Después de la criticada gala de los Goya de 2018, presentada por Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, este año la remontada era más que probable. El matrimonio cómico y gamberro de Silvia Abril y Andreu Buenafuente ha sido el encargado de darle personalidad y alegría a una fiesta maldita en la que se acaba lapidando a todos sus conductores. El resultado ha sido notable y los humoristas han salido triunfantes, pero ese poso de bochorno que acompaña cada año a la gala no ha podido desaparecer del todo. Aquí algunas de las escenas más innecesarias de la noche:
1. Broncano y Berto colgando del techo
Broncano, no cabe duda, es el hombre del momento. Sus extrañas e hilarantes entrevistas en La Resistencia tienen enganchados a millones de jóvenes. Todo lo que verbaliza cobra gracia: él es el protagonista de cada uno de sus programas, da igual quién sea el invitado… pero hoy no ha sido su noche. Su performance ha consistido en colgarse en el escenario de los Goya con un arnés, junto al humorista Berto Romero, y recordar constantemente el tirón que sentían en sus partes íntimas, allá donde la ingle.
Quizá lo peor ha sido cuando Broncano ha jugado a tenderle un Goya a la ganadora de Mejores efectos especiales, Laura Pedro, por Superlópez. “No se lo tires, que pesa la hostia, que le revientas las muñecas”, decía Berto. “Me está haciendo tope la polla con el arnés, perdonad, ¡me sudan las manos!”, ha señalado Broncano. “Sabemos que es vuestro momento, pero ya va...”. Mientras, Laura Pedro apenas podía emitir su discurso. Era interrumpida una y otra vez por sus bufidos de incomodidad -por el dichoso arnés-.
2. La tuna (inoportuna)
Sencillamente, un momento que nadie ha entendido y que nadie se ha molestado en explicar: ¿qué pintaba una tuna en los Goya? Mezclada, eso sí, con batucada y danza. Los usuarios de Twitter lloraban de risa bajo el lema: “-¿A que no hay huevos de meter una tuna en los Goya? -¿Que no? Cógeme el cubata...”.
3. El homenaje de Raúl Pérez
Momento escabroso: el actor Raúl Pérez ha interpretado al legendario Fernando Fernán Gómez lanzando una diatriba sobre las plataformas de vídeo con guiños a La lengua de las mariposas, una de sus películas más entrañables. El resultado ha sido escalofriante, sin hacer justicia ni al humorista ni al genio más cascarrabias del cine.
4. El semidesnudo gratuito de Silvia Abril y Buenafuente
El Goya al Mejor Diseño de Vestuario ha sido para Clara Bilabo por La sombra de la ley. El premio lo han entregado Silvia Abril y Andreu Buenafente en paños menores, literalmente. "El vestuario es muy importante en el cine, eh", ha dicho Abril, con un maillot color carne, mientras su compañero se quedaba en calzoncillos. No era necesario.
5. El 'in memoriam' en chándal
Buenafuente y Abril se habían vestido con camiseta y mallas -a cuento de la batucada-, pero no ha resultado apropiado que con ese atuendo divertido y desenfadado presentasen el 'In memoriam'. James Rhodes al piano.
6. El percance de Amaia
Uno de los grandes momentos de la noche de los Goya 2019 ha sido el error de Amaia Romero, de OT, justo antes de su actuación musical. "Vale, a ver, espera, que tenemos un problema. No se ha escuchado la claqueta o no sé qué ha pasado, pero hay un problema. Así que, por favor, si se puede quitar la música o algo... gracias", ha sonreído, también dirigiéndose a su antiguo profesor en la Academia Manu Guix, quien se aferraba al piano. Lo ha dicho de forma tan natural que hasta ha parecido un gag, un guiño del guion, pero no era así: era un patinazo real en su debut en los Goya.