería una especie de discurso aséptico aburrido.