En el cine la mayor parte de los espectadores se levantan en cuanto empiezan a salir los títulos de crédito. La película ha acabado, pero sin embargo en esos minutos de letras es donde aparecen los cientos de personas que contribuyen a que la magia ocurra durante un par de horas. Ya hasta las televisiones públicas cortan esa parte, amputando parte de la autoría de cada obra.
Si en cualquier filme de ficción hay cientos de nombres, en uno de animación la lista se multiplica. Para un sólo título se necesitan cientos y cientos de animadores para dar vida a nuestros dibujos favoritos. Para que Shrek mueva sus ojos se necesita el trabajo de varias personas. Cada gesto, cada detalle, está cuidado al máximo, y es un trabajo de chinos que realizan muchísimas personas en un trabajo en equipo que luego se pasa volando en la pantalla.
Cuando uno se fija en la lista innumerable de animadores de los grandes estudios, descubre muchos nombres españoles. Nuestro talento traspasa fronteras, y los principales estudios de animación se pelean por llevarse a los mejores. En Dreamworks, la casa que creó al ogro Shrek, a los animales de Madagascar y otros muchos éxitos, han estado años trabajando en Cómo entrenar a tu dragón, el cierre a una gran trilogía que ha emocionado a todo el mundo. La película se estrena el 22 de febrero, y es un salto de madurez en la franquicia, y el punto final perfecto a la historia de esta tribu vikinga y sus dragones.
Dentro del equipo que ha dado vida a Hipo, Desdentado se encuentran varios españoles. Dos de ellos, Albert Colomer y Ravi Kamble, han contado a EL ESPAÑOL desde la sede de la compañía en Los Ángeles cómo es trabajar en una saga tan querida. Colomer dio el salto a Dreamworks gracias al éxito de la película de animación española Planet 51, y desde entonces ha trabajado en éxitos como Madagascar 3, Kung fu Panda 3, o Bebé Jezafo. Kamble, nacido en canarias y de padres indios, era un apasionado de los dibujos desde niño, y tras trabajar en Justin y la espada del valor fue a la sede de Dreamworks en India donde comenzó su vinculación con Los pingüinos de Madagascar
En 2018, tras pasar unos meses por Londres en el estudio The Moving Picture Company como desarrollador de personajes en la próxima Pokemon, Detective Pikachu, Ravi consiguió finalmente volver a Dreamworks , donde también ha estado en el equipo de animadores de Cómo entrenar a tu dragón 3.
Ambos pertenecen a la categoría de animadores, y su función es clara: “dar vida a los personajes”. Una especia de dios tecnológico para la que ellos mismos se graban como referencia y que todo sea creíble. “La forma de trabajar se asemeja mucho a tener un maniquín con cuerdas, y a través de controles digitales vamos creando movimientos creíbles, las expresiones de los personajes, las emociones… Lo que es la interpretación”, explica Ravi Kamble. Para Cómo entrenar a tu dragón tuvieron hasta un curso para “aprender a volar” de tres semanas, en las que aprendieron todo para que luego los dragones despegara, se movieran y aterrizaran de forma realista
Tres segundos a la semana
Una película de animación se consume en hora y media, pero se ha trabajado en ella durante años. Mientras que un filme de acción real puede rodarse en cuatro semanas, un animador hace tres segundos en aproximadamente siete días. “Eso significa que si después de una semana trabajando en esos tres segundos, luego al director no le gusta, parece que has tirado esa semana y sólo por tres segundos, es un trabajo muy minucioso, muy lento, y hay mucho recorrido emocional en cada proceso”, apunta Colomer.
Es un trabajo donde estás muy expuesto a recibir feedback. Si eres reacio a recibir críticas es muy difícil ser animador. Hay que estar abierto
En ese ambiente es fundamental el trabajo en grupo, preguntar y repreguntar hasta que todo está perfecto. “Es un trabajo donde estás muy expuesto a recibir feedback. Si eres reacio a recibir críticas es muy difícil ser animador. Hay que estar abierto, porque los planos que tienes parece que no son exactamente tuyos, pero es un trabajo en equipo”, explica el animador que ya desde pequeño veía los clásicos de Disney y se preguntaba cómo se hacían esos dibujos.
Tanto Albert Colomer como Ravi Kamble ya no pueden ver una película de animación sin colocarse en el lugar del artista que lo ha creado. “Es un problema, que vemos las películas y desconectamos todo el rato, no la vemos cómo se debe ver, y su has trabajado en ella es todavía peor, porque no ves planos, ves a los animadores que los han hecho y te acuerdas de todo lo que has vivido”, dicen entre risas.
La animación vive una época de oro. Las películas arrasan en taquilla, y cada vez más países apuestan por la técnica como motor de empleo y de nuevas producciones, algo que para los animadores españoles es muy positivo y que se ha visto potenciado por las plataformas de streaming. Una competitividad que, además, influye en la exigencia que estos artistas ponen en su trabajo, y que hace que las películas tengan una calidad cada vez mayor tanto en lo narrativo como en la animación, donde estos ‘titireteros’ dan vida a dragones, humanos y cualquier cosa imaginable.