En todas las quinielas se señalaba a Lady Gaga como la gran favorita para hacerse con el Globo de Oro a mejor actriz de drama. Su papel en Ha nacido una estrella había sido aclamado por la crítica y por el público, pero finalmente la cantante no recibió el galardón. En una de las categorías más disputadas de la noche, en la que también estaban nominadas Nicole Kidman (Destroyer); Melissa McCarthy (¿Podrás perdonarme algún día?), Rosamund Pike (A Private War) y Glenn Close (La buena esposa) fue finalmente esta última la que recibió el premio.
Su discurso fue lo más emocionante de unos aburridos Globos de Oro, la antítesis a la edición del año pasado. Close, con un discurso de recuerdo a su madre, emocionó a los presentes y a todos los que estaban viendo la gala por televisión. Su breve intervención, entre lágrimas, homenajeó a la mujer que la trajo al mundo y quien le reconoció al final de su vida que siempre se había sentido eclipsada por su marido.
"Pienso en mi madre, que realmente se sublimó a mi padre durante toda su vida y a sus 80 años me dijo: 'Siento que no he logrado nada', y eso no está bien", dijo Close. "Creo que lo que he aprendido de toda esta experiencia es que las mujeres somos cuidadoras y eso es lo que se espera de nosotras. Tenemos a nuestros hijos y maridos y, sí tenemos suerte... Pero tenemos que encontrar realización personal. Tenemos que seguir nuestros sueños y decir puedo hacerlo y debería tener permitido hacer eso".
"Cuando era pequeña, sentí lo mismo que Mohamed Ali cuando creía que estaba destinado a ser un boxeador: yo estaba destinada a ser una actriz", continuó la actriz, para concluir de la siguiente forma: "Veía las primeras películas de Disney con Hayley Mills y me decía, '¡Yo puedo hacer eso!', y aquí estoy ahora. Cumpliré 45 años trabajando como actriz el próximo septiembre y no podría imaginar una vida más maravillosa".