Carles Puigdemont no pierde ni una oportunidad para hacer política. Cualquier sitio le vale, incluido un festival de cine. Esta vez ha sido la Berlinale, en la gala Cine for Peace, donde el documental en el que participa, Dos Cataluñas, estaba nominado en la categoría de Cine para la Paz y la Justicia, un premio paralelo que se entrega en el marco del certamen. El premio para un documental que siempre fue vendido como “objetivo” y que jugaba la carta de la equidistancia, fue aprovechado por el expresident para hacer política y para realizar un discurso que Netflix aseguraba que no se iba a producir.
Ante el revuelo provocado por su asistencia, la plataforma había intentado tranquilizar las aguas diciendo que no entregaría el premio y que no tomaría la palabra. Pero Puigdemont se rió en su cara y salió al estrado para dar el galardón al director Álvaro Longoria y empezar su discurso: "Mañana empieza en Madrid un juicio contra miembros del Gobierno de Cataluña, líderes sociales y el expresidente del Parlamento catalán por organizar un referéndum de independencia en nuestro país. Otros siete miembros del Parlamento y del Gobierno están viviendo en el exilio, en tres países europeos diferentes".
Desde el equipo del filme se sienten traicionados por el festival y ya se planea una nota de prensa para mostrar su descontento por haber politizado el acto. Tal y como ha podido saber este periódico, el equipo de Dos Cataluñas se enteró la noche antes, en la fiesta de nominados, que Puigdemont acudiría. Desde los premios les habían prometido que su presencia era testimonial, y que ni subiría al estrado ni hablaría.
A pesar de ello uno de los dos directores, Gerardo Olivares, prefirió no acudir a la gala y quedarse en el hotel en Berlín. Sabía que su imagen se usaría con fines políticos, y aunque no sabían si ganarían, temía que si eso ocurría, Puigdemont aprovechara el acto, tal como sucedió. Su compañero en la silla de dirección, y productor del documental, Álvaro Longoria, decidió acudir y confió en la palabra dada por el certamen. Finalmente se rompió el pacto establecido y el expresident subió al estrado, dio un discurso y entregó el premio a Longoria. Desde el filme se sienten utlilizados y personas cercanas al equipo aseguran a este medio que “están que trinan” y que ha sido “una encerrona por parte del festival”.
El documental “objetivo de Netflix
Cuanddo Netflix presentó a finales de septiembre del año pasado el documental Dos Cataluñas, se encargó de dejar claro que a través de directores y productores que su intención no era tomar partido ni posicionarse, sino acudir al origen del conflicto y que el espectador tomara sus propias decisiones. Jugaba la carta de la equidistancia, y ponía a Rajoy y Artur Mas como iniciadores de un conflicto que había explotado ahora.
A ambos se les acusaba de haber usado el sentimiento nacionalista, que no representaba ni un 15% entonces, como arma política para sacar rédito político. Uno, en el resto de España con el tema de la unidad del Estado; el otro, en Cataluña para perpetuarse en el poder a pesar de la sombra de la corrupción gracias al España nos roba.
"La intención del documental es que tengas la posibilidad de escuchar las razones del otro, que estén explicados todos los puntos de vista", explicaba Rafael Portela, productor del largometraje, junto a los directores Álvaro Longoria y Gerardo Olivares en un coloquio celebrado en Madrid. Sus directores afirmaban que uno de los grandes retos fue ser "lo más objetivos posible", pero también les preocupaba poder ofrecer un enfoque distinto, basado en entrevistas con "grandes actores políticos" pertenecientes a los partidos que concurrieron a las elecciones del pasado 21 de diciembre y con los que pudieron mantener conversaciones "más pausadas". Para ello hablaron con políticos de todos los lados del espectro político, así como con periodistas que daban su opinión sobre lo ocurrido.
La equidistancia planeada por la plataforma y los productores y directores ha volado por los aires en pleno Festival de Cine de Berlín, cuando Puigdemont ha aprovechado este premio para hacer política en pleno juicio del procés.
Puigdemont, figura vertebradora
Dos Cataluñas es la intrahistoria del procés desde la víspera del referéndum ilegal del 1-O hasta el balance de los resultados de las elecciones del 21-D. Es un relato coral, con multitud de voces y puntos de vista: desde los políticos responsables de la coyuntura hasta los analistas de los medios de comunicación. Longoria y Olivares meten su cámara en los coches de Puigdemont, Arrimadas, Romeva... Graban la campaña electoral y su resolución desde lo más hondo, revelando llamadas telefónicas y conversaciones por skype entre los que huyeron a Bélgica y los que permanecieron en España.
No es la de Puigdemont la figura que más protagonismo tenga en las dos horas de documental, pero todo se vertebra en base a él. El expresidente catalán comienza su relato —grabado a posteriori de todos estos hechos, con una cierta distancia— manifestando su convicción de que "Cataluña será un estado independiente, seguro, mientras se mantenga la democracia. El único modo que tiene el Estado español de impedir una consecuencia lógica de la evolución de las cosa es, o bien interrumpir la democracia, que lo ha intentado, o bien atreverse a hacer algo que no ha hecho en toda su historia: comenzar a entender que pactar no es de cobardes, no es de débiles".
A Puigdemont se le ve detrás de las cámaras en muchos instantes, se muestran sus reacciones tras intervenir por videoconferencia en un mitin de JuntsxCat —"es la única forma que tengo de participar en la campaña", dice resignado— o hablando con Jordi Turull sobre el nerviosismo "de los del 155", confesándole que todo va bien por Bélgica a pesar del "frío y las alergias". "Si después de todo lo que han hecho, a vosotros y a nosotros, como mínimo queda igual, hostia, es para pedirle explicaciones al señor Rajoy. Hostia: 'Usted ha hecho un daño impresionante, ha entrado aquí pagando, haciéndole daño a todo el mundo, y todo queda igual. Usted ya ha visto que el problema no se resuelve así'", manifiesta el expresident.
El documental también entra a analizar por qué Puigdemont se echó atrás en la decisión de convocar elecciones, presionado sobre todo desde ERC. "Veía que las consecuencias para Cataluña serían muy graves y que yo debía de hacer cualquier cosa para evitar la aplicación del 155", asegura. Hizo una serie de peticiones al gobierno español, como liberar a los Jordis, retirar a los 15.000 policías desplazados a Cataluña, reestablecer las finanzas de la Generalitat —algo que confirma Moragas, el jefe de Gabinete de Rajoy en la cinta—.
También revela Puigdemont lo que sintió, tras fugarse a Bélgica, cuando recibió la orden de detención europea por un delito penado con hasta 30 años de cárcel: "Nunca he tenido problemas con la ley, ni siquiera una multa de tráfico. No sé ni cómo reaccionar. Es algo que realmente me impacta".
Dos Cataluñas termina haciendo balance de los resultados de los comicios en los que las formaciones independentistas revalidaron su mayoría, y manteniendo esa visión "objetiva" de todo el documental, encadenando una sucesión de testimonios del periodista John Carlin, del hoy ministro de Exteriores Josep Borrell o de un alto cargo de la Unión Europea que llegan a la misma conclusión: el diálogo es la única manera de resolver la cuestión catalana, "empatía para volver a crear lazos afectivos".